¿Cuáles han sido los grandes ídolos de la afición de Pamplona a través de su historia?
Desde Antonio Ordóñez a Juan José Padilla, pasando por El Viti o Pepín Liria, estos son los toreros que han conquistado la afición de la Monumental
La plaza de toros de Pamplona, célebre por sus vibrantes festejos y el fervor de su afición, ha sido testigo de la grandeza de numerosos toreros que han dejado una huella imborrable en su historia. Desde los maestros del siglo pasado hasta los nuevos ídolos del toreo, estos toreros han logrado conquistar al exigente público pamplonés, transformándose en auténticos ídolos. A continuación, presentamos a los toreros que han destacado en la plaza de Pamplona a lo largo de los años.
Vicente Barrera
Entre 1928 y 1939, Vicente Barrera actuó en la plaza de toros de Pamplona en 17 ocasiones, dejando un legado memorable. Su actuación más destacada ocurrió en 1932, cuando realizó una hazaña sin precedentes: lidió cinco toros en dos corridas, cortando las dos orejas y el rabo de cada uno, e incluso la pata al segundo toro del domingo 10 de julio. Este logro extraordinario le valió tres vueltas al ruedo, consagrándose como un héroe taurino. Sin embargo, sus últimos años en Pamplona no fueron tan exitosos, y su elevado caché en 1933 generó descontento entre el público, ya que cobró casi el triple que sus compañeros de cartel.
Cagancho
Joaquín Rodríguez vivió una tarde inolvidable el 12 de julio de 1927, cuando cortó las dos orejas y el rabo del toro Pajarito. Su toreo en los medios, con pases superiores y dos pinchazos, fue ovacionado por el público, que lo paseó a hombros. Sin embargo, su carrera en Pamplona tuvo altibajos y en 1935 tuvo una actuación desastrosa que dejó un mal sabor de boca. A pesar de este revés, Cagancho siempre será recordado por aquella tarde gloriosa de 1927.
Domingo Ortega
El maestro de Borox pisó la arena de la plaza de Pamplona en 19 tardes entre 1931 y 1948. Sus primeras actuaciones fueron grises, pero en 1934 logró brillar al cortar las dos orejas y el rabo en tres corridas consecutivas. En 1944, sustituyó a Manolete con gran éxito y, en un gesto de humildad, rechazó un rabo. Ortega se consolidó como uno de los toreros más respetados de su tiempo, dejando una marca profunda en la memoria de los aficionados pamploneses.
Manolete
Manuel Rodríguez toreó en Pamplona en 12 ocasiones entre 1940 y 1947, dejando una estela de triunfos y momentos memorables. Aunque su debut en 1940 fue un fracaso, en los años siguientes logró importantes victorias, destacándose especialmente en 1947 con una de las faenas más completas y satisfactorias que se recuerdan en la plaza. Su elegancia y maestría lo convirtieron en una leyenda del toreo, y su última actuación en Pamplona fue un auténtico acontecimiento.
Antonio Ordóñez
El rondeño actuó 33 veces en Pamplona entre 1949 y 1971, siendo uno de los toreros más queridos y respetados por la afición. Su estilo elegante y su personalidad arrolladora marcaron una época dorada en la plaza. Ordóñez logró numerosas tardes de triunfo, incluyendo ocho con orejas dobles y una con rabo en 1968. Su compromiso con los Sanfermines y su capacidad para motivar al público lo convirtieron en un ídolo inmortal.
Diego Puerta
DIego Puerta, conocido por su valentía y técnica, hizo el paseíllo en Pamplona en 30 ocasiones, la última el 11 de julio de 1974. Su actuación más memorable ocurrió el 12 de julio de 1961, cuando tuvo que terminar la faena del primer toro después de que sus compañeros de cartel fueran enviados a la enfermería. Toreó los cinco toros restantes de la corrida, ganándose el respeto y la admiración del público pamplonés.
Ruiz Miguel
El gaditano es el diestro con más actuaciones en San Fermín, con 35 entre 1973 y 1989. Aunque no fue un torero trascendental, se ganó el respeto del público con su dedicación y logró cortar once orejas. Su última actuación en Pamplona fue emotiva, despidiéndose entre aplausos y dejando un legado de valentía y entrega en la plaza.
Antonio José Galán
Antonio José debutó en Pamplona en 1973 y, a pesar de una cogida una semana antes, toreó con valentía y determinación. Su actuación el 14 de julio de ese año, bajo una fuerte tormenta, es recordada como una de las más heroicas de la historia de la plaza. Cortó dos orejas y un rabo, y su entrega y coraje lo convirtieron en un ídolo de la afición pamplonesa.
El Viti
Santiago Martín, conocido por su serenidad y maestría, fue ovacionado y admirado en Pamplona. Desde 1962, logró establecer una conexión única con el público, destacándose por su sobriedad y técnica impecable. Su actuación en 1976, donde abandonó la plaza con lágrimas en los ojos, fue un momento de profunda emoción y reconocimiento por parte de los aficionados.
Emilio Muñoz
El trianero, con 27 tardes en Pamplona, dejó una huella significativa con 19 orejas y un rabo. Su regularidad y estilo fueron altamente apreciados por el público, y su gran faena en 1994 es recordada como una de las mejores. Se despidió de la plaza bajo una sonora bronca, pero siempre fue respetado y querido por su entrega y arte.
Espartaco
Juan Antonio Ruiz debutó en 1980 y rápidamente se ganó a la afición pamplonesa con su carisma, raza y técnica. Sus actuaciones en 1988 y 1991 son especialmente recordadas, con ocho salidas a hombros y numerosas orejas. Su idilio con Pamplona fue inquebrantable, y nunca decepcionó a sus seguidores.
Pepín Liria
El murciano, con su valentía y entrega, se ganó el cariño de Pamplona. Su regreso en 2018 fue un tributo a su dedicación, recordando su épica faena de 1998 y su trágica cornada en 2004. Despedido con un homenaje en 2008, Liria siempre dio espectáculo en su plaza predilecta, y su nombre es sinónimo de valentía y entrega.
Juan José Padilla
Padilla, conocido como 'El Ciclón de Jerez', se convirtió en el último gran ídolo de Pamplona. Sus actuaciones, marcadas por su valentía y estilo único, fueron recompensadas con la devoción de la afición. Su despedida en 2018, con el pañuelo de bucanero tapando la amplia brecha abierta unos días antes, concluyó en una salida a hombros apoteósica. Padilla ha sabido entender y conectar con la afición pamplonesa de una manera especial.
Roca Rey
En la actualidad, el torero peruano se perfila como el nuevo ídolo de la afición pamplonesa. Con su estilo audaz y carismático, ha conquistado corazones en cada actuación. Sus faenas, llenas de entrega y técnica, han hecho que muchos vean en él al sucesor natural de los grandes toreros que han brillado en la plaza de Pamplona. La afición espera con ansias sus futuras actuaciones, confiando en que continuará la gloriosa tradición de la tauromaquia en San Fermín.