Entrevista
Gregorio Manzano: «Lo más difícil fue decir a Eto’o que había muerto su compañero Foé»
Es el único técnico que ha ganado la Copa del Rey con el Mallorca. Antes de la final, su estrella perdió a un compañero de selección
Gregorio Manzano (Bailén, 1956) era el entrenador que dirigía el Mallorca cuando ganó la única Copa del Rey que figura en su sala de trofeos. Eran otros tiempos para el club balear, más acostumbrado a vivir en la parte alta de la clasificación, pero no todo fue sencillo.
¿Qué recuerdos tiene de aquella final?
Los recuerdos de una final son imborrables. Han pasado 21 años, pero aquellos momentos se quedan en el recuerdo para siempre y más cuando el final es feliz. Todos los preparativos de una final tienen ese porcentaje de intriga, de duda, de qué va a pasar, cómo nos saldrá, pero el equipo llegó muy mentalizado después de aquellas victorias sonadas frente al Dépor [en semifinales] y el Real Madrid [en cuartos] que nos dieron una fuerza mental no para ir confiados, pero sí sabíamos de nuestras posibilidades. Luego el transcurso del partido, los goles, el final al levantar el título y ofrecerlo a la afición, nuestra llegada a Palma y posteriormente el recorrido por las calles con el título y con la afición son momentos imborrables. No se olvidan a pesar del tiempo.
¿Es esa Copa el mejor momento de su carrera?
Sí. Yo diría que en una trayectoria con 400 partidos largos en Liga y la experiencia bonita de China, el título de Copa es el que más alegrías me ha dado. Es la fiesta máxima del fútbol, donde se juntan al 50 por ciento las dos aficiones y lo que se vive es especial, diferente a cualquier otro partido. Es el momento más feliz de mi carrera.
Le metieron cuatro al Real Madrid en los cuartos de final.
Yo creo que aquella es la noche más mágica de fútbol en la historia del Mallorca. Veníamos de empatar en el Bernabéu y el Madrid puso todo lo que tenía y más, que era mucho, para no quedar eliminado en aquellos cuartos de final. Fue un 4-0 con un buen fútbol, con goles muy bonitos y con una gran noche de fútbol que dio paso a las semifinales. Esa noche fue imborrable, ese 4-0 en la Copa, más luego le hicimos cinco en el Bernabéu, son resultados mayores ante un equipo de un gran nivel como era el Real Madrid de aquellos galácticos, con Raúl, Zidane, Ronaldo...
«A Eto’o había que entenderlo, comprenderlo y saberlo llevar con mano izquierda»
¿Cómo era trabajar con Eto’o? ¿Era complicado como parece?
Con su temperamento, simplemente había que comprenderlo, entenderlo y saberlo llevar. Cuando tenía sus momentos un poco menos lúcidos había que cogerlo y decirle que no estaban bien las cosas. Los compañeros lo adoraban, sabían lo que significaba dentro y fuera del vestuario para ellos y en el terreno de juego sobre todo. La pena es que no pudimos disfrutar de él más tiempo, porque entre la sanción primera que tenía, la sanción que tuvo después cuando lo expulsaron contra el Barcelona, que le cayeron cuatro partidos, más algún partido que se perdió por la Copa de África con su selección, a lo mejor lo perdimos nueve o diez partidos que hubieran supuesto algún punto más de los que al final obtuvimos. Su temperamento era fuerte, pero tenía un gran corazón y se le podía llevar por donde quisieras si se le sabía conducir, como dicen los toreros, con buena mano izquierda.
Tenían la duda de si podía jugar la final porque estaba con su selección.
Estaba en la Copa Confederaciones, que se jugaba en París, y le dieron permiso para jugar la final. Lo pidió el club y también él puso de su parte. Y entrenando el día antes del partido nos enteramos de que fallece su compañero Foé en el partido de Camerún contra Colombia. Nadie te explica cuando haces el curso de entrenador cómo dar esa noticia a un jugador el día antes de la final. Y lo que se me viene a la cabeza es llamarlo aparte cuando terminamos el entrenamiento, se lo dije y se quedó mirando al infinito, ojos en blanco y solamente me dijo «¿y por qué?». No articulaba palabra. Le dije «Si te quieres marchar con tu compañero estás en tu derecho, pero mi consejo es que te quedes, juegues la final, la ganes y se la dediques a él ». Luego los compañeros lo arroparon, él también tenía ganas de jugar la final por la afición, por sus compañeros, por todo. Jugó la final, marcó dos goles y cuando terminó la final un coche lo estaba esperando en la puerta del campo para irse. Ese es el momento más complicado que tuvimos antes de la final. Un palo duro.
¿Cómo se mentaliza a un equipo como el Mallorca, que nunca había ganado nada, de que puede ser campeón de Copa?
En el entrenamiento antes de la final, que nos dieron una hora en el Martínez Valero, les hice un trabajo de relajación y de visualización. Una vez que los relajé, los tumbé en el suelo, les hice una visualización del día posterior, que era el día de la final y los fui llevando desde la salida del hotel hasta el final del partido. Todo eso se lo fui visualizando cuando terminó esa charla. Después algunos jugadores, no sé si Leo Franco o Pandiani, me dijeron: «Míster, ayer se equivocó, dijo 2-0 y han sido 3-0». Son cuestiones que utilicé en su momento porque creía que era conveniente, era algo especial y quería que lo que vivieron los futbolistas lo viesen el día de antes. Y salió bien, gracias a Dios.
