Nueva York
Guerra de faldas, Murdoch contra Blair
Tony Blair no ha perdido sus habilidades. Sigue siendo aquel político que engatusó durante tres elecciones a los británicos con esa capacidad de sonreir ante la cámara pasara lo que pasara de puertas adentro en Downing Street. Es cierto que el que fuera líder laborista ya no vive en el famoso Número 10, pero en el Reino Unido su vida sigue dando mucho de qué hablar. Sobre todo, si hay sexo, poder y escándalo de por medio, los ingredientes que nunca fallan a la hora de cocinar a fuego lento una suculenta exclusiva en la prensa sensacionalista. Y ¿puede haber más escándalo que Blair se hubiera acostado con la mujer de Murdoch, el hombre que controla la prensa más influyente a ambos lados del Atlántico y que tanto le ayudó a convertirse en primer ministro?
En Londres, Nueva York y Sydney no se habla de otra cosa. El británico «The Daily Mail» fue quien destapó la noticia, aunque bien es cierto que el rumor circulaba hace tiempo en los pasillos de Westminster: la relación de amistad entre Rupert Murdoch y Blair –dos de los hombres más poderosos del plantea– se ha roto después de que el magnate australiano haya descubierto el supuesto «affaire» del político con su ex mujer, la china Wendi Deng, de la que se divorció apenas hace unos días.
El titular es tan potente que no deja de generar reacciones. Y en parte tiene su gracia. El magnate –posee el «Wall Street Journal», «The Sun», «The Times» y «The New York Post»– es famoso por haber pinchado los teléfonos de «celebrities» y «royals» para conseguir sus grandes portadas, pero ahora resulta que eran los móviles de su esposa y su mejor amigo los que le hubieran proporcionado la exclusiva del año. Murdoch tuvo que cerrar la publicación más vendida en el Reino Unido –el dominical «The News of the World»– después de que se demostrase que sus redactores espiaban, con autorización de sus superiores, a los personajes de plena actualidad para acceder a los datos que luego hacían las delicias de sus lectores. Muchos descartan que a su propia mujer le pusiera también vigilancia secreta, pero otros aseguran que, sin pruebas, el poderoso empresario no habría acusado tan tajantemente a la pareja de supuestos amantes.
De ser cierto lo que publica «The Daily Mail», Blair y Wendi habrían pasado la noche en la mansión que Murdoch tiene en California en dos ocasiones. Además, también habrían tenido lugar numerosos encuentros en Londres y Nueva York. Aunque, de momento, no hay comunicado oficial por el dueño del rotativo «The Times» un amigo asegura que «no tendrá ya nunca nada que ver» con el que fuera primer ministro.
Por eso, esta semana, cuando Blair acompañó a Zapatero en Madrid para la presentación de su libro, todos los ojos estaban puestos en él: era la primera vez que aparecía en público desde que se destapó el escándalo. Y ¿qué hizo? Sonreir y dar rienda suelta a esa telegenia que tanto domina. Aunque ni siquiera en Londres ha querido pronunciarse, fuentes de su entorno niegan las acusaciones de Murdoch, al que acusan de tener «delirios de un hombre triste y viejo». Según «The Mirror», la que se encuentra más afectada es Cherie Blair, pero no precisamente porque sufra un ataque de celos, sino porque defiende a capa y espada a su marido y se siente ultrajada ante las sospechas que se ciernen ahora sobre él. «No creo en estos rumores. Su matrimonio es fuerte», dice un amigo. «Blair estuvo con Murdoch días o semanas antes de que se anunciara el divorcio y no hubo ninguna señal que indicara que algo iba mal entre ellos», dice otra persona del entorno laborista.
El magnate y su ya ex mujer llegaron a un acuerdo de divorcio el pasado 11 de noviembre con el que pusieron fin a 14 años de matrimonio. La separación hacía presagiar lo que sería una de las rupturas más millonarias de la historia. Sin embargo, la fortuna del australiano, de 82 años estaba blindada, ya que antes de contraer matrimonio había hecho firmar a su amada un acuerdo prematrimonial. Al fin y al cabo, para él es el tercer divorcio y de todo se aprende en esta vida. En el anterior con Anna Torv, su segunda mujer, ésta logró quedarse con 1.275 millones de euros en 1998, tras 32 años de matrimonio. Aún así, Murdoch le ha cedido a Wendi el impresionante piso que poseían en la Quinta Avenida donde ella vive con sus dos hijas –Grace Helen, de 11 años, y Chloe, de 10– y la casa que ambos tenían en Pekín, capital del país de origen de ella.
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