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Camilla Parker: 75 años y mucho que celebrar con el príncipe Carlos
Camilla: «Puede que no lo creáis, pero he intentado mantener oculto el hecho de que voy a cumplir tres cuartos de siglo y, como podéis ver, he fallado estrepitosamente». La audiencia de cortesanos que llenaba el pasado martes el salón del exclusivo National Liberal Club de Londres acompañó con aplausos y las obligadas sonrisas cómplices el discurso de la futura reina consorte, protagonista de un almuerzo que ella convirtió en la celebración anticipada de su 75 cumpleaños (el 17 de julio). Muy cerca de ella escuchaba complacida la responsable de que hoy Camilla de Cornualles sea un referente sólido y popular de la monarquía británica, pero también del largo y tortuoso camino que la ha conducido finalmente hasta el trono. Lucia Santa Cruz, historiadora chilena y su amiga casi desde siempre, fue la que en 1971 tuvo la feliz idea de presentar a la extrovertida Camilla Sand al príncipe de Gales. Ocurrió durante una cena de gala en la embajada de Chile. Fue Santa Cruz quien les mencionó que la bisabuela de ella y el tatarabuelo de él habían sido amantes. «Ahora tenéis que mezclar vuestros genes», les dijo divertida. Y pronto imitaron a sus antepasados, aunque con la debida distancia que separa la sangre azul de la simple bermeja.
Comenzó entonces una biografía común que transitó al principio por la aireada discreción de los romances reales, que continuó en un adulterio acallado cuando el cornudo era el marido y que tiempo después explosionó en un escándalo nacional cuando la traicionada fue la princesa Diana. Camilla se convirtió entonces en anatema en Buckingham y en la Jezabel que emergía, para la mayoría de los británicos, como la maléfica influencia de un heredero ya viudo y mancillado por su pecado.
«Fui examinada durante tanto tiempo que al final tuve que encontrar una manera de vivir con ello. A nadie le gusta que le observen todo el tiempo y, ya sabes, que le critiquen. Pero creo que al final me levanté y seguí adelante. Tienes que seguir con tu vida», reconocía la duquesa en una reciente entrevista en «Vogue».
Han sido dos largas décadas demostrando una inusitada capacidad de encaje para lograr lo que siempre quiso desde esos días que comenzaron en la embajada de Chile: pasar su vida junto a Carlos. Desde un estudiado perfil bajo, fue ganando espacio para acomodarse en la foto de familia sin molestar a la opinión pública, y de puertas para dentro terminó por mutar con su carácter sensible y empático a la madrastra malvada en la amiga amable que es hoy para Guillermo y Enrique. El afecto y reconocimiento de Isabel II se los ganó hace años, pero fue el pasado febrero cuando la soberana lo expuso ante el país expresando su deseo de que Camilla obtenga el título de reina consorte y en junio nombrándola Dama Real de la Orden Más Noble de la Jarretera, la orden de caballería más importante del Reino Unido. En pocos cumpleaños como este Camilla ha tenido tanto que celebrar.
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