Rearme

El Gobierno se da hasta junio para fijar el aumento del gasto en Defensa

Esperará a la cumbre de la OTAN, mientras mantiene su intención de esquivar al Parlamento

Patada hacia delante. Pedro Sánchez no se salió del guion previsto y evitó cualquier concreción sobre sus planes inmediatos para elevar el gasto en Defensa. Tras una jornada maratoniana, siete horas y nueve reuniones después, el presidente del Gobierno no aportó especificidad alguna sobre la hoja de ruta para cumplir los compromisos adquiridos y acelerar la inversión militar hasta coronar la cima del 2% del PIB. Esta fue la crítica sistemática que le hicieron todos los portavoces que desfilaron por La Moncloa y que consideraron que la cita era una cuestión más de forma y «protocolaria», que, de fondo, con un contenido tasado que someter a su consideración.

Como único referente temporal, el presidente se fijó el mes de junio, cuando se celebrará la cumbre de la OTAN en La Haya, para poner al día el cumplimiento y culminación de sus objetivos. Esto, porque Sánchez dijo desconocer el cociente actualizado, «lo ejecutado a 2024» sobre las inversiones en Defensa sobre el PIB. Esta referencia, cuando se conozca, tampoco será definitiva, pues el Gobierno están peleando actualmente para que se computen como inversión gastos adicionales de otras partidas destinadas, por ejemplo, a seguridad que hoy no se tienen en cuenta.

Una vez se desgrane el dato concreto, el ámbito de la financiación es el que más debate genera a nivel nacional, porque la exigencia de inyectar más recursos rompe el tradicional eje izquierda-derecha. Sánchez no cuenta para ello con el apoyo de sus socios y quiere evitar, a toda costa, tener que someter al Congreso de los Diputados esta decisión, de manera que no se exponga públicamente que el bloque con sus aliados está roto en este sentido y tenga que recurrir al PP. Los planes del Ejecutivo pasan por seguir recurriendo al Fondo de Contingencia o a la ingeniería financiera para poder sufragar las nuevas partidas que haya que implementar para cumplir con la OTAN.

Sánchez, de hecho, mostró su determinación a que solo pase por el Parlamento aquello que sea estrictamente necesario –véase un eventual envío de tropas–, mientras que las cuestiones que «tengan más que ver con el grado de ejecución del poder Ejecutivo» o que tengan «que ser aceleradas y gestionadas por el Gobierno» no salgan del Consejo de Ministros. Sin embargo, fuentes gubernamentales ya reconocían en las últimas horas que esto va a depender del volumen de recursos que exija la inversión, pues la «hucha» para emergencias es limitada y «no descartan» tener que acudir al Parlamento para aprobar partidas extraordinarias. No obstante, la sensación con la que salieron ayer los grupos que pasaron por La Moncloa es que Sánchez esquivará al legislativo.

El Gobierno sigue escudándose en un contexto de «máxima incertidumbre» para evitar dar respuestas concretas a los interrogantes que van surgiendo y se emplazan, para tomar decisiones, a que Bruselas aterrice un acuerdo sobre las reglas del juego para hacer frente a la coyuntura. Fuentes gubernamentales señalan que hay varias fases antes de consolidar los datos. La primera, la de «análisis de la amenaza», una tarea que parece estar bastante avanzada, sino ya culminada. La segunda, en la que se encuentran inmersos en la Unión, es la determinación de «las capacidades que se necesitan» para hacer frente a esa amenaza. Así como el cómputo de las capacidades de las que se dispone, a fin establecer un orden de prioridades. Y una vez se concluya este análisis, habrá que pasar a estudiar «cómo se financian esas capacidades» que serán necesarias.

En Moncloa están a la espera de que se concreten los instrumentos de financiación complementarios que la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa: unas nuevas reglas fiscales, con flexibilidad para que no compute como déficit nacional el gasto en defensa; la utilización de fondos estructurales de manera voluntaria de aquellos países que lo reclamen; movilización de recursos del Banco Europeo de Inversiones (BEI); la creación de créditos y préstamos para compras conjuntas y apalancar inversión privada, además de la pública. Sánchez hizo mucho hincapié en la necesidad de establecer garantías de seguridad, de manera que se salvaguarde el vínculo trasatlántico y que Europa dé un paso al frente, aumentando sus capacidades en seguridad y defensa sin depender de EE UU. «Nadie mejor que nosotros mismos, para cuidar de nosotros mismos». Una coyuntura en la que también ve oportunidades para la industria española y en la que no se detraerá «un céntimo» de la inversión en gasto social.