Despedida
Iván Redondo se marcha... pero volverá
Quiso irse en 2019 cuando se le señaló por la repetición electoral, y tras la derrota del 4-M
Iván Redondo Bacaicoa, vasco de San Sebastián con corazón donostiarra –y de la Real con un poquito en el Bernabéu– deja la dirección del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Sus enemigos íntimos de la oposición y los de dentro del partido, esos que no aceptan que un profesional pueda imprimir nuevas formas de hacer política, estarán encantados. El presidente seguro que también, porque ha tomado la decisión que ha tomado.
A buen seguro se lamentará de no habérselo pensado dos veces por haber hecho demasiado caso a las voces del partido que se negaban al cambio. Un cambio que ha dado la vuelta como un calcetín al PSOE, que ha pasado de la inanición en 2017 a estar en el Gobierno desde el 2018. Lo que los grandes estrategas del PSOE fueron incapaces de hacer, lo hizo Redondo.
Quiso irse en 2019, cuando le acusaban de que era el artífice de que se repitieran las elecciones. Y las ganó. Quiso irse después de las elecciones en la Comunidad de Madrid. Los que provocaron el tsunami en Murcia, con la fallida moción de censura, tuvieron los arrestos de culparle de una derrota que sólo los tenía a ellos de responsables. Iván se siente liberado. Lo ha dado todo a cambio de nada, aunque asumió su papel de última trinchera del presidente a costa de aumentar su leyenda negra, atinada por mentirosos, patanes o mediocres que piensan que el PSOE es una finca de su propiedad.
Se va sin aspavientos con una nota que demuestra lealtad con el presidente. Se va porque quiere liberarse y porque como dice en su manuscrito: «Hay que saber ganar, saber perder y saber parar». En estos meses he estado trabajando con este vasco de 40 años durante horas.
Un libro sobre la comunicación política, sobre la política, sobre el PSOE, y sobre Iván Redondo verá la luz a la vuelta del verano. En el libro titulado «Moncloa. Iván Redondo: la política el arte de lo que no se ve», da muchas claves necesarias para interpretar lo que ha pasado en los últimos días. Y un detalle, en su despedida Iván da las gracias y dice: «Nos volveremos a ver». No porque vuelva a la política, sino porque tras su año sabático, el profesional Iván Redondo volverá a estar en primera línea y no precisamente en la política.
Redondo se va con la satisfacción del deber cumplido y con lealtad. No ha sido cesado, se ha ido porque hay que saber parar y en política o paras o acabas cadáver. Iván ha llevado a un humanista a lo más alto de la estrategia y la comunicación política. El presidente Sánchez lo ha dejado perder. Lo que no sabe es que él se lo pierde. Iván tiene solo 40 años y mucha vida por delante. De momento, en ERC y Podemos desaprueban su marcha. Seguro que en el PNV también, porque pierden a su interlocutor de confianza. En el nuevo organigrama no hay nadie como Redondo. Ni siquiera nadie parecido.
Su marcha pone la remodelación en cuestión. ¿En serio es una remodelación para tomar la iniciativa y recuperar el pulso político? No lo parece. Otra pregunta: ¿Quién será la almohada del presidente? ¿Quién dirigirá el coche rojo, el Ferrari para ganar? En 2017 no había nadie. En 2021 es una incógnita. También en este punto, no parece. Sinceramente, se le echará de menos. El primero un tal Pedro Sánchez.
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