Jesús Moreno da una vuelta al ruedo con una seria novillada de escasas opciones
Se presentaban en Madrid Eduardro Neyra y Jesús Moreno, que no escatimaron en esfuerzo y voluntad con poco eco, más allá de la exagerada vuelta que dio el albaceteño, mientras que Diego García, con el lote más potable, no anduvo afortundado
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Fue una de esas tardes venteñas de sopor. Por el calor, por intrascendente y por larga... Hubo avisos en todos los turnos. Además, pocas cosas que llevarse en el recuerdo, más allá de la voluntad y el esfuerzo por parte de los novilleros, que vieron como por delante les echaban, prácticamente, una auténtica corrida de toros, por seria y ofensiva. En los corrales de Madrid el criterio sigue extraviado.
Y bueno, si al menos hubieran embestido, la cosa habría cambiado. Pero no. Al menos, no del todo, porque hubo un par, los dos del lote de Diego García, tuvieron sus virtudes. El segundo tuvo bondad y humillación, además de una interesante movilidad con recorrido, pero con el condicionate de la falta de fuerza, lo que hizo que sus viajes carecieran de entrega. Se entonó pronto con él el próximo matador de toros, que cuajó dos buenas series de derechazos en las que hubo acople y ajuste, sin embargo, el viento molestó, el novillo tocó las telas y, desengañado, exigió una autoridad que no terminó de encontrar. Y el quinto, un novillo ofensivo pero obediente, al que le pudo faltar empuje e intensidad. Era el momento de atacar con iniciativa por parte del novillero, pero optó por esperar la embestida propicia para dibujar un muletazo más estético que autoritario y esa embestida no llegó, pues el novillo no las regalaba, sólo las entregaba cuando se le exigía, como quedó claro en una tanda en la que Diego puso actitud sincera. La pena es que no sólo no hubo continuidad, sino que, además, se puso pesado con la espada. No ha sido su tarde más afortunada en Madrid.
Mucho peor fue el lote del mexicano Eduardo Neyra, el primero, áspero y sin humillar, se paró pronto, mientras que el manso y complicado sobrero de El Cotillo, que sustituyó al devuelto por flojo titular, terminó defendiéndose con mal estilo. Ante ambos, el mexicano anduvo valiente y sincero en su propuesta. A ese primero lo quiso torear muy despacio, tanto con capote como con muleta, pero la condición del animal le permitió muy pocos instantes de lucimiento. Y con el otro, al que abrió su faena de muleta de rodillas y en los medios para cambiar la embestida por la espalda, se llevó un achuchón escalofriante, cuando realizaba un segundo cambio. Afortunadamente se resolvió milagrosamente para el novillero de Durango, pues el novillo perdió las manos en ese mismo momento y todo quedó en el susto. A partir de ese momento, al novillo le costó la vida pasar de la cintura del torero, que se arrimó y se puso muy de verdad para provocar las arrancadas, sin éxito ni eco.
Mejor rédito se llevó el otro debutante en esta plaza, Jesús Moreno, que se fue dos veces a la puerta de chiqueros para recibir a sus ejemplares. Al tercero con un farol y al sextto con una larga cambiada, ambas de rodillas. Ese tercer fue noble y bondadoso y el albaceteño pudo, en dos series, mostrar el temple de su muleta con derechazos encajados y ajustados, varios de ellos buenos de verdad, con ligazón y profundidad, pero en un pase de pecho de remate el novillo le robó la muleta y desde entonces se negó a repetir, perdiendo la faena todo el ritmo. El espadazo provocó la petición de trofeo no concedido y el novillero renunció a dar una vuelta que mereció mucho más que la que se regaló con el sexto. Cierto es que el novillero lo puso todo con honrada verdad, pero el conjunto no daba para tanto, sobre todo porque el novillo, ovacionado de salida por su agresiva cara y el poder de su pelea en el caballo, llegó a la muleta tan violento como parado. No tuvo ni una embestida completa, por mucho que Moreno porfió y la buscó.
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Domingo 13 de agosto de 2023. Menos de un cuarto de entrada (5.302 espectadores según la empresa).
Cinco novillos de Antonio López Gibaja y uno de El Cotillo, sobrero, lidiado cuarto, de muy seria conformación física. Manso y sin clase el primero; noble y flojo el segundo; bueno y a menos el tercero; malo el cuarto; obediente el quinto; apagado el sexto.
Eduardo Neyra, de azul rey y oro, pinchazo y estocada ladeada (dos avisos y silencio). Y en el cuarto estocada (aviso y silencio).
Diego García, de verde hoja y oro, tres pinchazos y estocada (aviso y palmas). Y en el quinto cuatro pinchazos, estocada y descabello (silencio tras aviso).
Jesús Moreno, de azul pavo y oro, estocada (aviso y ovación). Y en el sexto, estocada (aviso y vuelta).
Incidencias: Eduardo Neyra y Jesús Moreno se presentaron con "Veinteañero", nº 37, negro listón bragado meano de 512 kg. y "Tamborilero", nº 59, negro de 520 kg. respectivamente.