La personalidad de Ruiz Muñoz cala en la plaza de la Maestranza
Ninguno de los actuantes consiguió tocar pelo en la corrida coral previa a la Feria de Abril
El matador de toros José Ruiz Muñoz ha cuajado la actuación más interesante de la corrida coral de seis matadores celebrada hoy en Sevilla y que sirve de nexo entre el festejo del Domingo de Resurrección y el ciclo continuado que se iniciará el próximo miércoles.
El suceso de la tarde fue, a la postre, la sorprendente personalidad de José Ruiz Muñoz, un torero de escaso oficio y alternativa reciente ¿es sobrino nieto de Curro Romero- que había logrado una plaza en este cartel coral de oportunidades por los vericuetos de la política taurina. De alguna manera era el tapado en medio de la baraja de toreros sevillanos que se jugaban parte de su futuro inmediato a la única carta de esta corrida de Bohórquez.
La divisa jerezana cumplía 75 años desde su debut en la plaza de la Maestranza y lo hacía volviendo a lidiar a pie. En el encierro, muy bien presentado, hubo de todo, pero la bolita premiada ¿hubo dos toros con verdaderas posibilidades- iba a ser para este Ruiz Muñoz que se debate entre el poderoso espejo familiar y la asunción de un lenguaje propio que caló en el público con sólo un puñado de pinceladas tan discontinuas como geniales.
El torero de Chiclana había sido más esclavo del modelo currista manejando el capote dando la medida de las posibilidades del animal y también de su decidida actitud.
Pepe Ruiz, precisamente, brindó a su tío abuelo Curro, que presenciaba la corrida desde un palco de sombra. Fue un largo parlamento cerrado con una ovación de gala, la más fuerte de la tarde hasta ese momento. Quería aprovechar la oportunidad y lo consiguió: esa personalidad diferenciada ¿brazos descolgados, medias alturas, temple líquido- se hizo patente en los primeros muletazos antes de que la faena entrara en un extraño limbo.
¿Se había desinflado el toro? ¿No era capaz de tomarle el aire de nuevo? De repente surgió una serie cumbre, alada, diferencial que levantó al público. El toreo de Ruiz Muñoz, que camina entre la cadencia y la gracia, no se parece al de ningún otro y fue capaz de darle la vuelta a la tortilla con un puñado de muletazos que gozaron de la excepcionalidad de lo distinto.
Un trincherazo de excelente trazo terminó de sacudir los tendidos antes de que cerrara su labor con un puñado de ayudados plenos de naturalidad. Es verdad que la espada cayó regular pero había hecho méritos suficientes para pasear la oreja que el palco, falto de sentido y sensibilidad, se empeñó en denegar. La vuelta al ruedo, eso sí, fue de clamor.
Rafa Serna estuvo a punto de pasear otro trofeo del tercero de la tarde, un toro con un notable pitón izquierdo con el que se mostró siempre muy a gusto, toreando con brillantez, especialmente en los remates de unas series a las que les cabía un muletazo más. En cualquier caso tenía la oreja en la mano pero la cosa se enredó con el acero, llegando a romperse la taleguilla y los machos mientras trataba de echarlo abajo.
Del resto de la corrida hay poco que reseñar. Lama de Góngora se encontró con un manso de libro, el segundo, que pedía que le hicieran todo pronto y en la mano. Se tardó un mundo en picarlo y lidiarlo mientras el bicho imponía sus fuertes querencias. El torero del Arenal hizo un esfuerzo y hasta enseñó las bondades de una embestida que podía funcionar tapándole todas las salidas. Pero fue imposible.
Tan imposible como el lucimiento de Borja Jiménez que se encontró con un astado, el primero, que sólo tiró tarascadas haciendo infructuosos todos los esfuerzos del torero de Espartinas.
Ángel Jiménez tampoco tuvo mucho que rascar con un cuarto de embestidas mortecinas al que toreó mejor de lo que merecía y Calerito se estrelló contra un sexto de más a muy menos al que recibió con una ceñidísima larga a porta gayola.
FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Fermín Bohórquez, muy bien aunque desigualmente presentados. Los más completos fueron los lidiados en tercer lugar, que tuvo un excelente pitón izquierdo y el que saltó en quinto puesto, de gran duración, docilidad y clase. El primero fue deslucido; manso total pero con alguna embestida potable el segundo; mortecino el cuarto y muy a menos el sexto.
Borja Jiménez, ovación.
Lama de Góngora, ovación.
Rafa Serna, ovación tras aviso.
Ángel Jiménez, ovación.
José Ruiz Muñoz, vuelta al ruedo tras petición.
Juan Pedro García `Calerito¿, ovación.
En cuadrillas, saludaron Fernando Sánchez y Fernando del Toro tras parear al segundo. Espartaco destacó picando al sexto.
La plaza registró más de media entrada en tarde espléndida pero ventosa.