España
Murteira Grave modelo ganadero en el campo luso
El campo bravo portugués se ha quedado huérfano de padre ganadero. Joaquín Manuel Murteira Grave fallecía la noche del pasado jueves en la localidad lusa de Évora a los 90 años de edad por un derrame cerebral que no logró superar. Sin embargo, su leyenda sigue viva. El corazón «Murteira» del ganado luso sigue latiendo gracias al esfuerzo del criador de toros portugués que hasta sus últimos días ha vivido por y para el campo. Por y para el toro que ha creado a base de una dedicación propia de los ganaderos, horas que no entiende de días, de noches ni de festivos.
Más de medio siglo al frente de una aventura que empezó en 1958 con un lote de Ramos Paúl, antes Villamarta, y que había adquirido por Ignacio Sánchez de Ibargüen. Joaquín Murteira eliminó esas reses adquiridas y comprar vacas y sementales a Juan Guardiola Soto, antes Parladé y Samuel Flores. A esos lotes, el ganadero le añadió ejemplares de Pinto Barreiros, que formaban parte de su ganado bravo desde 1944. Treinta años más tarde, entraron en su propiedad dos sementales de Carlos Núñez, de procedencia Rincón, y en 1985 introdujo otro toro de José Luis Vasconcellos, antes Coimbra, de la línea Tamarón.
Dos años más tarde, compró un semental con el hierro de Francisco Riverra «Paquirri», de procedencia Núñez y Villamarta, y en 1994 agregó a su ganado dos sementales de Juan Pedro Domecq Solís. Finalmente, en 1995 adquirió treinta vacas y un semental de Herederos de Carlos Núñez que se llevan por separado. Todas ellas unas aportaciones que le permitieron dar forma y fondo al toro que tenía en su mente, un animal corto de manos, caído de cuartos traseros, de pitones finos y blanquecinos muy desarrollados. Unos ejemplares cuyo principal encaste es Gamero Cívico-Guardiola Soto con algunos rasgos de Parladé.
Una de las últimas comparecencias importantes de Murteira Grave fue el pasado mes de julio en la primera de las novilladas nocturnas de Las Ventas (Madrid), donde los utreros de divisa azul y amarilla desarrollaron nobleza y temperamento marca de la casa. El carácter conseguido a base de sacrificio y de mantener unas líneas claras en la selección. Impresión de personalidad en el toro bravo que va a continuar a manos de Joaquín Grave hijo, veterinario y forcado retirado que dirigirá las riendas del ganado Murteira en la finca «La Galena», cerca de la frontera española. Un ganado que ha conseguido triunfos en Portugal, España y Francia.
Familiares, amigos y personalidades del mundo del toro pudieron despedirse ayer del ganadero luso en el funeral que tuvo lugar en la iglesia que posee la familia en su finca de Évora. Esta mañana, el cortejo fúnebre ha sido trasladado a la localidad portuguesa de Elvas para ser incinerado.
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