El termómetro optimista de ARCO

El gesto que exhibían ayer los expositores participantes en ARCO es diametralmente diferente al que mostraban hace un año tras la sorpresiva invasión de Ucrania por parte de Putin. Si hace doce meses, la segunda jornada de ARCO se desenvolvía entre la cautela y el pesimismo, en esta ocasión el estado de ánimo generalizado se encuentra acotado por la prudencia y el optimismo. Como afirma Luis Valverde, de la Galería Espacio Mínimo, «una feria es imprevisible. Por más que planifiques, nunca sabes lo que va a suceder. Al final son las obras las que eligen al comprador, y el cómo y el cuándo es algo que no se puede prever». Y es cierto: una feria tiene en común con las subastas el hecho de que lo que impera es el estado de ánimo de los compradores. Aunque las obras a la venta puedan ser de una elevada calidad, la diferencia entre un buen y un excelente cierre viene dada por una serie de intangibles que nadie puede predecir. El «now or never» que regula agónicamente los dos minutos que dura una puja es el mismo sentimiento que invade a los coleccionistas que visitan una feria en uno de esos días mágicos que los expositores desean.

Efectivamente, prever los estados de ánimo es imposible, pero, pese a ello, había factores objetivos que, a pocos días del inicio de la edición de 2023 de ARCO, llevaban a pensar que la feria arrojaría buenos resultados: el hecho de que se tratara de la primera vez, tras la pandemia, en que se volvería a un escenario de completa normalidad; y el que, después de unos duros meses marcados por la inflación y el decrecimiento económico, las embravecidas aguas económicas comenzaran a calmarse y las previsiones a corto plazo mejorasen. Quizás por la confluencia de ambas circunstancias, el primer día de apertura de ARCO sorprendió por la enorme cantidad de visitantes que se podían ver por los pasillos de los pabellones 7 y 9 de Ifema. Quien esto escribe jamás había visto tanta gente en una jornada inaugural de la feria. Había excitación, ganas de encontrarse y de identificar oportunidades de compra. Por decirlo de otra manera, un espíritu de fiesta permeaba cada rincón de ARCO y convertía en acontecimiento lo que, en cualquier otro año de normalidad, hubiera sido una simple rutina.

Poco después de comenzar la segunda jornada de la feria, y con mucho partido todavía por jugar, el ánimo de los galeristas dibujaba un panorama de optimismo. En las galerías Max Estrella y Luis Adelantado se nos decía que era muy pronto para realizar valoraciones concluyentes, y que habría que esperar al sábado para ello. Sin embargo, mientras que en Luis Adelantado afirmaban que las cosas iban muy bien y reconocían «estar contentos», en Max Estrella rebajaban la euforia y preferían esperar a ver cómo discurrían las horas posteriores. Interrogados sobre la marcha de las ventas, Pepe Martínez Calvo y Luis Valverde, de Espacio Mínimo, afirman sentirse satisfechos y ponen de manifiesto el mejor desarrollo de la feria con respecto a la misma jornada del año pasado. Por su parte, María Ángeles Sánchez Rigal, de Art Nueve, detallaba los resultados obtenidos nada más empezar la segunda jornada: tres piezas vendidas y la perspectiva de seguir cerrando operaciones. Sin embargo, la galerista murciana anotaba un factor que afecta a un buen número de los expositores presentes: las galerías que representan a artistas jóvenes –cuya cotización no supera, en el mejor de los casos, los 6.000 euros–, necesitan cerrar un número elevado de ventas para compensar los gastos que les supone acudir a la cita. No es lo mismo vender un Chillida por encima de los tres millones de euros que vender una decena de piezas de artistas emergentes. Pero, en términos relativos, resulta palmario que tiene mucho más mérito vender varias obras de artistas jóvenes que un gran trabajo de un histórico. Las ferias sirven para ambos objetivos, pero habla mucho mejor de ellas el que se conviertan en un espacio privilegiado para el descubrimiento y valoración de nuevos talentos. ARCO ha comenzado bien. Si el mercado del arte suele demostrar especial resiliencia cuando las cosas vienen mal dadas, imaginemos su estado de ánimo cuando hay razones para el optimismo. Paseando estos días por las avenidas de ARCO, el mundo parece un lugar mucho más feliz y acogedor de lo que realmente es.

Los Reyes don Felipe y doña Letizia inauguraron ayer la edición de 2023 de ARCO. Durante una hora y media, los monarcas realizaron un recorrido por los pabellones 7 y 9 de Ifema, en el que visitaron un total de 16 expositores. En ausencia del Ministro de Cultura, Miquel Iceta, el Gobierno de España estuvo representado por el Ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. En la comitiva, también coincidieron otras autoridades como el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Entre los espacios visitados por los Reyes cabe destacar el que, bajo la denominación de «nunca lo mismo», está consagrado a proyectos de artistas latinoamericanos.