Advertencia

Todos contra el "cupo catalán"

Page, López Miras y Mazón se conjuran para conseguir que Sánchez dé el «ok» a un fondo de nivelación para las comunidades hasta que se apruebe la reforma de la financiación autonómica

Reproches por parte de todos los presidentes autonómicos. Es el balance que presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha podido llevarse de la ronda de reuniones que mantuvo ayer en Moncloa. El líder del Ejecutivo no está logrando calmar el malestar existente entre las comunidades con el acuerdo entre PSOE y ERC para una financiación singular para Cataluña. Era el objetivo de esta ronda de reuniones bilaterales con cada uno de los presidentes autonómicos del país, rebajar el malestar al que se unen tanto presidentes del PP como del PSOE y «contentar» a las comunidades con compromisos de la política doméstica en el corto plazo. A pesar de algunos avances en este sentido, los presidentes regionales no se han dejado embaucar por preacuerdos y siguen denunciando la «desigualdad» generada por el pacto alcanzado entre el PSC y ERC con el cupo catalán.

La jornada de ayer era una de las más difíciles para el presidente del Gobierno, puesto que después de meses de oposición a través de los medios a la política de cesiones del Ejecutivo con ERC, Junts y Bildu, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, acudía a Moncloa para trasladar en persona su rechazo. Junto a él, el jefe del Ejecutivo murciano, Fernando López Miras, y el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, quienes también elevaron la voz contra el acuerdo catalán.

Y la dureza del dirigente manchego volvió a resonar en Moncloa unida a la voz de los presidentes autonómicos de Murcia y Valencia que, al unísono, advirtieron a Sánchez de que no permitirán un acuerdo en el que Cataluña sea la comunidad más beneficiada.

El dirigente castellanomanchego, que estuvo dos horas reunido con Sánchez en Moncloa, rechazó el acuerdo entre el PSC y ERC, denunciando que saca a la comunidad del régimen común y advirtió de que no lo acepta «como base de negociación» para empezar a abordar la reforma de la financiación autonómica. El presidente y compañero de partido no compró el discurso de Moncloa, que señala las bonanzas del pacto, y avisó de que el acuerdo para hacer presidente de Cataluña a Salvador Illa es «un concierto como la copa de un pino». Advirtió, además, de que es «imposible» que los diferentes presidentes autonómicos puedan «entenderse» con quienes «están influyendo en el Gobierno» durante la legislatura. Fue muy gráfico respecto al reciente pacto alcanzado por el Gobierno con Bildu para reformar la Ley de Seguridad Ciudadana: "Es como pactar la ley contra incendios forestales con un pirómano".

«Hay que llamar a las cosas por su nombre», señaló para después advertir de que el acuerdo catalán es «contrario a los principios de la izquierda», supone «dar vuelta por completo al modelo constitucional y federal» y «contraviene los principios más fundamentales de la equidad y la igualdad». Page dejó claro su «no» rotundo a «trocear en 17 la economía» y advirtió de que el documento firmado con Cataluña «es inadmisible». Por ello, propuso a Sánchez olvidarse del pacto fiscal catalán y negociar una alternativa de la que salga un debate «multilateral entre todas las comunidades».

Además, denunció que este pacto con ERC, la izquierda lo hubiera rechazado si se hubiese alcanzado con la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso. En su entorno aseguran que el pacto catalán no se cumplirá y aseguran de que no cuenta Sánchez con una «mayoría» para aprobarlo en el Congreso cuando llegue la reforma de la financiación singular. Además, propuso a Sánchez negociar una ley de armonización fiscal para evitar el «dumping fiscal» entre comunidades.

El tono de García-Page volvió a ser del todo desafiante contra la gestión del presidente del Gobierno, aunque prometió no alimentar un «choque institucional» «No vengo con una bomba lapa a La Moncloa», en referencia a lo que a su juicio esperaba el PP por sus discrepancias con el Ejecutivo de Sánchez. En su entorno rechazan que el presidente pidiera a su compañero «rebajar el tono» y aseguran que Page dice en público y en privado lo que piensa.

El rechazo al cupo catalán pudo escucharlo Sánchez también de la boca de los presidentes López Miras y Mazón. Confirmaron ambos que salían de la reunión con las mismas sensaciones de preocupación ante dicho pacto. «No me ha dado detalles sobre el acuerdo catalán. Me ha asegurado que no rompe el principio de solidaridad, algo que es imposible afirmar», denunció Miras para después reconocer que sale de la cita «igual de preocupado» por el acuerdo de financiación singular al poder «constatar personalmente que lo va a llevar a cabo». El presidente de la Comunidad Valenciana, dijo que el jefe del Ejecutivo central le había trasladado que es una «buena oportunidad para todos», a lo que él contestó que es «la peor oportunidad para todos».

La cita si sirvió para que Sánchez se abriera ayer para negociar de forma «multilateral» la reforma de la financiación autonómica, tal y como reclamó desde el principio el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, quien pidió a sus barones «negociar juntos lo que es de todos». Además, el presidente del Gobierno se comprometió a abordar la reforma del sistema de financiación autonómica en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y, esto último es lo más novedoso, en la Conferencia de Presidentes, tal y como confirmó el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres. Hasta ahora, el Ejecutivo no había cedido en esta reclamación del PP.

Los tres presidentes autonómicos exigieron a Sánchez la creación de un fondo de compensación hasta que se apruebe definitivamente la reforma de la financiación, algo que esperan conseguir. «El presidente se lo apuntó», aseguró Mazón. En el caso de Murcia, estaría cuantificado en 2.300 millones de euros en cuatro años, y en el Valencia, en 1.700 millones de euros anuales en esta legislatura. Menos optimistas se han mostrado con la idea de que se pueda abordar una condonación de la deuda, puesto que no sería efectiva si no se reforma el sistema.