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Maldito parné: familias rotas por una herencia millonaria
Grandes legados de aristócratas, artistas o conocidos empresarios han acabado enfrentando a sus herederos por el control de sus fortunas. La herencia de Paquirri no es la única que ha llevado a sus familiares a los tribunales.
Como dice el refranero español, siempre sabio y acertado, “El que deja herencia deja pendencia”. Las riñas, las discusiones o incluso, los conflictos judiciales, son casi inevitables cuando a la muerte de nuestros seres más queridos llega el momento de repartir su herencia. Son muchas las familias de personajes conocidos que se han roto a raíz de sus muertes y que no han vuelto a recomponerse. Sagas incorruptas al paso del tiempo han visto han visto como todo se viene abajo en el momento de abrir un testamento.
Los conflictos hereditarios entre los Pantoja y los Rivera vienen de lejos, concretamente desde que en 1984 el torero Francisco Rivera perdiera la vida en la plaza de toros de Pozoblanco y dos años después, se repartieran su legado. Pero no son los únicos famosos que han visto como se rompían sus lazos familiares por dinero. Hoy recordamos otras herencias envenenadas de grandes artistas españoles que provocaron un distanciamiento entre sus herederos y generaron grandes polémicas.
Rocío Jurado y Rocío Dúrcal; dos artistas fallecidas prematuramente, dos viudos famosos y seis hijos para repartirse su impresionante patrimonio
El 2006 fue el año de la muerte de dos grandes estrellas de la canción española: Rocío Jurado y Rocío Dúrcal morían de cáncer, dejando a su prole y a sus viudos tan devastados como enfrentados a costa de una herencia millonaria. Aunque ambas estaban casadas y tenían tres hijos, las circunstancias familiares fueron bien diferentes, lo que marcaría las diputas entre sus herederos.
En el caso de Rocío Jurado, casada en segundas nupcias con el acaudalado torero Ortega Cano, la chipionera no dudo en nombrar heredera universal a Rocío Carrasco, su única hija biológica, en detrimento de Jose Fernando y Gloria Camila, los dos hermanos que adoptó junto al diestro en Colombia. Así legó la legítima, un tercio de sus bienes, valorados en unos 7 millones de euros, a sus tres hijos pero a Rociíto, le concedió el tercio de mejora que incluía su patrimonio musical.
El mas perjudicado de su herencia fue su segundo marido, José Ortega Cano, que se quedó con la finca La Yerbabuena y la ganadería que ambos compraron juntos, y a quien negó el usufructo o la cuota viudal que le correspondía por derecho. Sólo su señorío y su desahogada economía impidieron que el torero impugnara un testamento que dejaba desfavorecidos a él y a sus dos hijos. Aceptó con clase las últimas voluntades de su adorada esposa que favorecían a Rociíto y que dejaba colocados a todos los Jurado, sus hermanos, Amador y Gloria, e incluso a su secretario personal, Juan de la Rosa, a quienes legó el tercio de libre disposición. Pero ni la generosidad de “la más grande” ni la actitud conciliadora de Ortega Cano, iba a impedir que, tras su marcha, la familia terminara rota.
Rocío Dúrcal fue más generosa que su tocaya y colega con su marido, el también artista Antonio Morales Junior, cuando falleció. Le dejó 900.000 euros, casi lo mismo que tuvieron que repartirse cada uno de sus tres hijos, Carmen, Antonio y Shaila. A los 350.000 euros que heredaron en efectivo, las chicas se repartieron además sus importantes alhajas. Su madre en vida ya había donado a sus hijos parte de su patrimonio inmobiliario. Una de las joyas inmobiliarias era la casa familiar de Torrelodones en la que seguiría residiendo hasta su muerte Junior.
Pero el problema vino cuando uno de sus hijos, Antonio, descubrió que el testamento de su madre no incluía las propiedades que tenía en el extranjero y decidió, con su hermana Carmen, llevarle ante los tribunales. Después de tres años de disputas, en 2011 llegaron a un acuerdo amistoso de manera extrajudicial gracias a la mediación de Shaila, la más pequeña de la familia, que consiguió que se reconciliaran antes de la muerte de Junior, en 2014.
Lina Morgan y Encarna Sánchez, al no tener hijos, legaron sus fortunas a polémicos allegados
Tampoco dejaron de ser controvertidas otras herencias como las de la humorista Lina Morgan o la locutora Encarna Sánchez, a pesar de que ambas mujeres murieron sin dejar descendencia. La única heredera de la amiga de Isabel Pantoja, Clara Súñer, una vieja y desconocida amiga de la locutora, prefirió no emprender acciones legales ante el maná que le caía del cielo en forma de mansiones, fincas y chalets aunque hubiera desparecido el dinero en cuentas suizas o las carísimas joyas u obras de arte de la periodista.
El 19 de agosto de 2015 la muerte de Lina Morgan, una mujer extremadamente discreta con su intimidad, convertía en multimillonario a su chófer y persona de confianza, Daniel Pontes. Su herencia, valorada en 40 millones de euros, incluía un teatro, pisos, joyas, obras de arte y dinero en cuentas corrientes. Tenía 78 años, nunca tuvo hijos y no se le conocían amores a excepción de su adorado hermano, Jose Luís, que junto a Julia era la única familia con quién tenía relación. Muertos los dos, y sin apenas contacto con el resto de su familia, Lina decidía hacer heredero universal a la persona que la cuidó durante los últimos años de su vida en detrimento de sus familiares.
El mítico Camilo Sesto falleció en 2019 dejando una fortuna que podría tener funestas consecuencias para su único heredero
Camilo Sesto fue otro de los grandes de la industria del entretenimiento española que se fue dejando un legado multimillonario. Murió de manera inesperada, a los 72 años, el 8 de septiembre de 2019 a causa de los problemas renales que padecía. Aunque nunca llegó a casarse, tuvo un hijo con una de sus fans, Lourdes Ornellas con quien, a la hora de su muerte, apenas tenía contacto. Camilín, fue nombrado el único legatario de una fortuna administrada por la mano derecha del cantante, a quien la madre de su hijo acusó de administración desleal. Sin embargo, el heredero decidió no acudir a los tribunales dándose por satisfecho con los más de 8 millones de euros en propiedades inmobiliarias que le correspondieron y una cuenta corriente boyante como resultado de los ingentes ingresos del artista por sus derechos de autor.
Pero a pesar de que en este caso no hay que batallar con otros herederos, Camilín lucha contra sus propios demonios. Las declaraciones de su madre confesando los problemas de adicciones que arrastra su hijo desde su adolescencia, alertan de las funestas consecuencias que podría tener para él su millonaria herencia. Una vida descontrolada que ya está teniendo consecuencias. El patrimonio recibido, como el chalé de Torrelodones que heredó de su padre y en el que reside actualmente, está cada día más deteriorado y, según cuenta Lourdes Ornellas, teme que su hijo no sea capaz de gestionar su fortuna.
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