Cristiano Torres, en novillero a la antigua, corta la primera oreja de los Sanfermines
El novillero zaragozano hizo todo un despliegue de ganas y de valor con los dos astados de su lote y acabó cortando la única oreja de la tarde
Creada:
Última actualización:
El novillero zaragozano Cristiano Torres, que hizo todo un despliegue de ganas y de valor con los dos astados de su lote, acabó cortando la primera oreja, y la única concedida en la tarde-noche, en el festejo con que hoy se abrió en Pamplona la feria taurina de San Fermín.
El espigado aspirante aragonés, que debutó con picadores en su tierra el pasado mes de abril, aprovechó la ocasión de una feria de este nivel para dejar muy claras sus bazas para ascender en la profesión: una tremenda decisión para, más allá de las condiciones de los novillos, dejar huella en el público, con esas ganas de triunfo que dicen que tenían los clásicos novilleros de antes.
A falta de mayor oficio -lo que se nota especialmente cuando maneja el capote- Torres lo dio todo con la muleta en la mano, ya desde que abrió la faena a su primero con pases cambiados de rodillas en los medios, especialmente arriesgados a tenor de los arreones que hasta ese momento había pegado el utrero de la ganadería navarra de El Pincha.
Pero no se arredró por ello el zaragozano, sino que aguantó también con firmeza ya en pie para someter a un animal que acabó pronto viniéndose abajo, rendido a la determinación de Torres, que aún se pegó un corto arrimón antes de perder trofeos por fallar con la espada, dejándose el brazo atrás para pinchar así en dos ocasiones.
De la misma manera, con las dos rodillas en tierra y citando por la espalda, inició su trasteo al sexto, un novillo grandón y basto que no tardó en prenderle por la nalga al segundo intento de pase, aunque sin mayores consecuencias que una voltereta tras la que se levantó si cabe aún más decidido para torear con mucha firmeza, y especialmente bien con la mano izquierda, a pesar de que el utrero se quedaba corto en sus arrítmicas embestidas.
Y tanto atacó de nuevo el maño que volvió a ser volteado aparatosamente cuando, ya metido entre los pitones, apuraba lo poco que le quedaba de raza a su enemigo para lograr llevarse esa oreja que le recompensa y que le sirve para dar un serio toque de atención en esta mitad de temporada.
También mostró mucho valor, y más sereno aún, el gaditano Christian Parejo, al que le tocaron en suerte los dos novillos de menos posibilidades, el primero porque se desfondó muy pronto y el cuarto porque no tuvo más que medias arrancadas a la defensiva. Pero, aun así, siempre seguro y solvente, y sobre todo muy aplomado en la arena, Parejo no cejó en su empeño de sacarles por derecho todo lo poco que tuvieron, e incluso trazándoles con temple muletazos de una insospechada y meritoria limpieza.
Marcos Linares se encontró, en cambio, con el lote más óptimo de la desigual novillada de la tierra, pero no logró asentarse ni ajustarse con ninguno de los dos, lo mismo con el zancudo segundo, que se movió sin fijeza pero que acabó queriendo humillar, sin gran clase, en la muleta, que con el dúctil quinto, que se empleó poco pero que se dejó hacer hasta que el novillero jiennense, "tocando" siempre muy por fuera, se quedó al descubierto y pagó las consecuencias con otra seria voltereta.
Miércoles 5 de julio. Pamplona. Primer festejo de la feria de San Fermín, en horario de tarde-noche y con más de tres cuartos del aforo cubierto (unos 17.000 espectadores).
Seis novillos de Ganadería de Pincha, de presentación desigual, dentro de un conjunto de escasa armonía de hechuras, y de juego muy dispar, desde los desfondados por falta de raza a los ásperos o sin clase, pero con movilidad, pasando por la nobleza sin excesivo celo.
Christian Parejo, de blanco y oro con remates negros: pinchazo y estocada trasera perpendicular (silencio); estocada trasera (ovación tras aviso).
Marcos Linares, de palo de rosa y oro: estocada desprendida (silencio tras aviso); pinchazo y media estocada baja ( silencio tras aviso).
Cristiano Torres, de violeta y azabache: dos pinchazos y estocada ovación); estocada atravesada y dos descabellos (oreja).
Tras la lidia de su primero, Torres fue atendido en la enfermería de una contusión leve en la cara interna del muslo derecho.
Entre las cuadrillas, destacaron las buenas bregas de Carlos Chicote y Rafael González, con quinto y sexto.