
La contra
España tiene gran potencial en sol líquido
Beatriz Roldán.
Directora del Instituto Fritz Haber

Experta en la búsqueda de soluciones técnicas para acelerar la transición energética, el jurado del Premio ACES (Asociación de Científicos Españoles en Suecia) - Fundación Margarita Salas, para investigadores españoles que trabajan en otros países, ha reconocido en su cuarta edición y en la categoría de Física, Matemáticas e Ingeniería, la excelencia científica y la trayectoria de Beatriz Roldán. Asturiana y licenciada por la Universidad de Oviedo, sus estudios doctorales le llevaron a Alemania, de allí a Estados Unidos y vuelta a Berlín, donde dirige el departamento de Ciencia Interfacial del Instituto Fritz Haber. Su currículo abarca, además de su contribución al incremento del conocimiento sobre nanomateriales catalíticos, la asesoría a diferentes gobiernos y centros de investigación, la participación en programas de mentoría para jóvenes investigadores y la pertenencia a instituciones como la Academia Nacional de Ciencias de Alemania Leopoldina, la academia de ciencias más antigua del mundo que existe de manera continua.
¿En qué consiste su especialidad?
Resumiendo un poco, en averiguar cómo funcionan unos materiales que se llaman catalizadores que permiten que necesitemos menos energía para que una reacción química funcione y sea más rápida y selectiva. En particular, si dejan de funcionar. Es necesario conocer por qué se degradan para poder hacer materiales duraderos. Si queremos hacer química verde, necesitamos escoger productos que no generen residuos, que podamos regenerar y reciclar. Para cualquier aplicación industrial de un material hemos de saber todo sobre él, cada átomo de esos materiales a todas las escalas.
¿Eso es investigación básica?
Sí. En el instituto Fritz Haber, donde yo trabajo, hacemos investigaciones fundamentales, curiosity discovery, investigar por curiosidad se dice. No hay aplicaciones sin investigación básica. Ese conocimiento generado en el laboratorio se transfiere a la industria. De hecho, colaboramos con compañías y puedo ver que cosas que he hecho ya las están aplicando.
¿Qué quiere decir la expresión ‘sol líquido’ que suele usar?
Se trata de, con energía solar, generar electricidad limpia y con ella hacer procesos catalíticos para producir hidrógeno verde. Que podemos transportar, usar en forma de energía directa o, a partir de él, hacer amoniaco o metanol, de manera verde. Todos ellos son moléculas que podemos almacenar y transportar en estado líquido, de ahí lo de ‘sol líquido’.
¿Se puede aplicar ya?
La aplicación inmediata es cuando es económicamente viable, pero la tecnología ya está disponible. España es el país de Europa con más potencial fotovoltáico. Y esa electricidad verde, combinada con el “sol liquido” derivado nos podría ayudar a reducir emisiones para electrificar el transporte. La transición requiere empezar por los sectores que tiene más sentido cambiar antes y ese es el que primero tendría que abordar España porque es donde tenemos más emisiones. Hay mucho interés y se está haciendo muy buen trabajo en esta área de la electrocatálisis y de la catálisis. Sería un cambio muy grande.
Este desarrollo de materiales y de tecnologías, ¿en qué medida pueden ser útiles a Europa en su objetivo de autonomía energética y de recursos?
Pueden suponer una clara contribución a esos objetivos europeos, sí. Es importante desarrollar materiales que estén basados en elementos abundantes en la Tierra, incluida Europa, para tener acceso a ellos y no depender de elementos escasos que, además, pueden estar en países en guerra o no tener acceso por diferentes razones.
Usted ha asesorado, y asesora, a diferentes gobiernos. ¿Cuál es el papel de la ciencia en la transición energética?
Un científico puede decir la tecnología disponible, aportar el conocimiento que tenemos, lo que sabemos que funciona y que se puede escalar. Pero los políticos deciden las acciones y tienen que escuchar y ser conscientes de que la transición energética no se hace en el tiempo que dura un gobierno, ni en lo que dura unan legislatura ni dos. En ningún país. Es un objetivo a largo plazo, de Estado y hay que seguir investigando. Porque todas las investigaciones que hacemos ahora nos van dar las tecnologías que usaremos en el futuro. Fíjese, sobre la investigación fundamental de la que hablábamos, hay resultados de investigaciones que abordamos pensando que va a salir algo y luego sale otra cosa incluso más interesante, o unas veces sabemos inmediatamente que van a tener impacto y otras que no. Eso es lo bonito de la ciencia y es muy importante ese conocimiento que generamos, aunque no sepamos cuándo se va a usar. Por ejemplo, las tecnologías de los procesos electrocatalíticos para producir el hidrógeno verde se inventaron en 1780. Pero no se usaron porque, como teníamos carbón y petróleo, ni interesaba, ni hizo falta. Ahora, en el momento que empezamos a darnos cuenta de los efectos de utilizar combustibles fósiles, empezamos a decir, ‘hay una tecnología, sí, la teníamos’. Si eso no se hubiese desarrollado en 1780, no las tendríamos ahora. Y es necesario hacer ese cambio porque tenemos encima los efectos del cambio climático y hay que desfosilizar la sociedad.
Su candidatura al premio ACES-Margarita Salas partió de una organización de científicos españoles en el exterior. ¿Qué supuso para usted?
Una de las cosas más bonitas es que alguien, sin conocerte mucho personalmente, emplee su tiempo, que nadie remunera, en preparar una nominación de un compañero para un premio como este, para potenciar la ciencia y a los científicos españoles en el extranjero. Y estoy tremendamente agradecida a los del grupo de Alemania, -porque en cada país hay una organización de científicos españoles-, que les pareció interesante mi trabajo y me propusieron al grupo de Suecia que organizaron un simposio alrededor de mí y de mi premio. Eso ha sido algo ya como probono.
Estos premios dan visibilidad a un colectivo muy grande de científicos españoles de alto nivel que están trabajando en instituciones públicas y privadas en todo el mundo.
¿Qué utilidad cree que tiene esa visibilidad?
Por una parte hacen falta ejemplos para los niños y jóvenes de ahora. Hay deportistas, cantantes que salen mucho en las noticias, pero ¿qué ejemplos de científicos tienen las nuevas generaciones, que son quienes van a resolver los problemas del futuro? Por otra, en el momento en que se nos da esa visibilidad yo he notado, me ha pasado, que he tenido muchas más solicitudes de científicos españoles que quieren venir a trabajar en mi instituto. Vienen se forman conmigo y vuelven a España a devolver ese conocimiento que han aprendido. Es una cosa muy positiva. Desde que estoy en Alemania llevo formando a muchos científicos españoles que quieren tener una estancia en el extranjero y luego vuelven y están en universidades y en centros de investigación. Es un orgullo y tengo muchas conexiones con gente que formé y que ahora están de vuelta en España.
En el acto de entrega de los premios, que fue en la embajada de España en Estocolmo, el embajador habló de la “diplomacia científica”, ¿a qué se refiere esa expresión?
Que podemos ayudar también al sistema geopolítico estableciendo conexiones con los distintos países. Si yo estoy asesorando al gobierno de Alemania y viene un científico de Gran Bretaña que está asesorando al suyo, nos podemos poner de acuerdo, tener una política científica común y extenderla a todos los países. Sería muy positivo. Más que intentar hacer lo mismo a base de pequeñas políticas a nivel de cada país y que a veces puedan ser contradictorias.
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