“Beginning”: oro, plata, bronce y un cuarto de propina
Dea Kulumbegashvili arrasa en el Kursaal con su ópera prima y sus cuatro premios: película, dirección, interpretación femenina (Ia Sukhitashvil) y guion
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Una edición atípica por las circunstancias, pero tabién por el palmarés. No hubo rival para Dea Kulumbegashvili. Barrió en el Kursaal con “Beginning” (“Dasatskisi”), la primera incursión de la directora georgiana en los largometrajes. No se puede definir de ninguna otra manera el “abuso” de una película que ganó cuatro de los siete premios oficiales: mejor película, dirección, actriz y guion. Casi nada... Una cinta que llegó hasta San Sebastián rebotada por la cancelación de Cannes y ya desde el primero de los pases generó debate entre público y Prensa. “No pensábamos en los premios. Solo queríamos mostrar nuestro trabajo, por lo que ha sido una sorpresa”, confesaba la protagonista de la noche tras recibir el reconocimiento.
De ritmo muy pausado, la Concha de Oro de 2020 se adentra en “la condición humana”, en palabras de su realizadora, a través de una comunidad de Testigos de Jehová atacada por un grupo extremista. Al mismo tiempo, Yana (Ia Sukhitashvili), esposa del líder de la comunidad, va hundiéndose entre silencios eternos. Los fanatismos religiosos, el machismo, la violencia de género y el nacionalismo serán los temas que vayan desfilando bajo la sólida interpretación de Sukhitashvili, premiada con su correspondiente Concha de Plata.
“Quería hacer una película sobre un personaje femenino que, en la narrativa clásica, se le hubiera considerado secundario, por ser ‘la mujer de’”, confesó la directora durante la presentación en Donostia. Trabajando en el guion le surgieron las preguntas sobre esa figura, “así que, en un momento determinado, noté que la rabia se acumulaba dentro de mí y me di cuenta de que lo que quería era que la gente mirara a esta mujer, que no es convencional”, defendía la creadora de los cortometrajes “Ukhilavi sivrtseebi” (Invisible Spaces, 2014), que compitió en la Sección Oficial de cortos del Festival de Cannes, y “Léthé” (2016), con el que regresó al certamen francés, esta vez dentro de la Quincena de Realizadores.
Por su parte, Mads Mikkelsen, como mejor actor del festival, celebró su premio brindando en un vídeo junto a los otros tres protagonistas de «Druk». «Salud», dijo desde la barra de un bar, como no podía ser de otra forma después de poner cara a la oda al alcohol (en sus dosis justas) que propone Thomas Vinterberg en la cinta. El otro galardón que Georgia dejó escapar fue el de fotografía, que fue cosa de «Any Crybabies Around?», dirigida por Takuma Sato. Y «Crock of Gold», el filme de Julien Temple producido por Johnny Depp, se hizo con la mención especial del jurado.
Otro festival finalizado en medio de las alertas pandémicas y otro festival que puede decir bien alto que, lejos de premios individuales, el ganador del mismo es el propio cine. Y, por extensión, la cultura en general, que podrá gritar de nuevo a los cuatro vientos eso de que es «segura». A la vista lo dejan los datos: cero contagiados entre los asistentes a las proyecciones y un solo incidente desde el 18 de septiembre, el del director neoyorquino Eugène Green, personaje que quiso hacerse de notar negándose a utilizar la mascarilla durante la muestra de su película. Por lo demás, mucha estrella patria que desfiló del Hotel María Cristina al Kursaal y viceversa, con y sin temporal, y algunas pinceladas internacionales sobre la alfombra roja como Johnny Depp, Matt Dillon, Gina Gershon y Viggo Mortensen, y, otras, en «streaming», como Woody Allen y Thomas Vinterberg.