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Cuando hay toro hay espectáculo

Castella y Emilio de Justo se llevan sendas orejas de una buena corrida de Victoriano del Río
Cuando hay toro hay espectáculo
Cuando hay toro hay espectáculoALCOLEALa Razón
La Razón
  • Paco Delgado

    Paco Delgado

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Tras el soponcio y el sonrojo provocado por la poca presencia y entidad de los toros de Núñez de Cuvillo lidiados el día anterior, Albacete recuperó su nivel habitual con una corrida de Victoriano del Río que, sin ser aparatosa ni mastodóntica, tuvo cuajo e importancia, tanto en presentación como en comportamiento. Hay que recordar que el toro es básico para que la fiesta lo sea.
No se templó Castella al recibir a su primero, bajito pero serio como si fuese un señor. No se empleó en el caballo, tramitándose el tercio con un único puyazo. Embistió pugnaz y casi fiero en el inicio de faena, encauzándole su matador con no poca firmeza y mando. Al natural no hubo especial sintonía entre las partes, echando el toro la cara arriba al final de cada muletazo y dejándose enganchar el torero la muleta en varias ocasiones. En la segunda tanda por ese pitón ya Castella le guió con más eficacia y le llevó hasta más atrás. Para matar se complicó y le costó lo suyo. Dio mucha distancia a su segundo en los primeros compases de su trasteo, aceptando el reto el toro, repetidor y noble. En ese tono discurrió el núcleo central de su labor, muy extensa y palindrómica -comenzó y acabó igual, con estatuarios-, exigiendo mucho a un animal que le acabó protestando cuando se acortaron las distancias.
Peleó con bravura y celo el segundo en el peto, recibiendo un castigo enorme. Protestó el respetable y Emilio de Justo se congració con un quite por chicuelinas de manos bajísimas. Gustaron también mucho los doblones con que dio inicio a su faena, buscando dejar claro quien mandaba allí. Lo entendió su oponente que tomó el engaño obediente y a la primera, humillando y entregado. Pero tanto se entregó que de repente, al verse tan superado, dijo basta y se rajó. Tuvo que esforzarse ahora De Justo para no dejarle ir y cuando lo logró también lució cuando pudo engancharle. Disposición a raudales del extremeño. También el quinto se dejó pegar en varas pero tuvo fuelle y gas en el último tercio, si bien se lo pensaba mucho antes de embestir. Poco a poco le fue costando más y, pese a sus ganas, el quehacer del torero no acabó de trascender.
Se lució Rufo al recibir a su primero, que puso las peras a cuarto a los banderilleros. Pronto y alegre en la muleta, exigiendo a su matador firmeza y disposición, que las hubo. Y naturales interminables, limpios y poderosos, poniendo al público en pie con su toreo en redondo. En el último tramo le costó más humillar, aunque no cejó en su afán embestidor, permitiendo que el torero toledano firmase una labor muy bien estructurada y con sus dosis de pinturería. Una pena que tardase tanto en matar. Romaneó el sexto en una espectacular pelea en el primer tercio. Aunque rebrincadito se ofreció de buen grado a la muleta de Rufo, que exhibió de nuevo su portentosa muñeca aunque, al irse apagando el toro, espació demasiado las series, sin conseguir que su muleteo tuviese unidad.
Jueves 14 de septiembre de 2023.Plaza de toros de Albacete. Séptima de feria. Tres cuartos de entrada.
Toros de Victoriano del Río, bien presentados y de buen juego.
Sebastián Castella, de azul noche y oro, pinchazo, aviso, estocada casi entera y descabello (palmas); y estocada entera desprendida y aviso (oreja).
Emilio de Justo, de verde botella y oro, estocada entera caída (oreja); y bajonazo (ovación).
Tomás Rufo, de corinto y oro, pinchazo, media y dos descabellos (ovación); y entera y dos descabellos (ovación).
Incidencias: De las cuadrillas destacó la de Castella y se desmonteraron Morenito de Arles y Sergio Blasco.