España debutó con goleada su nueva aventura y la búsqueda de sí misma, aunque fue uno de los viejos guerreros quien tomó el mando de las operaciones para convertirse en el dueño de la pelota: David Silva. Del Bosque quiere que la revolución o renovación o relevo o llámese como se quiera que va a llevar a cabo sea más tranquila que alborotada, y en muchas de sus declaraciones anima a algunos de los que fueron protagonistas de la anterior etapa a que lo sigan siendo. Habla de hombres como Cesc, Iniesta, Casillas, Silva o incluso Fernando Torres en presente más que en pasado, y el canario le tomó la palabra. Liberado entre líneas ante un rival débil, que tampoco permite sacar conclusiones demasiado extremistas, Silva hizo lo que quiso. Fue la conexión del centro del campo con la delantera, actuó de pegamento entre líneas y se hartó de dar pases en profundidad y de asociarse con Pedro, Cesc, Jordi Alba o Paco Alcácer, que tuvo un debut feliz en partido oficial. Si a los delanteros les llenan los goles, el atacante del Valencia se fue saciado con el tanto que consiguió a placer para no desperdiciar un pase de Juanfran en la primera jugada elaborada de muchas. Excepto un rato de despiste, España volvió a tener el balón como argumento, y con él en los pies Silva es un peligro. «Seguramente, es de los partidos en los que más protagonismo ha tenido. Ha estado relacionado bien con la gente de delante», lo alabó Del Bosque. No lo ha tenido siempre fácil en la Roja el futbolista del Manchester City. Con Luis era titular indiscutible, pero con Vicente su peso ha sido intermitente, aunque siempre ha estado. En el Mundial de 2010 desapareció del once inicial tras la primera derrota ante Suiza, e incluso, meses después, hubo un amago de polémica tras unas declaraciones del centrocampista que Del Bosque sofocó con la naturalidad habitual. Silva continuó apareciendo en las listas del seleccionador porque es un jugador con el ADN de esta Selección. Ha sido uno de los primeros en defender que el estilo que los hizo grandes debe mantenerse precisamente por eso: porque con él ganaron. La contundencia que le estaba faltando a la Roja en las últimas citas la encontró ayer, con Silva como uno de los goleadores, como premio a su gran noche. Si en el último amistoso ante Francia el equipo no logró tirar a puerta, ayer lo hizo una decena de veces, más otros tantos lanzamientos fuera.El único pero es que fue contra Macedonia, pero algo es algo.