La clase política también repudia a Karla Sofía Gascón

El pasado 28 de enero, martes, el ministro de Cultura Ernest Urtasun recibía en el propio ministerio a la actriz madrileña Karla Sofía Gascón, candidata al Oscar a mejor actriz principal por su papel en la película «Emilia Pérez». El propio responsable de la cartera cultural subió unas fotos junto a la intérprete transexual a sus perfiles en redes sociales –a X no porque le ha puesto la cruz–, acompañadas del siguiente mensaje: «Karla Sofía Gascón es un ejemplo del talento y la dedicación de las actrices españolas. En marzo, nuestro país estará en los Oscar gracias a ella. Ha sido un placer recibirla. Ojalá vuelvas de Los Ángeles con la estatuilla». 

Sólo 8 días despues, el 5 de febrero, miércoles, el propio ministro Urtasun ha declarado lo que sigue: «Los tuits de Karla Sofía Gascón tengo que lamentarlos. No representan a la sociedad española y lo digo de forma apenada, porque esta era una candidatura muy importante para el país, y estos tuits lo han empañado y tengo que lamentarlo». Al «donde dije digo digo Diego» de Urtasun se ha «sumado» Yolanda Díaz, que ha dicho sobre la actriz que «Con su nominación me llevé una alegría; sus tuits me disgustaron profundamente». Pero ¿qué ha pasado en una semana para que los aristócratas de la moral, quienes más celebraron la candidatura de Karla Sofía Gascón, por arte de birlibirloque, ahora la repudien?

Estrictamente no ha pasado nada. Lo que pasó, pasó, como dice la canción. Sólo que una «arqueóloga» de X ha rescatado de las profundidades de las redes sociales, como si fueran pecios contaminantes, una serie de publicaciones de la intérprete española donde escribe sobre asuntos delicados, en fin, con el fondo y forma de un concejal de Vox de un pueblo de Toledo. Una vez más el pasado condicionando el futuro: que se lo digan a Errejón, otro sumando.

Pero, más allá de la polémica y del tsunami cancelador que ha hundido la carrera de Karla Sofía Gascón, la clave de la cuestión podemos encontrarla en las palabras del ministro de Cultura: escribe que «es un ejemplo de talento y dedicación» y que «ojalá vuelvas de Los Ángeles con la estatuilla», para una semana después hablar en pasado de su candidatura. Entonces, ¿por unos tuits escritos hace unos años ya no es un ejemplo de talento y dedicación? Si el premio Oscar premia su trabajo como actriz, ¿qué tendrá que ver aquí la ideología de la intérprete o si es mejor o peor persona? La respuesta está, claro, en lo que escribía Rafa Latorre: «Si un premio artístico te lo pueden arrebatar por cuestiones políticas, cuestiones políticas pudieron convertirte en candidato.»