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"14.4": buscando la tierra prometida

El desconocido Ahmed Younossi se convierte en protagonista en solitario de la nueva y esperada colaboración entre Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta
Younossi en «14.4»
Younossi en «14.4»SERGIO PARRA
La Razón

Madrid Creada:

Última actualización:

El tándem formado por Sergio Peris-Mencheta como director y Juan Diego Botto, en su doble vertiente de actor y autor, ha dado ya a la escena dos aplaudidos frutos: primero fue Un trozo invisible de este mundo (2012), que abordaba asuntos como exilio y la inmigración; después llegaría Una noche sin luna (2020), sobre Federico García Lorca y la memoria histórica. Ahora los dos creadores, muy amigos fuera de las tablas, vuelven a juntarse en un proyecto llamado 14.4 que dirige de nuevo el primero de ellos y que, esta vez, lleva la firma de ambos en la dramaturgia, junto a la de Ahmed Younossi, quien será, a su vez, el único y verdadero protagonista de la función. Algo comprensible, esto último, si tenemos en cuenta que la obra se construye, precisamente, a partir de la experiencia real de este actor de 34 años, poco conocido de momento, que sobrevivió en las calles de Tánger después de huir de un padre maltratador y consiguió, con solo nueve años, llegar a España escondido en los bajos de un camión. “Una España que es vista como el paraíso en la tierra, el final del camino, la Ítaca con la que sueña todo viajero”, explica Botto. Pero aquí, “en la tierra prometida, llegará otra odisea que se aleja de lo soñado, aunque no está exenta de sentido del humor”.
Aludiendo en el título a la distancia que separa por el estrecho de Gibraltar el continente africano de nuestro país –exactamente 14 kilometros y 400 metros-, Peris-Mencheta se propuso sacar este proyecto adelante en cuanto conoció la historia personal de Ahmed, al que conoció durante el rodaje de un cortometraje. “A mí me lo presentó Sergio –cuenta Botto-. Era un chico que, después de todo lo que pasó, había salido adelante: tenía estudios, sacaba buenas notas... Quería ser actor, así que yo se lo presenté a mí madre (la actriz y docente Cristina Rota) y estuvo becado cuatro años estudiando en su escuela la carrera de interpretación”.
Fue Botto el encargado de preparar un primer material literario y dramatúrgico con el que volvía como autor, después de Un trozo invisible de este mundo, al tema de la inmigración. Un material que después se ha ido retocando con las aportaciones de sus dos compañeros. Para él, la obra “pretende explorar, desde un lenguaje realista y a la vez poético” ese viaje que hace el protagonista a un mundo tan próximo al suyo y tan diferente.
Se da la triste circunstancia de que la puesta en marcha del proyecto ha coincidido con la enfermedad de Peris-Mencheta, que, como él mismo anunció en enero en sus redes sociales, se encuentra luchando contra un cáncer en Estados Unidos, país en el que vive desde hace tiempo. Como consecuencia, el proceso de trabajo ha sido “un tanto particular”, como explica Botto: “Él iba a venir a España para dirigirla, pero sobrevino esto y nos planteamos suspenderlo todo. Fue él quien decidió seguir adelante con los planes, y tener sí algo que le sacara de estar pensando constantemente en la enfermedad. Así que se instaló todo un sistema de cámaras y micrófonos en los ensayos que permitían que él pudiera seguir y dirigir todo desde Los Ángeles, así como estar en permanente comunicación con todo el equipo artístico y técnico. A veces le hemos visto con el gotero en el hospital siguiendo un ensayo y dando notas. Ha sido un acto de entrega y de amor por este oficio muy bonito, como pocos haya podido ver en mi carrera”.