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Futuro

Viajes espaciales: así afectarán a nuestras defensas

La falta de gravedad podría llevarnos a ser más susceptibles a sufrir infecciones en el espacio, aunque nos recuperaríamos rápidamente al llegar a la Tierra.

Viajes espaciales: así afectarán a nuestras defensas Mikhail NilovPexels

Desde los tiempos de Julio Verne, la ciencia ficción ha hecho soñar a la humanidad con civilizaciones más allá del planeta Tierra. Pero ¿sabemos qué implicaciones tendrían las condiciones de gravedad cero para nuestro cuerpo?

Uno de los principales problemas que sufren los astronautas durante sus misiones es la llamada “enfermedad espacial”. Los que la padecen experimentan desorientación, malestar general, vómitos, mareos, alucinaciones y dolor de cabeza. En exposiciones más prolongadas, sus huesos y músculos sufren un notable deterioro, el corazón bombea con menos fuerza y el oxígeno no se distribuye adecuadamente.

En estos últimos años, además, los expertos han observado que los astronautas son más susceptibles a las infecciones durante y después de sus misiones espaciales. Por ejemplo, en el transcurso de sus estancias en la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) suelen sufrir erupciones cutáneas, así como enfermedades respiratorias y no respiratorias.

Un artículo publicado en la revista Frontiers in Immunology explica la evolución del sistema inmunitario durante las misiones espaciales. El objetivo del estudio es comprender cómo afecta la ausencia de gravedad a nuestros glóbulos blancos, los encargados de defendernos de los agentes patógenos.

Entender los cambios que experimenta el cuerpo humano en estas condiciones ayudará a mejorar las estancias de los astronautas durante sus misiones y, en un futuro, facilitará los viajes espaciales a pasajeros menos experimentados.

Los defensores de nuestro sistema inmunitario

El promedio de sangre que corre por nuestras venas puede ir de los cuatro a los seis litros, dependiendo de nuestro sexo y fisionomía. Pero ¿de qué está compuesta exactamente? Casi la mitad de ese volumen es plasma, una mezcla de agua y sales que permite la circulación del resto de componentes: glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos.

Por un lado, los glóbulos rojos, además de dar coloración a la sangre, son los encargados de distribuir el oxígeno por todo el cuerpo, mientras que las plaquetas se encargan de la cicatrización de las heridas. Por otra parte, los glóbulos blancos, o linfocitos, representan tan solo el 0.7% de la composición total, pero juegan un papel fundamental en nuestra salud. Se trata, ni más ni menos, de los protagonistas de nuestro sistema inmunitario.

Pero estos glóbulos no trabajan sólo cuando estamos enfermos. Si nos paramos a observar nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que estamos constantemente rodeados de agentes patógenos que podrían terminar con nuestra vida. Aun así, cada vez que un cuerpo extraño, como un virus o una bacteria, entra en nuestro organismo, los linfocitos se encargan de eliminarlo antes de que se replique.

Sin embargo, pese a que los astronautas pasan exhaustivos controles de salud, se ha podido observar que, durante las misiones espaciales, sus organismos son más susceptibles a padecer infecciones.

Por ejemplo, los tripulantes a bordo de la ISS, además de caer enfermos con más facilidad durante sus misiones, son conocidos por arrojar más partículas de virus vivos, como el virus Epstein-Barr; la varicela-zóster, responsable del herpes y el herpes simple, responsable de las llagas.

Estos fenómenos apuntan a que nuestro sistema inmunitario podría debilitarse durante los viajes espaciales. Es por ello que los investigadores se preguntan qué podría estar causando tal déficit.

Una mala defensa espacial

La disminución de las defensas de los astronautas durante sus misiones es un tema que preocupa seriamente a las agencias espaciales. La capacidad de intervenir o evacuar a la persona afectada es casi nula, además de las dificultades que sufrirían los astronautas para finalizar sus misiones.

Es por ello que un grupo de investigación, financiado por la Agencia Espacial Canadiense, estudió cómo se comportan los linfocitos en el cuerpo de los astronautas antes, durante y después de sus misiones.

Para ello, tomaron muestras de 14 individuos de la ISS (tres mujeres y once hombres), que estuvieron a bordo de la estación espacialentre 4,5 y 6,5 meses entre 2015 y 2019. Las muestras de glóbulos blancos fueron aisladas de 10 tomas distintas: una, extraída antes del despegue; cuatro durante su misión y cinco una vez en la Tierra.

Los resultados obtenidos en las muestras de linfocitos mostraron que el material genético, lugar donde se almacena toda la información de la célula, era alterado durante su misión, recobrando su estado original al volver a la Tierra.

Las secciones de los genes dañados estarían relacionadas con funciones como la inmunidad y la estructura celular, lo cual explicaría la rápida disminución en la fuerza del sistema inmunológico de los astronautas.

Los investigadores plantearon la hipótesis de que los cambios en el material genético se podían deber a los efectos de estar bajo microgravedad. En estas condiciones, el plasma sanguíneo se redistribuye de una forma distinta, causando una reducción en su volumen de entre 10% y 15% en los primeros días en el espacio. Podría ser que estas adaptaciones que sufre el cuerpo a la nueva gravedad afectasen también a la expresión genética de nuestras defensas.

Un proceso reversible

Pese al riesgo elevado que sufren de infección en las semanas posteriores a su viaje, el estudio ha demostrado que el material genético de los astronautas se recupera, casi en su totalidad, tras su regreso a la Tierra. Aunque el proceso de recuperación total puede demorarse hasta un año.

La detección temprana de estos problemas ofrece la oportunidad a los astronautas de una intervención a tiempo, con el objetivo de prevenir una progresión hacia síntomas graves.

QUE NO TE LA CUELEN:

El ser humano que ha permanecido más días seguidos en el espacio es Valeri Polyakov, que estuvo en su primera estancia 240 días, y en su segunda 437.

Sergei Krikalev estuvo un total de 803 días en el espacio, repartidos en un total de seis viajes.

Actualmente la NASA estudia la evolución de cada uno de sus astronautas, no permitiéndoles volver a volar cuando sus vidas pueden estar en riesgo.

REFERENCIA (MLA):

Stratis D, Trudel G, Rocheleau L, Pelchat M and Laneuville O (2023) The transcriptome response of astronaut leukocytes to long missions aboard the International Space Station reveals immune modulation. Front. Immunol. 14:1171103. doi: 10.3389/fimmu.2023.1171103