"Cigarreras": Esperanzas frustradas de una revolución ★★★☆☆
Cándido Pazó firma la versión y la dirección de esta curiosa propuesta que adapta 'La Tribuna', de Emilia Pardo Bazán
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Versión: Cándido Pazó, partir de la novela de Pardo Bazán ‘La Tribuna’. Dirección: Cándido Pazó. Reparto: Susana Dans, Tamara Canosa / María Roja, Isabel Naveira, Ledicia Sola, Mercedes Castro / Casilda G. Alfaro, Covadonga Berdiñas, Ana Santos y Mercedes Castro. Teatro Fernán Gómez, Madrid. Hasta el 26 de octubre.
El Teatro Fernán Gómez inaugura temporada en su sala principal con la adaptación para la escena de la ‘La Tribuna’, de Emilia Pardo Bazán. La novela cuenta la historia de una obrera de una fábrica de tabacos, llamada Amparo, que adquiere conciencia política a medida que va presenciando injusticias y sufriendo reveses, y que acabará liderando a sus compañeras en la defensa de sus derechos como personas y como trabajadoras.
Cándido Pazó firma la versión y la dirección de esta curiosa propuesta, rebautizada como ‘Cigarreras’, que está construida en términos dramáticos casi exclusivamente a partir de los personajes femeninos del libro, a los que se suma el de la propia Pardo Bazán. La obra se articula, precisamente, como la relectura que la autora hace de su novela once años después de haberla escrito. La narradora evoca las situaciones y el contexto en el que las ideó, y establece una suerte de diálogo –un poco forzado desde el punto de vista dramatúrgico– con sus imaginarios lectores, que no son otros que los espectadores reales que ocupan la sala. En esa evocación, ella misma interactúa con sus personajes y da voz a aquellos que no son directamente encarnados sobre el escenario.
Contando solo con ocho actrices, Pazó condensa y desbroza con inteligencia esta novela típicamente decimonónica, en la que abundan las subtramas y las descripciones de ambientes, para centrarse en los aspectos más sociales y en el marco político dentro del cual se desarrolla la acción, que es el de la Revolución del 68 y el consiguiente Sexenio Democrático.
Como no podía ser de otra manera, los sacrificios literarios son muchos; pero no cabe duda de que, formalmente, la versión es ágil, vigorosa y compacta. La necesaria selección y esencialización de los temas complica, de manera inevitable, la visión panorámica que sí ofrece el libro original sobre los hechos ficticios y su entorno real; una visión más distanciada y escéptica que la del director. Pero, desde el punto de vista puramente teatral, la historia fluye y se sigue con interés.
Tomando como eje espacial la fábrica de tabacos donde trabajan las protagonistas, y con apenas unas sillas de trabajo como principal elemento escenográfico, Pazó ha sabido montar con soltura las escenas, ha dado la duración y el tempo precisos a cada una de ellas y ha concebido la acción de manera muy coral favoreciendo así el ritmo –sin mermar más de la cuenta el protagonismo que ha de tener el personaje de Amparo–. Lástima que, en lo que concierne al tono, haya un dulzor exagerado y generalizado que deviene peligrosamente en ñoñería alguna que otra vez. Además, la música incidental –no así las estupendas canciones que se insertan en el espectáculo– potencia todavía más ese aroma melifluo de algunas situaciones y conflictos.
En cuanto a las interpretaciones, si dejamos al margen el excesivo candor ya señalado –y que suponemos que viene impuesto desde la dirección– hay un trabajo correcto y generoso de todo el elenco, aunque cabe destacar por su mayor protagonismo a Susana Dans, como Pardo Bazán, y a María Roja en el papel de Amparo.
Lo mejor: Hay escenas muy bien tratadas y dialogadas, como la de las trabajadoras discutiendo sobre religión, o la de la conversación acerca del papel que juega la esperanza entre los desfavorecidos.
Lo peor: El almíbar que impregna a los caracteres encarando a veces sus conflictos y que se extiende a la función en general.