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La sorprendente cadencia de Jorge Martínez antes de los bises

El novillero dio una vuelta al ruedo, que debió ser un trofeo, en una tarde en la que saltaron ocho novillos en la Feria de Otoño
ALFREDO ARÉVALOS

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El de Valdellán así perdía las manos como quería coger el engaño, entre falto de poder, sin ganas, estaba por definirse. Era ya el tercero de la tarde del reencuentro de la feria de Otoño. Jorge Martínez lo tuvo claro, porque a la media vuelta de esos primeros muletazos repletos de cadencia, pero más por fuera, se fue alienando con ese toreo que lleva dentro. Vertical, despacioso, con las yemas, lento, capaz de hacer y crear, más allá del toro... Y de esa embestida acabó cuajando, cuando parecía que el animal había perdido intensidad y que iba a menos la cosa, las series más potentes. Toreo bueno el suyo, del que pellizca el corazón. Se fue tras la espada y esta cayó abajo. Los pañuelos no fueron atendidos y entonces el trofeo lo tuvo que cambiar por una vuelta al ruedo, pero habían pasado cosas de las que superan los resultados numéricos. Magia.
Es lo que nos estaba faltando durante toda la tarde. No se entiende que la oreja no fuera.
Yon Lamothe se presentaba en Las Ventas y lo hizo con un novillo de esos que no era sencillo para quien está recién llegado y en una plaza como Madrid. Le puso a prueba. El de Valdellán fue terciado de presentación y se movió en el engaño de principio a fin, pero topaba más que empujar. No era cómodo estar delante de él con poco bagaje porque no lo veías nunca metido en el engaño. El francés cumplió sin llegar a entregarse del todo. Lo mató en la rectitud y pronto.
El cuarto apretó a los banderilleros y luego llegó a la muleta con la inercia de ir y venir sin humillar demasiado. A Yon no se le vio cómodo.
Por el pitón zurdo comenzó la faena Diego García al segundo, que se movió en el engaño, con desigual ritmo, pero dejándose hacer. La faena del novillero fue voluntariosa, solvente y sin apreturas.
El quinto fue un remiendo de López Gibaja que subió la nota de la tarde por mucho. Poder, movilidad y transmisión tuvo “Verdadero”. Diego se dio cuenta y lo quiso cuajar, pero su toreo, demasiado por fuera, fue recriminado pronto. En esa idea de querer agradar, de sí pero no, el novillero perdió el rumbo de la faena y de la intensidad del toro. La espada acabó de afear la actuación.
Tuvimos que esperar al sexto para volver a ver a Jorge Martínez. Lo que no sabíamos es que iba a ser el sexto tris de la misma ganadería de López Gibaja. Tremendo. No tuvo sentido devolver al primero y el tris iba y venía y los ánimos estaban ya descafeinados después de dos sobreros. Cumplió con algún muletazo de sabor mientras nos despedimos de la tarde. Lo bueno, estaba claro, había llegado antes de los bises (y los ¿trises?).

FICHA

Las Ventas. Tercera de la Feria de Otoño. Se lidiaron novillos de las ganaderías de Valdellán y dos de López Gibaja, 5 y 6. El 1º, movilidad sin entrega; el 2º, movilidad y desigual ritmo; el 3º, flojo y de poco poder; el 4º, va y viene sin humillar; el 5º, buen toro, bravo; el 6º, tris de Gibaja,va y viene con nobleza y flojo.
Yon Lamothe, de verde hoja y oro, estocada (silencio); estocada, estocada, aviso (silencio).
Diego García, de blanco y oro, estocada perpendicular (palmas); cinco pinchazos, estocada que hace guardia, dos avisos, tres descabellos (silencio).
Jorge Martínez, de nazareno y oro, estocada caída (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada caída, cinco descabellos (silencio).