
Opinión
El diario de Amilibia: El Apolo, guerra y paz
Solo el Apolo cuántico es capaz de vivir dos amores o más a la vez en su maratoniana resistencia

El Apolo de la Moncloa está en Kiev con motivo del tercer aniversario del comienzo de la guerra en Ucrania. Es soldado de Zelenski por un día. Según mis estrategas geopolíticos de cabecera, ahí el Apolo le ha comido la tostada a Feijóo: no sabemos con claridad si el gallego es un poco o nada trumpista, si sube o baja la escalera del acuerdo con Trump en algunas cosas y el desacuerdo en otras. Es difícil estar de acuerdo con Trump, a no ser que te desayunes por la mañana un litro de orujo, algo que no hace Alberto habitualmente, creemos. Pero el disloque del yanqui puede servirle, dicen, para distanciarse de Vox, completamente "trumperizado", pero sin olvidar, ay, la vieja copla de su sempiterna cruz: "ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio".

Solo el Apolo cuántico es capaz de vivir dos amores o más a la vez en su maratoniana resistencia. Por ejemplo: liderar la oposición a Trump y a la vez gobernar con partidos pro Putin como Sumar, Bildu, ERC… Más: puede viajar a Ucrania como paloma de paz (o palomo pro Zelenski) y al mismo tiempo estar en guerra con las palomas en la Moncloa. No es una metáfora: el pasado diciembre la Secretaría General de Presidencia del Gobierno licitó un contrato por valor de 18.138 euros para erradicar la plaga de palomas que sufre la residencia del Apolo. Cuentan que el presi estaba harto de que le cagaran cuando salía a correr por los jardines. Emplean aves rapaces para el exterminio. Los premios Ig Nobel, la versión coñona de los Nobel, premió un estudio sobre la viabilidad de utilizar palomas mensajeras para guiar misiles, alojándolas vivas en su interior. El Apolo cuántico puede ser a la vez en Kiev paloma/guía de misiles y paloma picassiana. Guerra y paz.
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