Mientras Vargas Llosa se daba un baño… Así se difundió el rumor de su mal estado
Investigadores chinos descubren que este tipo de noticias se difunden como una reacción nuclear en cadena
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Ni el lingüista estadounidense Noam Chomsky, de 95 años, murió en junio, como publicaron algunos medios de comunicación, ni Mario Vargas Llosa, de 88, se encuentra en un estado tan delicado como nos hicieron creer hace unos días provocando la indignación de sus familiares. Para desmentirlo, su hijo Álvaro Vargas Llosa utilizó su red social X para publicar una imagen del escritor peruano nadando en una piscina acompañada del siguiente texto: "Hace una semana, ajeno al ruido de los mentecatos que tratan de sorprender la buena fe de gentes como usted". Tanto Chomsky como Vargas Llosa son personas mayores y, por tanto, sufren los achaques lógicos de la edad. “Está todo lo bien que se puede”, ha declarado el primogénito del premio Nobel. ¿Por qué periódicamente se difunden este tipo de rumores que ponen en alerta a la población?
La ciencia ha encontrado una razón: los bulos se extienden como una reacción en cadena. Investigadores de la Universidad Normal de Shandong acaban de publicar en la revista "AIP Advances", de AIP Publishing, el desarrollo de un nuevo tipo de modelo de propagación de rumores inspirado en las reacciones nucleares que podría aportar nuevas ideas sobre cómo se propaga la desinformación y cómo combatirla.
Se trata de un modelo matemático originalmente diseñado para simular la fisión nuclear a partir de modelos epidémicos, en los que los rumores sustituyen a los microbios, ya que son igualmente contagiosos. Aunque en general son útiles, los modelos existentes no llegan a captar el panorama completo de la propagación de la desinformación.
"Los modelos de enfermedades infecciosas suelen considerar la propagación de rumores como un proceso pasivo de recepción de la infección, ignorando así los cambios conductuales y psicológicos de las personas en el mundo real, así como el impacto de los acontecimientos externos en la propagación de rumores», indica el autor principal del estudio, Wenrong Zheng.
El equipo identificó similitudes entre la propagación de rumores y la reacción que se produce en el interior de los reactores nucleares. En su modelo, los rumores actúan como neutrones, las pequeñas partículas que desencadenan la fisión nuclear. Estos son percibidos por los individuos, que los lanzan contra otras personas en una reacción en cadena.
"Cuando los individuos se encuentran con rumores, se ven influidos por sus intereses personales y deciden si los difunden o si es necesario exponerse repetidamente antes de difundirlos", explica Zheng. "A partir de distintas consideraciones sobre los umbrales de fisión del uranio, los individuos se dividen en grupos según la influencia de sus propios umbrales de interés, teniendo plenamente en cuenta el comportamiento y las diferencias individuales, lo que se ajusta más a la realidad".
El alcance de la propagación del bulo estaría estrechamente relacionado con la proporción de usuarios de la red social o medio en el que se origina, de acuerdo con las conclusiones de Zheng y su equipo. "Esto refleja la importancia de la educación: cuanto mayor es el nivel educativo, más fácil es cuestionar los rumores cuando se recibe información difícil de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto". El rumor se propaga a pequeña escala en la fase inicial, por lo que las plataformas oficiales deberían realizar un seguimiento en tiempo real. "Cuando se detecta la posibilidad de rumores, el gobierno o los medios oficiales deben comprobar el contenido de los rumores y hacer correcciones para que los ciudadanos racionales puedan inhibir eficazmente la propagación de rumores", concluye la investigación.