Carlos Saura: "Nuestros políticos siguen preocupándose poco por la cultura"
Recuperamos la entrevista que concedió el director de cine, que ha fallecido a los 91 años, con motivo de la presentación el 3 de febrero pasado de «Las paredes hablan», documental en el que reflexiona sobre el arte urbano y su relación con lo arqueológico
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No se le puede pedir a una flor que no alumbre una estancia. Ni a un polímata que deje de crear. A sus incombustibles 90 años, Carlos Saura sigue presentando proyectos. Si hace unos días ponía de largo en Sevilla su «Lorca por Saura», adaptación teatral con India Martínez en el papel del poeta granadino, ahora regresa a las salas de cine con «Las paredes hablan». Su nuevo documental, que no pudo presentar en San Sebastián al sufrir una caída, es una reflexión sobre el arte urbano que, de repente, nos lleva hasta Altamira. De artista en artista y de científico en científico, Saura construye un filme didáctico, casi metafísico, sobre el proceso creativo con la pared como excusa. Y así, humilde ante su peso como artista en la historia, levanta una pieza sobre el legado, el ego y, claro, el arte. El director responde a LA RAZÓN vía cuestionario.
PREGUNTA. En el último Festival de San Sebastián le preguntaba a su hija por su tenacidad. ¿De dónde saca las fuerzas?
RESPUESTA. Tengo la suerte de poder trabajar en lo que más me gusta, en lo que me apasiona, que es crear. Para mí, trabajo no es trabajar, es hacer lo que me interesa, es poder pintar, hacer fotos o escuchar música, y eso es lo que me mantiene vivo. Como dice la famosa frase, «escoge trabajar en lo que te apasione y no tendrás que trabajar nunca».
En «Las paredes hablan», además de un documental, hay un descubrimiento de usted como polímata. ¿Cuál es la faceta que más siente como suya?
Yo me considero ante todo fotógrafo, la fotografía es mi vida y fue la que me llevó a hacer cine, que como siempre digo es el arte total porque aúna todas las que me gustan: la fotografía, la pintura, la música y la literatura. Realmente no me considero experto en nada, pero sí un buen aficionado en muchas cosas.
[[DEST:L|||Vivimos en un mundo en el que las mujeres están viviendo su gran revolución, que ya era hora, y es el momento de apoyarlas|||Carlos Saura]]
¿Por qué cree que desde tiempos inmemoriales tenemos esa tendencia a plasmar nuestras ideas en las paredes? ¿Tiene que ver con tema del legado?
Puede ser, como dicen Suso33 y Anna Dimitrova en el filme, existe una parte de ego, una parte de decir «yo estuve aquí». Hay también una parte de pervivir, de prevalecer, de dejar nuestra huella y que nos quedemos más allá de la muerte.
¿Y cómo le gustaría que fuera el legado de Carlos Saura? ¿De qué está más orgulloso?
Es algo que no he pensado, tengo cientos de dibujos, cientos de fotosaurios, negativos de mis fotografías… En mi estudio ya ni quepo, pero no me preocupa porque yo lo hago porque me divierte, cuando me muera que hagan lo que consideren. De lo que más orgulloso me siento es de mis siete hijos, seis chicos y una chica.
Últimamente se ha acercado mucho a Lorca. ¿Por qué cree que seguimos volviendo a él? ¿Por la injusticia de su muerte?
Creo que es un personaje muy interesante que desde luego tuvo una muerte totalmente injusta, y eso fue una gran pena porque imagínate todo lo que podría haber hecho si hubiera fallecido mayor. Era una persona con una cabeza privilegiada, de las que no existen. Una de esas personas adelantadas a su época.
Hace unos meses, en un laboratorio de proyectos, se hablaba de adaptar «La caza» con personajes femeninos. ¿Usted estaría a favor de esa posible película?
Sí, claro, ¿por qué no? Vivimos en un mundo en el que las mujeres están viviendo su gran revolución, que ya era hora, y es el momento de apoyarlas.
Después de toda una vida dedicada al arte, ¿cree que el mundo ahora es un lugar mejor que en el que usted empezó?
Es diferente, no tiene nada que ver. Cuando comencé a hacer cine eran otros tiempos, otra situación social y cultural, no olvidemos la Guerra Civil, la postguerra y el franquismo, que fueron terribles. A mi generación nos costó mucho salir adelante en una España en la que casi todo estaba prohibido. En nuestro grupo la mayoría éramos de la escuela de cine y queríamos otra cosa, teníamos otras inquietudes, otras formas de ver la vida, y eso es lo que siempre he contado en mis películas. Es verdad que las primeras tuvieron una mayor repercusión fuera de España, sobre todo, en Francia, y seguramente gracias a eso y a los festivales pude seguir haciendo cine. Ahora España es un país maravilloso, con unas infraestructuras increíbles, en donde todo funciona, todo es sencillo, sin embargo, nuestros políticos siguen preocupándose poco por la cultura, que al final es nuestro legado y lo que queda.
En apenas unas semanas, le harán entrega del Goya de Honor. Justicia histórica. ¿En qué pensó al enterarse de la noticia?
Es algo que me halaga mucho y que me hace feliz, estoy muy agradecido a la Academia y en especial a Fernando Méndez-Leite, que además es un gran amigo. Es un honor que me entreguen este premio los compañeros del sector.