Emiliano Monge: «Lo que pasa en América Latina con las desapariciones ocurrirá en todo el mundo»
En «Los vivos» el autor abarca el drama de la desaparición forzada y la violencia estructural en los países latinoamericanos
Madrid Creada:
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En una librería entre los adoquines de Malasaña (Madrid), Emiliano Monge se mimetiza con el entorno. Ante estanterías repletas de novedades y clásicos, el escritor y politólogo mexicano disfruta de ese reducto de tranquilidad que brilla entre el caos de la ciudad, con la mirada fija en los títulos y un cigarrillo electrónico escondido en sus creativas manos. Vive en el campo, apartado del gentío, junto a sus siete perros. «Ulises y Morita siempre están tumbados conmigo mientras escribo», dice, extrañándoles. En México le esperan, mientras el autor visita España para desgranar su última novela: «Los vivos» (Random House). En ella aborda el drama de la desaparición forzada y de la violencia estructural en Latinoamérica, a partir de Hincapié, Vestigia, Justo, Cienvenida y toda una serie de estimulantes personajes.
¿Quiénes son los vivos y quiénes los muertos en esta obra?
Esa es la pregunta constante de la novela. Los que han ido desapareciendo están presentes en esas personas que se quedan esperándoles. Entonces, los vivos son una especie de presencias fantasmales. El título juega con esto y también con una cosa que cuenta la novela hacia el final, sobre la lengua Conca’ac. Un idioma de los pueblos originales de México que, a diferencia de otros lenguajes, nombra no por cualidades evidentes, sino por aquello que no está. Por ejemplo, al ciego se le dice mirada de águila. Nombran a partir de la ausencia.
"En México se ha cotidianizado la desaparición del adolescente que va a comprar a la tienda"Emiliano Monge
Trata el dolor, los silencios... ¿la literatura puede acabar con ciertos tabús?
Y sin miedo a equivocarse. Yo siempre escribo con miedo, con respeto al lenguaje. Me interesa que escribir sea una pelea cuerpo a cuerpo con ello. En este libro, intento no desvirtuar ese dolor. El escritor es muy controlador, tiene la necesidad de tenerlo todo atado. Pero cuando el libro está listo y lo tiene el lector, ya no hay nada que hacer.
Escribir sobres este asunto, ¿deja huella?
Hay ecos, de malestar o de sufrir por entrar y batirte en ese fango de historias como la desaparición. Vivo en un país donde desaparecen 10 personas cada día, una cifra descomunal. Antes, en España o en las dictaduras latinoamericanas era muy ubicable la figura del «desaparecerá el Estado, el Ejército o la policía». Hoy eso ha cambiado mucho. Ahora eso tiene más cabezas: el crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas... Eso ha hecho que quien desaparece pueda ser cualquiera. Se ha cotidianizado la desaparición de un adolescente que va a comprar agua a la tienda. Y eso es una herida muy profunda, es el ecosistema de la violencia de México.
"Veo más probable que vayamos hacia la tercermundización del primer mundo que lo contrario"Emiliano Monge
La línea entre la vida y la muerte, ¿es más fina en Latinoamérica?
La violencia es como la energía: ni se crea ni se destruye, se transforma. Hay sociedades donde ese cambio ha ido más hacia la violencia física, y en América Latina es evidente, donde se terminan con cuerpos de vidas que no cuentan, que son descartables. El machismo también es otra violencia. Todo esto es parte de nuestras cotidianidades. La cosa es saber cómo convivir con ello. En Latinoamérica aún estamos lejos de poder contarlo, hay mucha desigualdad e impunidad. En México, el porcentaje de crímenes castigados es irrisorio.
Cuando visita Europa, España, ¿qué le sorprende?
La clase media es mucho más amplia. Hay menos violencia, uno lo ve en el adolescente que se puede ir solo y sin problemas de la escuela a casa. Ahora, para que se pueda estar así en estos países, pareciera que se tiene que estar mal en los otros. Es decir, tiene mucho que ver el despojo entre el primer y el tercer mundo. Pero no hay una sola frontera entre ambos donde no esté aconteciendo una crisis humanitaria: entre América Latina y EE UU, en el Mediterráneo...
¿Es pesimista?
Lo soy con el planeta, nos lo estamos cargando. Estamos viviendo un duelo que no asumimos. Todos se quejan de que los niños están todo el día en las pantallas, pero no nos damos cuenta de que el mundo que ven ahí quizá está mejor que el que les estamos dejando. El tiempo que nos queda para detener el cambio climático es poco. No veo iniciativas, y lo que pasa en América Latina va a pasar en todo el mundo. Veo más probable la tercermundización del primer mundo que lo contrario.