Documento recuperado
Un reportaje fotográfico perdido con Josep Pla
LA RAZÓN reproduce parta de una desconocida sesión gráfica realizada al escritor ampurdanés
Hasta que no se publique en un volumen las diversas entrevistas que concedió a lo largo de su vida, no nos podremos hacer una idea de lo generoso que fue Josep Pla con otros compañeros de profesión periodística. Porque el autor de «El quadern gris» habló con todo el mundo, aceptó siempre dar declaraciones, algo que en ocasiones se complementaba con la presencia de un fotógrafo.
De uno de esos diálogos, el que mantuvo con Josep Carles Clemente, se conocía la palabra, pero no las imágenes, una serie de imágenes hasta ahora inéditas y que este diario ha podido localizar en una colección particular de Barcelona. Es Josep Pla conversando distendidamente, en su masía de Llofriu, en una mesa en la que no parece faltar ni el alcohol, ni el café, además de haber espacio para el tabaco de liar que tan familiar es a la imagen que tenemos del gran escritor.
La colección de fotografías que ha podido consultar este medio, y de las que se reproduce una parte en estas páginas, se completa con una misiva, hasta la fecha inédita, dirigida por Josep Pla a Josep Carles Clemente. Pero ¿quién era este último?
Nacido en 1935, Clemente Balaguer fue periodista, historiador y profesor, especialmente conocido por sus muchos trabajos dedicados al mundo del carlismo, hasta el punto de ser uno de los consejeros de Carlos Hugo. Clemente, fallecido en 2018, dejó tras de sí una extensísima bibliografía formada por casi setenta títulos de los que treinta y tres son sobre carlismo. A ello se le sumó un buen número de artículos y reportajes aparecidos en diferentes medios, como la revista «Destino», de la que fue director –al igual que del periódico «El Poble Andorrà»–, además de «El País», «Diario 16», «La Vanguardia», «ABC», «Diario de Barcelona» o «Historia y Vida».
En 1966, Clemente, en aquel momento en la agencia Europa Press, fue a ver a Pla, gracias a la presentación de Joan Fuster. Aquel era un año importante para el ampurdanés porque aparecía por fin «El quadern gris», libro que se convertía en el primer volumen de la obra completa del autor en Destino, bajo la atenta mirada del editor Josep Vergés. Probablemente esa era la excusa que Clemente buscaba, si es que hacía falta alguna, para poder aproximarse al gran narrador.
Antes de saber qué dijo en aquella conversación, resulta interesante saber que Josep Carles Clemente le hizo llegar aquel material a Pla para que diera su visto bueno. El autor de «El carrer estret» contestó con una extensa carta fechada el 24 de agosto de 1966. En ella el escritor comentaba que «he recibido su carta y sus dos intervius. Me apresuro a decir que las dos interviús son impublicables, totalmente impublicables. El día que vinieron vds. y confiando en la presentación de Fuster, hablé como se habla en la intimidad, con la intrascendencia de la intimidad. El aparato que tenían vds. lo recogió todo literalmente y da la impresión de que hablé para criticar e insultar a la gente. Yo siempre creí que lo recogido por el aparato sería objeto por parte de Vd. de un trabajo de selección y de suavización para covertir el texto en potable. ¿Por qué no lo ha hecho Vd.? Es realmente extraño. Piense que si se publican estos papeles en la forma que están, nadie los creerá por desmesura y escándalo. Le pido un favor: demos el asunto por acabado».
Pese a todo ello, Pla no dudó en enviarle por escrito un ruego a Clemente: «Si vd. quiere tener una interviú conmigo mándeme un cuestionario y yo le contestaré por escrito a la mayor brevedad. No tengo inconveniente en que sea el mismo que vd. utilizó. Yo le ofreceré un texto periodístico, interesante y agradable. No le puedo decir más». Josep Pla, al final de la misiva, insistía al periodista en que no publicara ni una sola línea de aquella primera conversación «porque me producirá vd. un gran perjuicio y no será obtenido el menor resultado. Por otra parte yo deseo hacer la interviú porque sé ahora lo que es Europa Press, cosa que antes ignoraba».
