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Odesa, la ciudad ucraniana que resistió a los nazis durante 73 días

Terminó sucumbiendo a las fuerzas rumanas y alemanas de la Segunda Guerra Mundial, pero, antes, se forjó a pulso convertirse en una de las primeras ciudades en ofrecer una resistencia férrea
La Razón
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  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Odesa, Ucrania, terminó sucumbiendo a las fuerzas rumanas y alemanas, como otras tantas urbes europeas durante la Segunda Guerra Mundial, pero antes se forjó la leyenda de ser una de las primeras ciudades en ofrecer una resistencia fuerte y duradera a las tropas nazis. Fueron 73 los días que necesitaron los hombres de Hitler (con Erich von Manstein, Nicolae Ciuperca y Iosif Jacobici al frente) para tomarla.
Hasta que las tropas soviéticas, bajo orden del propio Stalin, abandonaron. Durante la primera quincena de octubre de 1941, militares, civiles, tanques, blindados, cañones, caballos y toneladas de carga militar fueron evacuados de Odesa con rumbo a Sebastopol. Así llegaron unos primeros meses de ocupación en los que cerca de 280.000 personas fueron o asesinadas o llevadas a los campos.
De inicio, el plan marchaba para el Eje, entre el 8 y el 10 de agosto, las fuerzas rumanas penetraron la primera línea defensiva soviética. Un rápido avance que fue frenado por el mariscal Antonescu a mediados de mes, cuando el cerco ya se había cerrado, para dar tiempo a las unidades de retaguardia para que alcanzaran el frente. La ofensiva del día 16 permitió la toma del suburbio de Bieláyevka (importante para el suministro de agua a la ciudad). Sin embargo, las bajas habían sido altas en ambos bandos y Antonescu expresó su preocupación de que los soviéticos no renunciarían a su ciudad así de fácil. En estos primeros combates, el 4.º Ejército rumano ya había sufrido más de 5.000 muertos y más de 18.000 heridos.
Los contraataques soviéticos obligaron a planificar una contraofensiva en el bando rumano-alemán: dos ataques frontales contra la segunda línea de defensa. Infructuoso. Ya en septiembre, el teniente general Ciuperca le sugirió a Antonescu que le permitiera realizar un ataque desde el oeste porque la infraestructura defensiva era débil allí. Pero el mariscal se negó. La tensión entre Antonescu y Ciuperca se incrementó hasta el punto de que este último fue reemplazado por el teniente general Iosif Jacobici, dispuesto a aceptar las órdenes del Alto Mando de Rumanía sin rechistar (aunque, de primeras, pidió tranquilidad en sus dos primeros días).
La tercera oleada del Eje ya mostraba mejores resultados. Aun así, la fuerte resistencia soviética agotaba las municiones atacantes más rápido de lo esperado. El 16 de septiembre volvieron los combates con la captura de 3.000 soldados del este y con más “madera” rumana sobre el tapete. Antonescu y el brigadier general Alexandru Ioanitiu, jefe del Estado Mayor, acudieron el día 17 a observar la ofensiva, pero, justo después de que el avión “Fieseler Fi 156 Storch” (en el que viajaban los altos oficiales rumanos) aterrizara en un aeropuerto en Baden, Ioanițiu murió golpeado por la hélice del avión (calificado como “extraño” accidente).
De nuevo, la ofensiva (la tercera ya) decepcionó. Se había ganado algo de terreno, pero un desembarco anfibio soviético aisló una división rumana y causó estragos en el frente. Habría que esperar a un cuarto y último empuje para que llegara la derrota soviética. Principalmente, por dos motivos: la fuerza aérea rumana había destruido el depósito de combustible de Odesa y el general alemán Erich von Manstein logró entrar en Crimea el 29 de septiembre, lo que suponía una amenaza para el suministro de Odesa desde Sebastopol. El Alto Mando soviético (Stavka) ordenaba así evacuar el puerto soviético el 6 de octubre, que se alargaría durante más de una semana.
Los 73 días de resistencia que fueron del 8 de agosto al 16 de octubre le valió a los combatientes y ciudadanos de Odesa el título de Ciudad Heroica (concedido por la URSS) en 1945. Después de que fuera liberada por el Ejército Rojo el 10 de abril de 1944.