Valencia

El «Inmundo» por Alfonso Usía

La Razón
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Se celebraba el Consejo de Administración de un gran banco, preparatorio de la Junta General. El último de un ilustre consejero que había permanecido en el Consejo durante cuarenta años. El Presidente se emocionó al despedir, con sentidas palabras, al compañero que se jubilaba. Le hizo entrega de una bandeja de plata con la firma grabada de todos los consejeros. El homenajeado se sintió obligado a agradecer tanto cariño y afecto con un breve discurso. No fue otro que el que sigue: «Gracias, queridos amigos. Cómo sabéis, la flota pesquera de Bermeo está de nuevo faenando en la mar». Y no dijo más. No obstante se aplaudió con calor semejante tontería, y el Presidente disculpó al consejero jubilado: «Cosas de la edad».

En un mitin de la tercera edad del PSOE en Valencia, al que asistió y en el que intervino Felipe González, no se habló del paro, pero sí de «El Mundo». No del mundo global, sino de «El Mundo» periódico de la mañana. Con ademanes frenéticos, y esa sonrisa que el ilustre penalista José María Stampa Braun, ya fallecido, describió como «la sonrisa del rencor», González arremetió contra el citado diario y su director, Pedro J. Ramírez. Se autoproclamó héroe cuando reveló ser el solitario español que no le tiene miedo a Pedro Jota, «que lo único que hace es un periódico que no es "El Mundo"sino el inmundo». Ingenioso juego de palabras. Una gran ovación celebró sus ingenios. No venían a cuento. Menos aún que la referencia emocionada a la flota de Bermeo, de nuevo faenando en la mar. Sólo separa una tontería de la otra. Que Rubalcaba no disculpara con un «cosas de la edad» la bobada correspondiente.

Me opongo a la exclusividad del heroísmo de Felipe González. Adelanto que siento un gran respeto y afecto por Pedro J. Ramírez, al que tengo como un periodista excepcional. Me he dejado querer por él en diferentes ocasiones y por las razones que sean no he caído profesionalmente en sus brazos. Y adelanto también que voy a seguir resistiendo sus irrebatibles encantos profesionales porque me encuentro muy cómodo, feliz y a gusto donde estoy. No obstante, el rencor del heroico González no puede llevarle a la estupidez de insultar a un periódico formidable, y desaprovechar un mitin de partido para despreciar a un periodista que es la referencia profesional de muchos años hacia acá. Como si esa patada errada concediera votos.

«El Mundo», además de grandes columnistas y redactores es el periódico que sacó a la luz el escándalo del GAL, el terrorismo de Estado, por el que González anduvo sin mancharse. Lo hicieron otros por él. Y «El Mundo» es el que nos regala cada día nuevas noticias de José Blanco y sus mejunjes y tejemanejes con empresarios gallegos. Ahora se ha sabido que el fiscal también ve delito en los favores que Blanco hizo a un tal Orozco, generoso distribuidor de chorizos, escrito sea sin mala intención. Y a González le ha emergido el rencor, los malos recuerdos del GAL, sus tribulaciones del pasado, y su derrota final ante José María Aznar.
Por último, Pedro Jota hace muchas más cosas que dirigir «El Mundo». Entre otras, haber escrito un libro extraordinario, «El Primer Naufragio», de obligada lectura hasta para González. Un libro de una calidad en el manejo de la documentación y del lenguaje comparable con «La Fiesta del Chivo» de Vargas Llosa o «Un día de Cólera» de Arturo Pérez Reverte. Pues eso. «Cosas de la edad». Y aquí sigo, feliz en «La Razón».