Así ha sido la tarde en la que Roca Rey ha forzado su sexta salida a hombros yéndose dos veces a la puerta de chiqueros en Pamplona
Pablo Aguado corta un trofeo a la corrida de Jandilla
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Roca Rey volvía a la plaza después de haber salido a hombros. No en esta feria sino desde que los toros regresaron tras la pandemia ha acumulado cinco salidas consecutivas.. Qué tiempos aquellos en los que los virus nos separaban y las masificaciones eran una utopía. El peruano es el único torero que hace doblete en este San Fermín, mientras que Pablo Aguado ha entrado por la vía de la sustitución. Por Morante, que sigue de aquí para allá en busca de paz. Se le echa de menos. Siempre. El arte es una alineación de planetas que ansiamos.
A la puerta de toriles se volvió a ir en el quinto y ya antes de que comenzara la faena se coreaba aquello de «¡Perú, Perú!». El toro tuvo una cosa muy buena que cuando Roca le puso la muleta muy por abajo quiso viajar hasta el final. Se gustó por ahí el peruano y quiso medirse en esas estructuras, buscando el toreo más clásico antes de meterse entre los pitones. Un cañón, de nuevo con la espada; y así rodó la sexta. La sexta vez consecutiva que Roca Rey se fue a hombros de la plaza de toros de Pamplona.
Cayetano está por esta tierra desde hace algún día también. El jueves por la mañana sembrando en la infancia y hoy con la realidad de frente, los toros de Jandilla. A Aguado, en cambio, lo hemos visto entre pastores en el encierrillo como previa de la hora de la verdad. Los de Jandilla (que tienen un buen historial) habían dejado un herido por asta de toro en el encierro, el primero en lo que va de feria, pero a las seis y media de la tarde y a plaza a reventar la vida empieza de nuevo.
Roca se empeñó en seguir la racha y salir de esta Pamplona ya suya a hombros y quizá por eso le echó el resto para irse a portagayola con el segundo, porque no es broma esta. La larga salió limpia y antes de que nos diéramos cuenta se había echado el capote a la espalda. Había sensación de descontrol en lo que hacía, pero también emoción. Aguado entró al quite a la verónica y replicó por chicuelinas Roca. Con la muleta se fue de rodillas también. El toro tenía ritmo y nobleza. Tardeó un poco después. Roca quiso cuajar al toro por el toreo clásico y cuando al toro le costaba repetir tiró de recursos y cuando al animal le faltó ese punto, puso el de Perú todos seguidos para meterse entre los pitones de una manera apabullante. Su dominio en ese terreno tan arduo y lleno de oscuridad es extremo. Se tiró detrás de la espada convencido y no podía ser otra cosa que el acero entrara hasta la bola. No es suerte es aplomo.
Con ese punto de querer irse, pero con nobleza salió el tercero, con el que Aguado se tomó sus tiempos, pero acabó soplándole una última tanda de naturales de cadencia absoluta que en pleno ruido nos supo a gloria. Lo mató a la primera y paseó un trofeo.
El sexto era más descarado de cara. Tuvo movilidad y no le faltó nobleza, pero a Aguado se le vio incómodo y no acabó de dar continuidad a la labor. En vez de ligar los muletazos, los cortaba. La tanda de su paso por Pamplona ya la habíamos visto.
Cayetano se las vio con un primero rebrincado y de media arrancada con el que anduvo el tiempo justo y efectivo con la espada. Rajadete salió el cuarto, pero luego se detuvo en la muleta de Cayetano, con poca gana. Tampoco el torero ayudó a que el Jandilla ordenara sus embestidas, descontroladas y por fuera. Con la espada no lo vio y se alargó. Fue Roca el que quiso irse a hombros. Y se fue.
Pamplona. Octava de la Feria de San Fermín. Se lidiaron toros de Jandilla, desiguales de presentación. El 1º, de corta y rebrincada arrancada; 2º, noblón y bueno; 3º, noble y justo de transmisión; 4º, rajado y con falta de entrega; 5º, noblón y humillador; 6º, Lleno de «No hay billetes».
Cayetano, de blanco y plata, estocada (silencio); tres pinchazos, estocada, aviso, descabello (silencio).
Roca Rey, de tabaco y oro, estocada (oreja); estocada (oreja).
Pablo Aguado, de burdeos y oro, estocada (oreja); pinchazo, estocada (silencio).