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Cirugía

La angioplastia reduce la mortalidad en un 7%

El abordaje terapéutico tras un infarto a través del uso de un catéter ayuda a “desatascar” la arteria y evitar nuevos episodios cardiacos

“Tras un infarto, lo más importante es controlar los factores de riesgo cardiovascular y no descuidar las revisiones” | Infografía La Razón
“Tras un infarto, lo más importante es controlar los factores de riesgo cardiovascular y no descuidar las revisiones” | Infografía La Razónlarazon

Cuando se sufre un infarto resulta vital acudir rápido al hospital

Según los últimos datos, en 2015 murieron un total de 422.568 personas por culpa de un infarto, 26.738 más que las 395.830 del año anterior. Los síntomas de este accidente cardiovascular potencialmente mortal incluyen presión en el pecho que irradia a las extremidades, la espalda o el cuello, mareos o desmayos, náuseas, sudor, palidez, dificultad para respirar o alteraciones en los latidos del corazón, entre otros, y requieren de una atención médica especializada lo más inmediata posible. De ello dependerá, en un porcentaje de casos mayoritario, la supervivencia de quien lo sufre y la superación del cuadro clínico sin secuelas para la salud.

Una vez identificado el problema, acudir a un centro de urgencias lo más pronto posible resulta crucial para conseguir que el paciente tenga el mejor pronóstico posible. Felipe Navarro, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital General de Villalba (Madrid), explica que esta técnica consiste en «la introducción de un catéter, generalmente por el brazo. Se localiza la arteria coronaria que está obstruida por un trombo. A continuación, a través de este dispositivo, se procede a la desobstrucción de la arteria y se implanta un estent, con lo que se consigue de este modo restaurar el flujo en la arteria coronaria y así minimizar el tamaño del infarto». Sobre cuándo se ha de intervenir y qué tiempo límite existe, el cadiólogo deja claro que «cuanto antes mejor. El límite a partir del cual el beneficio se encuentra más limitado son las primeras 12 horas desde que se inician los síntomas. Pero siempre hay que tener en cuenta que cuanto antes mejor. Se estima que cada 30 minutos de retraso en la realización de la angioplastia primaria suponen un aumento porcentual de la mortalidad al año de un 7,5%».

Además, emplear esta técnica eleva no sólo sirve para dibujar una línea entre la vida y la muerte, sino para elevar la calidad de vida tras el episodio. Por ello, el jefe de servicio de Cardiología del hospital madrileño apunta que «con la angioplastia primaria se consiguen tasas significativamente menores de que se repita el infarto (el 3% contra el 7%), de la mortalidad a los 30 días (el 5% contra el 7%) y del ictus hemorrágico (el 0,5% contra el 1%) que con otras alternativas terapéuticas».

Otro de los puntos claves es que el paciente sea recibido en un hospital con todos las herramientas que harán posible su óptima evolución. Por ello, Navarro apunta que «la necesidad de derivación de pacientes a otros hospitales ha ido reduciéndose progresivamente y actualmente el Servicio de Cardiología cuenta con medios propios muy completos para atender las patologías cardiovasculares». Esto se debe a que, en concreto, este centro madrileño cuenta con un amplio abanico de pruebas diagnósticas, como electrocardiogramas, ecocardiogramas transtorácicos y transesofágicos, pruebas de esfuerzo, Holter, monitorización ambulatoria de presión arterial (MAPA), cateterismos cardiacos o estudios electrofisiológicos. En cuanto a las técnicas terapéuticas, la cardioversión eléctrica, el implante de marcapasos y desfibriladores, la ablación con catéter de arritmias cardiacas y la angioplastia coronaria programada, junto a la citada angioplastia primaria para el tratamiento del infarto agudo, disponible las 24 horas del día, completan así la amplia cartera de servicios de Cardiología del Hospital General de Villalba.

Navarro explica que «tras un infarto, lo más importante es controlar los factores de riesgo cardiovascular: tabaquismo, hipercolesterolemia, hipertensión arterial y diabetes. Esto generalmente se consigue con el tratamiento adecuado y las revisiones periódicas en el médico de atención primaria y el cardiólogo. Además, es recomendable hacer una vida cardiosaludable, que incluye hacer una dieta saludable, como la mediterránea, y practicar ejercicio físico adaptado a la edad y condición física de cada paciente. Se recomienda al menos media hora de ejercicio físico moderado (pasear) cinco días a la semana».