Pequeño, pero matón: el animal que pelea como un boxeador profesional y tumba a su presas de un solo golpe
Independientemente de su tamaño, este colorido crustáceo posee una de las 'pegadas' más poderosas de toda la fauna terrícola


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Cuando uno trata de pensar en los animales más fuertes sobre la faz de nuestro planeta, en inevitable que las primeras imágenes que le vengan en mente sean de seres gigantes. La carga de un halcón cayendo en picado, el pisotón de un elefante africano, la mordida del gran tiburón blanco… Es lo que nos indica la intuición.
Parando a pensarlo un poco más, tal vez pudiera incluso nombrar a la poderosísima hormiga tejedora, capaz de levantar hasta casi 100 veces su peso. A su lado, el escarabajo hércules deja a la pobre hormiga como una enclenque, llegando a tirar más de 1000 veces su propia masa corporal.

A pesar de esta enorme fuerza de tracción, es otro el artrópodo que podría ser considerado como el verdadero rey del boxeo de la naturaleza. Un crustáceo que, a pesar de su amable colorido corporal, esconde un poder de ‘knock out’ (K.O.) inigualable. Con un simple derechazo, hace añicos el caparazón de cualquier cangrejo o almeja, esenciales en su dieta.
Pequeño, pero matón: el animal que pelea como un boxeador profesional
Se trata ni más ni menos que de la ‘mantis mangosta’, un fascinante grupo de crustáceos marinos conocidos como ‘estomatópodos’. Esta clase de artrópodos ha llamado la atención de científicos y amantes de la naturaleza por sus impresionantes habilidades y características únicas.
A pesar de su nombre, no están relacionadas ni con las mantis religiosas (insectos) ni con las langostas (crustáceos decápodos). Toman el nombre de su apariencia similar a las mantis religiosas y la increíble fuerza que comparten con las langostas.
Las mantis langosta son crustáceos de tamaño relativamente pequeño, con longitudes que varían entre 10 y 38 centímetros, dependiendo de la especie. Tienen un cuerpo alargado y segmentado, protegido por un exoesqueleto y segmentado en: el cefalotórax (cabeza y tórax fusionados), el abdomen y el telson, que a menudo presenta púas.

Pero lo que hace realmente únicas a estas mantis langosta es la forma en la que cazan a sus presas con contundentes golpes, como si fueran púgiles profesionales. Estos crustáceos poseen dos apéndices delanteros altamente especializados para capturar a sus presas. Hay de dos tipos:
• ‘Golpeadores’ (“smashers”). Estas extremidades terminan en forma de garrote y las usan para romper conchas duras y caparazones de cangrejos o caracoles como si fuesen cáscaras de huevo.
• ‘Apuñaladores’ (“spearers”). Otro tipo de apéndices, afilados como cuchillas, para perforar presas más blandas.
El golpe de las mantis langosta es una de sus habilidades más asombrosas. Pueden lanzar sus apéndices a velocidades de 23 metros por segundo (más rápido que el parpadeo humano), con una fuerza equivalente al impacto de una bala calibre 22.
Este ‘puñetazo’ se produce a una velocidad tan elevada, que provoca un fenómeno llamado cavitación. El agua alrededor del apéndice hierve momentáneamente debido a la presión extrema. Este efecto amplifica el impacto y puede aturdir o matar a la presa incluso si el golpe directo no la alcanza.
Otras curiosidades de las mantis langosta
No solo destacan por sus golpeos, sino que también cuentan con los ojos más complejos del reino animal. Cada ojo tiene un sistema de visión trinocular independiente con de 12 a 16 tipos de fotorreceptores (los humanos tenemos solo 3) y la capacidad para detectar luz ultravioleta, polarizada e infrarroja.
Las mantis langosta se encuentran mayormente en aguas tropicales y subtropicales, desde arrecifes de coral hasta áreas de arena o barro en los océanos Índico, Pacífico y Atlántico. Suelen vivir en madrigueras excavadas en el suelo marino o escondidas entre las grietas de las rocas. Son animales territoriales y permanecen siempre cerca de su hogar.
Son crustáceos solitarios y altamente territoriales, defienden agresivamente sus madrigueras y rara vez comparten su espacio con otros individuos. Su dieta es carnívora, y entre sus presas favoritas, dependiendo de la especie, destacan: moluscos (caracoles, almejas), crustáceos (cangrejos, gambas) y peces pequeños.
Algunas especies de mantis langosta son monógamas forman parejas que permanecen juntas durante años. La hembra pone cientos de huevos, que puede proteger ella misma o dejar bajo el cuidado del macho en ciertos casos.