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Antonio Scurati: "No tenemos que esperar la vuelta del fascismo porque esas fuerzas antidemocráticas ya están aquí"

El escritor, que presenta "M. La hora del destino" y el ensayo "Fascismo y populismo", reconoce que se ha convertido en "el enemigo número 1 del populismo en Italia" por su actividad intelectual
Entrevista con el escritor Antonio Scurati © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.
El escritor Antonio Scurati © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. Roldán
La Razón

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«Trump no proviene de ninguna cultura política, fascista o no. Su peligro precisamente reside en que es ajeno a la cultura política del siglo XX. Él ya está empezando a borrar las reglas, principios y costumbres que han gobernado la política americana hasta ayer. Su figura encarna el populismo, sobre todo el de Mussolini». 
Antonio Scurati es muy claro en sus declaraciones. Afirma que «no debemos esperar ver camisas negras, pardas o azules», porque «los fascismos no volverán de esa forma» y advierte sobre el peligro que representan los nuevos «hombres fuertes»: «La masas tienden a ser seducidos por ellos, que prometen resolver los problemas sin dificultad. Crean miedo, luego crean a un enemigo, después prometen que solucionarán nuestras dificultades y acaban diciendo que todo lo que nos ocurre es culpa de un extranjero. Su vulgaridad forma parte de su éxito. Es lo que pasó hace cien años con la llegada de Mussolini, que arrastró a Italia a una guerra, y es lo que sucede de nuevo hoy en día».  
«El peligro real para nuestras democracias es el populismo soberanista»Antonio Scurati
El intelectual y escritor italiano regresa por partida doble. Por un lado, con «M. La hora del desino» (Alfaguara) y, por otro, con un ensayo de breve factura, pero contenido enjundioso que ha titulado «Fascismo y populismo. Mussolini hoy» (Debate). Pero a pesar de estas novedades en su discurso se cruza de una manera casi inevitable la actualidad. «Siempre he sido contrario a trasladar el término fascista a un adversario político con características autoritarias porque nos puede despistar del significado del término y, sobre todo, desvía la mirada del peligro real para nuestras democracias: ese fenómeno es el populismo soberanista, que es un peligro actual. Algunos de estos líderes ya están en el gobierno de muchos países, comenzando por Italia. Estamos siempre esperando una amenaza, la vuelta del fascismo en su versión histórica, pero eso nos lleva a infravalorar el peligro que tenemos delante de nosotros, que son estos populismos soberanos que ya están dentro de la casa democrática y que gobiernan».
Scurati sabe de lo que habla. La llegada de Giorgia Meloni al poder ha supuesto un cambio drástico en su país e, incluso, para él mismo, que se ha convertido en diana de amenazas. En el vestíbulo de su casa han aparecido bolsas llenas de mierda, en los muros se han escrito pintadas contra él y se le ataca de manera abierta desde diarios de extrema derecha. «He chocado con el poder político legal y democráticamente elegido, que usa la intolerancia en infinitud de maneras frente a los intelectuales. Son formas de agresión vulgares, con ataques directos, personales, pero nunca a las ideas o las argumentaciones. Siempre al individuo». El escritor explica que la publicación de su larga novela de no ficción, «M.», de la que ya ha publicado cuatro volúmenes, «ha tenido consecuencias. Me he convertido en el enemigo intelectual número 1, porque he tomado opciones en determinados temas públicos. A sus ojos soy un enemigo porque he renovado la corriente antifascista. Ellos estaban listos para reescribir la historia y revalorizar el fascismo y mis libros se lo han impedido». Por este motivo, comenta, «sufro ataques de la Prensa de extrema derecha», donde se le ha tildado de «L´uomo de M», «Hombre de mierda». Lo curioso es que el director de uno de estos diarios que han consetido esta diatriba es coautor de la biografía de Meloni. «A raíz de esto, me pusieron escolta».
Scurati hace hincapié en la gravedad de estos hechos, no por ser él, sino por las consecuencias que tiene. «Esta forma de poder no tolera la crítica ni ninguna clase de oposición, sobre todo, intelectual o cultural, porque, tienen la concepción de que el líder es el pueblo y el pueblo es el líder, y quien critique eso es enemigo del pueblo y no se puede tolerar, hay que silenciarle. Esto es lo que está pasando ahora en Italia».
El escritor hace hincapié y explica que «se me ataca de toda clase de formas por parte de los periodistas que apoyan al gobierno. Incluso Meloni me ha atacado a nivel personal. Me impidieron asistir a un programa de la televisión pública italiana para hablar del 25 de abril, que es cuando se habla de la liberación del nazismo. La presentadora me dijo que la Primera Ministra no quería que se hablara del reconocimiento de una lucha antifascista. Luego Meloni publicó un post en el que decía que yo no había sido censurado, que lo que sucedía es que yo pedía mucho dinero por acudir, porque lo que pretendo es enriquecerme con el antifascismo». Para el escritor, la lectura está clara: «No tenemos que esperar, la vuelta del fascismo porque la fuerzas, antidemocráticas ya están aquí, en esta censura, en estos ataques personales a los intelectuales, que nos llaman disidentes, el término que se empleaba en la URSS. Nos estamos alejándonos de la libertad de expresión».
Scurati advierte de dos riesgos. El primero es el intento de cambiar el pasado. Ahora se trata de eliminar la historia como conocimiento de convivencia común. O se reescribe o se borra. La segunda amenaza es que estos populistas «logran el apoyo de todos los moderados, que toleran algunas vueltas al fascismo, al franquismo o al nazismo». Y asegura: «Los populistas son contrarios a las democracias actuales. No cabe duda. Estos partidos, en Europa y América, se han declarado adversarios de la democracia liberal. Orbán lo dice con claridad y practica la democracia iliberal. La presidenta Meloni ha afirmado que Orbán es su modelo. Trump es explícito respecto a estos temas, declarando que él hubiera eliminado aspectos fundamentales de la democracia liberal. Ahora hay que decir "democracia liberal", porque si dices que solo "democracia", Trump le dirá que él ha sido elegido democráticamente».
«La cuestión es cuántos derechos de la democracia estamos dispuestos a cambiar por las promesas de los populistasAntonio Scurati
Para Scurati el punto crucial reposa en otro aspecto: «La cuestión es que nosotros no debemos negociar la democracia y sus valores. El problema es que cada vez hay un número creciente de ciudadanos preparados para negociar e intercambiar parte de los valores y reglas fundamentales de la democracia por propuestas de esos líderes populistas. La pregunta es cuántos creen todavía que la democracia es la mejor manera de gobierno de la humanidad y cuántos valores y derechos están dispuestos a sacrificar por estos populistas».