Orgullo LGTBIQ+
Pablo Alborán y Xuso Jones o cómo reivindicar su sexualidad
Hablamos con un experto sobre la presión que sienten algunos famosos a salir del armario y cómo lo hacen
«Es el amor de mi vida, por supuesto, y espero que dure para toda la vida». Con estas palabras se refería esta semana Xuso Jones a su marido, con quien se casó a finales de mayo, coincidiendo con el mes del orgullo LGTBIQ+. Era la primera vez que el cantante, influencer y humorista se refería públicamente a su pareja, un hombre «anónimo que no tiene ni cuenta de Instagram ni Facebook ni nada» y que así quiere permanecer.
A estas alturas de siglo la sexualidad de cada uno debería resultar bastante irrelevante, pero fueron muchos los que manifestaron su sorpresa ante el hecho de que Jones se hubiera casado con un hombre. «Quiero interponer una queja ante el boletín oficial del colectivo debido a que nadie me había informado nunca del hecho de que Xuso Jones es del club», comentó Juan Naranjo, un influencer y activista LGTBIQ+.
El artista murciano abordó el asunto con naturalidad, respondiendo a las preguntas de la prensa y sin un ápice del dramatismo o tremendismo que se ha visto en otras ocasiones, como en los comunicados emitidos por Ricky Martin o Pablo Alborán para «anunciar» su homosexualidad. En el caso del cantante español, fueron muchos quienes cuestionaron la necesidad de lanzar su mensaje con un tono tan serio o de matizar que «no pasa nada, la vida sigue» tras declararse gay. Por supuesto que no pasa nada.
Ante estas dos formas tan diferentes de abordar públicamente su sexualidad, cabe preguntarse si hay una forma «correcta» de que los famosos salgan del armario. «Tienes que saber quién eres, a qué te dedicas y qué espera el consumidor de ti. La naturalidad es la forma más correcta de hacer cualquier cosa en la vida, y si hablamos de la vida privada de un personaje público, aquí gana mucho cómo seas capaz de hacerlo», comenta a LA RAZÓN Santiago de Mollinedo, experto en imagen pública de Personality Media.
Además, señala que «no podemos poner la vida privada por delante de cualquier profesión, pues es en este punto donde tu imagen se puede ver afectada», y pone un ejemplo concreto, el de Ricky Martin: «Teníamos un cliente en México con el que el artista tuvo contrato muchos años, que se iban renovando, y siempre ese mes que tocaba firmar, surgía la misma pregunta: ¿en qué punto está su imagen? Gracias al estudio de imagen que hacemos en México desde hace 10 años, veíamos que sus datos no se movían. Fuimos demostrando que el consumidor no estaba dando relevancia a su condición sexual, que tanto preocupaba a la directiva, y el público premiaba más sus éxitos profesionales que su vida privada, manteniendo una imagen impecable y muy valorada en Latinoamérica por los consumidores».
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