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Crítica de "El príncipe de la imprenta": la imprenta, esa galaxia que inició Gutenberg ★★★★

Enric Satué reivindica el oficio de impresor en esta biografía novelada de indudable valor que es, además, el homenaje a los primeros libros
Crítica de "El príncipe de la imprenta": la imprenta, esa galaxia que inició Gutenberg ★★★★
Enric SatuéFundación Juan March
Jesús Ferrer Solà
  • Jesús Ferrer Solà

    Jesús Ferrer Solà

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En el contexto histórico-cultural de la invención de la imprenta, con Johannes Gutenberg como gran protagonista, destaca también la figura del grabador y tipógrafo francés Nicolas Jenson (Sommevoire, 1420-Venecia, 1480). El diseñador gráfico Enric Satué (Barcelona, 1938), un clásico ya de esta materia artística, traza su semblanza en «El príncipe de la imprenta», novela que aúna una ensayística reflexión estética, rigurosa documentación biográfica y una conseguida recreación de ambientes y personajes, así como la reivindicación del viejo oficio de la impresión de libros, un arte que, en los albores del Renacimiento, revolucionará la modernidad cultural de toda Europa. 
El libro se inicia con un Jenson moribundo rememorando los principales hechos de su vida. Lo vemos así llegando, en 1458, al taller de Gutenberg en Maguncia, enviado por la corte francesa para aprender esa nueva técnica de impresión mecánica. A los pocos años habrá formado un grupo de colegas con los que abrir su propio taller en Venecia, donde aplicará cuanto ha aprendido sobre modalidades de grabación y variedad de estilos tipográficos. Creará una escuela propia, dejando incluso discípulos como el célebre Aldo Manuzio, quien le sucederá en la tarea editora. Entre anécdotas e incidencias varias desfilan por estas páginas lo referentes de la artesanía impresora: los tipos de letras, la calidad del papel, la composición de las tintas, las técnicas caligráficas y la exquisitez del grabado.
Intrigas y conspiraciones
Se da asimismo un cierto suspense argumental, ya que estas novedosas técnicas se prestaban al espionaje por parte de diversos países europeos, motivando intrigas y conspiraciones. Impregna todo el relato una pausada melancolía, una atmósfera de evocador tono poético que desemboca en las conmovedoras palabras finales, sumido Jenson «en un soñoliento soliloquio mientras los párpados se abaten pesadamente, como el querido y mortífero plomo de la imprenta, en un sopor intermedio, entre la somnolencia y el coma». Una obra fascinante de documentada elaboración, intenso ritmo narrativo y muy acertada recreación de época que reivindica la nobleza del antiguo arte impresor.
Lo mejor
Los datos técnicos, amenamente expuestos, del artesano proceso impreso
▼Lo peor
Cosas sin mayor importancia, como, acaso, alguna que otra innecesaria digresión