“Los crímenes del caviar”, muertes, misterio y conspiraciones
Reyes Calderón presenta una nueva entrega de la juez MacHor y el policía Juan Iturri, ante un complejo caso en las altas esferas del dinero y el poder
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Suena a cosa de la aristocracia rusa, a ricos de alta sociedad, a prohibitivo. Hablar de caviar es hacerlo de uno de los productos más caros del mundo, pero sobre todo, de exclusividad. Y exclusivo es el entorno de Sotogrande donde seis personas aparecen muertas misteriosamente, de las siete que forman el selecto Club del Caviar, que se reúne a cenar cada segundo jueves de mes. Seis muertes simultáneas con una única conexión, mismo día, misma hora y de forma parecida. Junto a ellos hay dos personajes misteriosos, una dama de altísimo nivel que sobrevive a la cena y desaparece y cuya muerte hubiera supuesto un cataclismo, y un residente en Abu Dabi dispuesto a intervenir. El grupo de difuntos no puede ser más heterogéneo: un cardenal “papable”, cuyo asesinato puede provocar un escándalo que interesa evitar, un árabe de la familia real saudí, el propietario de una importante empresa farmacéutica y su esposa, un empresario millonario y, el más desconcertante, el doctor Jaime Garache, nada menos que esposo de la juez Lola MacHor, que tras siete títulos compartiendo casos y aventuras con el comandante de Interpol Juan Iturri experimentan un giro fundamental en su relación. “Los crímenes del caviar” (PLANETA) es la nueva novela de Reyes Calderón. Iturri recibe el encargo de resolver un endemoniado caso sobre este grupo tan hermético y elitista donde aparecen conspiraciones en el seno de la Iglesia, un reducto privilegiado, los sueños de unos ricos queriendo aprovechar los avances científicos, una historia de amor, venganzas personales, herencias…una diversidad donde parece que dinero y poder es lo único en común.
Un caso de extraordinaria complejidad, no sólo por el tipo de asuntos, sino porque “los ricos juegan en otra liga alejados del resto de los mortales –afirma Calderón-, ricos y pobres tenemos la misma condición humana, envidias, celos, afectos, deseos…pero algunos creen que el dinero los sitúa por encima de los demás, de las normas y la ley, y ese es el trasunto detrás de esta novela, creer que el dinero lo puede comprar todo, pero hay muchas cosas, como el tiempo o la juventud, que no se puede porque el tiempo pasa para todos inexorablemente, ni puede comprarse el amor, tan fundamental en la vida, y no debería poder comprarse la justicia -resalta la escritora-, pero parece que, hagas lo que hagas, los ricos siempre ganan, que sus tentáculos llegan a todas partes”
¿Son dinero y poder, los motores que mueven realmente el mundo? “El dinero no deja de ser un medio de cambio, pero da acceso al poder, y quien lo tiene cree estar por encima, en una clase en la que no puedes entrar si no te dan permiso, porque el poder te lo otorgan otros y de la misma manera que te lo dan, te lo pueden quitar”, explica la autora, que muestra el contraste social entre los residentes en Sotogrande, la exclusiva urbanización gaditana conocida como “millolandia”, sus trabajadores y, de paso, lo peor de está zona del Estrecho, convertida en las autopista de la droga, cuyo tráfico trata de combatir una guardia civil mal dotada. Pero no todos los ricos son iguales –señala Calderón-, en su taxonomía están los tradicionales, que suelen vivir de las rentas, los auténticos, victorianos que valoran el trabajo, y los nuevos, “exhibicionistas que se vuelven estúpidos creyéndose superiores y, para distinguirse, muestran sus mansiones, coches de lujo y joyas, frente a la discreción de quien verdaderamente tiene poder y no necesita contarlo porque quien tiene que saberlo lo sabe y esos son muy pocos, no se conocen, no están en los periódicos, pero mueven los hilos del mundo y pueden mover gobiernos”.
Como todo thriller, en “Los crímenes del caviar” nada es lo que parece, hay muchas cosas que no encajan y poderosos intereses ocultos detrás del caso, capaces de cambiar de juzgado la investigación, manipular pruebas y falsear partes forenses para ocultar el motivo de las muertes. ¿Será un complot para matar al Papa? “Dentro de las luchas vaticanas entre corrientes internas y “lobbies” de poder, hay una Roma pobre de la que habla Francisco, la de los marginados y los que sufren, que son, diríamos, la anti-élite, frente a otra más aburguesada y conservadora, que se ha dejado dominar por la serpiente o por la manzana del paraíso”, significa Calderón. A veces, “los príncipes de la Iglesia parecen comportarse como si fueran los de Maquiavelo”, por eso todos los capítulos son introducidos con citas suyas. “Al final, el poder es el poder y hay élites que luchan por conseguirlo, pero a mí me gusta llamar la atención de que no hay razón por la que el fin justifique los medios, de ahí citar a Maquiavelo, y si encuentras un motivo que lo justifique, estás perdido”, concluye la escritora.