Tras la debacle socialista
Estrategas del PSOE alertan: "El Ferrari socialista está gripado y no tiene chasis de legislatura"
Solo Salvador Illa en Cataluña sigue fuerte en las encuestas, junto a Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha y Adrián Barbón en Asturias
El debate en el PSOE está servido. No sólo es que se hayan perdido las elecciones gallegas por la debilidad del PSdeG, siempre con ruido y en crisis, y del propio candidato nombrado a destiempo, directamente por Pedro Sánchez, sin conocimiento popular y sin mimbres para imponer un modelo de partido y una campaña con iniciativa. Es que tras el 18-F algunos estrategas del PSOE han descubierto que el "Ferrari está gripado y no tiene chasis de legislatura", apunta un dirigente que socialista parafraseando al que fuera jefe de gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo, que siempre hablaba del coche rojo.
La debilidad territorial del PSOE es evidente. Solo Salvador Illa en Cataluña sigue fuerte en las encuestas, junto a Emiliano García Page en Castilla La Mancha, Adrián Barbón en Asturias y, con menos fuelle pero capaz de ligar un ejecutivo, María Chivite en Navarra. En Galicia los socialistas han roto su suelo perdiendo el 40% de los votos que han caído en las sacas del BNG, más de un tercio de una ya escuálida representación parlamentaria y recogiendo sólo el 14% de los votos. No es una fotografía única. En Andalucía el PSOE de Juan Espadas no levanta cabeza, en Castilla y León, Murcia y Cantabria parecen destinados a ser los eternos segundones y en Aragón, Extremadura, Baleares y Comunitat Valenciana están inmersos en procesos congresuales de futuro incierto y complejo. Mientras en Madrid y País Vasco -y ahora Galicia confirma- el PSOE ha dejado de ser la referencia de la izquierda.
"No querer ver la realidad"
Eneko Andueza, líder de los socialistas vascos, seguro que siguió muy de cerca las elecciones gallegas. Las encuestas le dan que sube un diputado -de 10 a 11- al igual que le auguraban a Gómez Besteiro que empezó la carrera con 15 y ha acabado con 9, aunque el voto exterior podría devolverle el 10º escaño en la provincia de Orense -la única que puede registrar un cambio- que el domingo perdió a última hora. A diferencia de los gallegos, los vascos serán determinantes para elegir lendakari y estar en el gobierno, pero no serán tampoco la referencia de la izquierda que queda en manos de Bildu.
Los críticos claman cambios y esperan movimientos. Fuentes oficiales del PSOE tratan de poner tranquilidad “estos días no son los mejores para meter más presión. Habrá que ver el alcance de la avería. Lo importante es reconocerla y buscar solución o tratamiento”. La respuesta no se hace esperar “la avería existe. Recuerda mayo del 23”, dicen los más críticos recordando los malos resultados de las autonómicas del pasado año. Las generales con Pedro Sánchez tirando del carro, y con éxito, pusieron sordina al malestar que genera la incertidumbre. Sin embargo, también hay quién piensa que “en Galicia solo se votó en clave gallega”. Y otros niegan la debacle poniendo en valor que el PSOE ha obtenido el 14% de los votos frente a los resultados del PP en Cataluña -4%- o Euskadi -6%-. En serio”, responden otros dirigentes que apuntan “eso es no querer ver la realidad”.
Ciertamente nadie espera un golpe sobre la mesa en puertas de unas elecciones pero ya son muchos los que claman por un congreso en el mes de octubre -como adelantó hace semanas LA RAZÓN- y por modificaciones en el ejecutivo “porque el actual no ha salido como se esperaba”. Incluso algunos apuntan que el propio secretario general no está satisfecho con los resultados de su equipo. Ni en el ejecutivo ni en Ferraz. Otros, una buena mayoría, miran al equipo más cercano al presidente y son contundentes “alguno debería asumir responsabilidades”.
“El problema es que no hay banquillo”, apunta un dirigente socialista que pone el foco sobre el candidato o candidata de las europeas. La batalla de la próxima gran cita -vascas al margen- no se augura positiva. Los socialistas van por detrás en las encuestas y no tienen candidato definido. Con las movilizaciones del campo algunos consideran que la ministra Teresa Ribera no es la cabeza de lista adecuada y todas las miradas se dirigen a Josep Borrell que podría poner pie en pared frente a un PP crecido.
En el PSOE todos coinciden en que hay que hacer algo pero discrepan en el alcance del movimiento y en el cuándo. Otro punto de encuentro es que ahora no es el momento de hacer cambios de calado, aunque muchas voces claman por cambios en la maquinaria del partido. Galicia ha constatado la debilidad del partido y la dificultad de encontrar una salida que vuelva a colocar en la pole position al Ferrari, el coche rojo.
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