«En el entrenamiento antes de la final hice un trabajo de visualización con los jugadores»
Ahora está normalizado el trabajo psicológico, pero ¿cómo se recibía esto hace 20 años?
Era distinto. Hoy se ha normalizado y no hablamos solo de términos generales, incluso ya jugadores individuales manifiestan tener su propio psicólogo o su coach. Yo tenía esos estudios y esa formación, pero empecé a ver en las entrevistas de entonces que se veía como cierto esnobismo y dije «a ver si nos estamos equivocando». Recuerdo que en el Rayo hice un trabajo de visualización a los jugadores con los ojos cerrados, a puerta cerrada, y aquello trascendió como «un entrenamiento con los ojos cerrados». Era sólo un entrenamiento de atención y concentración ante una situación complicada que teníamos en el Rayito y que luego salió fenomenal. Entonces no estaba eso bien visto. El otro día vi una entrevista a Sietes, que lo tuve en el Racing de Santander y dice «Gregorio Manzano era un tipo fenomenal, pero el primer día nos mete en la sala de prensa y nos hace un test para que pusiéramos, nuestro compromiso, si nos sentíamos a gusto en el equipo, si teníamos confianza». Era un test autoconfianza que les puse y de cohesión de equipo. Para los futbolistas no era normal que un entrenador les preguntara ¿cómo te encuentras?, ¿te sientes importante? Son variables que te van dando pistas de cómo conducir a tu gente. Por lo menos yo lo veo importante.
¿Ibagaza es de los jugadores con más calidad que ha entrenado?
En su posición, el mejor. En su posición, lo he dicho siempre, es el jugador que tendría siempre en mi equipo, aunque ahora se ha perdido esa figura de mediapunta o del enganche, por decirlo en términos argentinos. De hecho, cuando marché al Atlético de Madrid, la condición era Ibagaza. Cuando regresé al Real Mallorca la condición era Ibagaza. Siempre, allá donde he estado y he tenido la posibilidad de ficharlo. Primero porque era el jugador dentro del campo que sabía interpretar todas las acciones del juego, todos los minutos del partido, cuando había que apretar, que acelerar, que temporizar, y luego tenía una inteligencia natural que le hacía mover al equipo dentro de lo que el equipo necesitaba. Además, es que como lanzador de atacantes veloces era único. En esa Copa los goles que hace Eto’o el 80 por ciento son acciones de Ibagaza para él. Cuando llegamos al Atlético de Madrid y teníamos a Fernando Torres dije «la velocidad de Fernando necesita un lanzador y no lo hay en el equipo, hay que traer a Ibagaza». De hecho, es la temporada que Fernando Torres hace su mayor número de goles, creo que hace 19 o 20 goles, no ha vuelto a hacer otra temporada así. Pero es que cuando regresamos a Mallorca quien hace, entre comillas, pichichi a Dani Güiza es Ibagaza. Es este tipo de jugador que para cualquier delantero con velocidad y con definición, tenerlo detrás es un aval cien por cien.
Güiza también era un personaje curioso. ¿Era fácil centrarlo?
Era un jugador muy irregular en los sitios donde había estado, pero de sus características siempre sobresalía una, que hacía goles. Se tenía una imagen un poco distorsionada de él, de una vida poco aseada, poco profesional, etc. Y yo ya lo había tenido. Lo tuvimos, pero lo cedimos porque no había sitio en 2003 con Pandiani, con el Turu. Se le cedió y luego ya con los años llegó la oportunidad de ficharlo, que lo fichamos del Getafe. Teniendo a Ibagaza y estando de delantero aquella temporada Maxi López, que era un futbolista cedido del Barcelona y sus características no se asemejaban a los que habíamos tenido con Ibagaza, Eto’o, Fernando Torres, era otro tipo de delantero. Le dije al director deportivo, Nasdo Pons, que buscara un delantero que pudiera servirse de Ibagaza, y cuando encontramos a Güiza y me lo dice, digo «yo creo que podría ser válido». Pues ahí está. Sus 27 goles y su Bota de Plata lo dicen todo. Era un futbolista normal, sin grandes aspavientos, con sus historias que salían, y cuando le decía «céntrate, que te va a llamar la selección». «Qué me va a llamar la selección», decía. Y yo: «que Luis Aragonés, cuando haga la selección, tiene que llamar al pichichi de la Liga española. Así que cuando te vayas a tomar la segunda cerveza, piensa en mí». «Que te estoy diciendo que vas a ir a la Eurocopa». Un chaval con un corazón enorme, que cuando le entregaron el trofeo Pichichi tuvo el detalle de hacerme subir a la tribuna. Ese era Dani, un tío con un gran corazón.
¿La final del sábado cómo la ve?
En las finales siempre ha habido favoritos. Y al Mallorca le ha ido bien en las dos eliminatorias anteriores no ser favorito contra el Girona y contra la Real. Pero también al Athletic le ha ido bien contra el Barcelona y contra el Atlético de Madrid. El Athletic es favorito por títulos, por finales de Copa jugadas y por historia, pero cuando empieza el partido la cosa está al 50 por ciento.
¿Está invitado el partido?
Lamentablemente no he podido asistir con el club porque cuando me llegó la invitación ya me había comprometido con IB3 para comentar el partido.
¿Le gustaría volver a entrenar?
Yo quisiera terminar mi carrera profesional como la comencé, aquí en España.
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