Bajo el título «Josep Pla al natural», Clemente publicó una parte de aquel diálogo en el número 31 de «Tele/estel» el 17 de febrero de 1967. El periodista tardó cuatro años más en dar a conocer todo el texto y lo hizo en «Montejurra», una publicación mensual carlista que se editaba en Navarra. Gracias a la generosidad de Xavier Pla, responsable de la Càtedra Pla de la Universitat de Girona y autor de la biografía «Un cor furtiu», hemos podido consultar aquel texto, aunque se desconoce si Clemente hizo caso a su entrevistado.
En «Montejurra», el periodista responsabilizaba a la censura de Manuel Fraga el no haber pido reproducir con anterioridad esa conversación, además de añadir que suprimía lo que pudiera «resultar comprometedor para el propio Pla»,
El autor de «Vida de Manolo» admitía en esa entrevista que «no creo mucho en la cultura. No tiene la menor trascendencia después de lo que hemos visto sobre todo en Alemania y en los países más cultos del mundo. Han asesinado a la gente... creo que la cultura no tiene ningún valor».
Son los años de la poesía social, con poetas como Blas de Otero o José Hierro. Así que Clemente le preguntó sobre este tipo de lírica, algo que no parecía ser del interés del ampurdanés. «En poesía estoy prácticamente en la época arcaica. A los setenta años ¿qué quiere usted que lea? Además, muchas veces para mí es ininteligible y seguro que para usted también. A mí me gusta mucho el señor Machado. Don Antonio era una buena persona que sabía escribir, Don Antonio está enterrado en Colliure (Francia), muy cerca de aquí, en una tumba que no es de él. Dentro de quince años nadie sabrá que este hombre está enterrado allí. Poeta inmenso, gran personalidad nacional. y lo tienen enterrado fuera de su país. ¿Ha estado usted en este pueblecito? (...) Pues vaya al cementerio. Pídale que le enseñe la tumba la propietaria del Hotel de la Riera. Está enterrado en el panteón de esa familia».
Josep Pla igualmente rechazaba ser influencia de cualquier otro autor porque «yo siempre estoy con los campesinos. Jamás he estado con los intelectuales. Me aburren de una manera tremenda».
Por otro lado, al ser interrogado por el auge de la literatura catalana en aquel momento, Pla confesaba que ese «auge es puramente político. El catalán se encuentra en una situación muy rara. No sabe qué hacer. Y hace un acto subversivo comprando un libro en catalán. Pero no creo que tenga más trascendencia, porque esto hay que terminarlo o se deja correr. Si aquí no se establece un régimen de escuelas, en las que la gente pueda leer y escribir en catalán, nos haremos una confusión tremenda. El pueblo, la gente que yo trato, no saben ni leer ni escribir. Esa es la realidad. Saben hablar, eso es lo único que saben. Algunos jóvenes se han interesado por aprender en unas clases de catalán clandestinas. Todo esto es absolutamente clandestino, perseguido...»
También aparecieron en esas páginas algunas referencia a Federico García Lorca apuntando que «creo que es un poeta meramente local de Andalucía, frente a lo cual yo digo que todo lo andaluz está sofisticado. (...) ¡Es tan pintoresco Lorca! Y tan local. Bueno, claro, la gente escribe para salir de su pueblo, esto es natural, pero él tiene cosas enormemente localistas. Es un hombre totalmente andaluz. Ha hecho una cosa importante Lorca y es este drama de las solteronas y todo esto que se llama “Yerma”. Este problema sensual, unido a la cosa dela soltería, lo ha tocado Lorca muy bien».
También tuvo algunas palabras, en este caso de elogio, durante esa entrevista sobre su amigo Salvador Dalí de quien dijo que era «muy amigo mío, mucho. Y conmigo no dice tonterías. Es un hombre que la gente lo considera equivocadamente. Es un exhibicionista furioso. Es un hombre que como pintor no sé lo que es. (...) Es un gran dibujante, no le quepa la menor duda».
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