"Méritos e infamias"

Tormenta Trump

"Nos encontramos metidos de lleno en la parte terrorífica de un cómic de miedo donde los malos se hacen con el poder"

El presidente de EE UU, Donald Trump
El presidente de EE UU, Donald TrumpSHAWN THEW / POOLAgencia EFE

Llueve a cántaros desde hace tanto que el tránsito a la primavera sólo se ha podido disfrutar en Andalucía unos pocos días. Casi nada, de hecho, el cuerpo malo del invierno y los repelucos no se van pese a que estamos a mediados de abril. Siguen las borrascas, y la más gorda no se llama Nuria, como la última que ha matado a tres personas en Sevilla, sino Trump. El presidente americano ha consolidado una de las peores distopías de la humanidad: convertir la ficción en realidad. Se fue labrando desde finales de los años setenta del siglo XX una imagen «fake» de niño mal criado en Nueva York hasta que decidió que debía dar el salto a la política mundial ocupando el despacho oval. Recuerdo hace casi una década, cuando empezó a sonar su nombre, que nadie pensaba que aquel payaso que despedía a la gente en directo sucediera a Barack Obama. Tal cual, sucedió y en esta segunda parte tras el paréntesis grotesco de Biden nos encontramos metidos de lleno en la parte terrorífica de un cómic de miedo donde los malos se hacen con el poder. La pizarrita del jardín de la Casa Blanca deja claro que la diplomacia y la política exterior dependen únicamente de sus pulsiones, mentiras e intereses propios. Tanto, que sus estrechos colaboradores y megaricos comienzan ya a notar las pérdidas millonarias que los aranceles impuestos provocarán en los mercados.

Trump, con la pizarrita, se olvida de que una de las características de la economía global es que cualquier decisión afecta a la totalidad de la población mundial. Pronto comenzarán los regateos (Rusia ya lo ha conseguido) para reducir los porcentajes y cerrar acuerdos beneficiosos. Ojo con Andalucía, porque aunque los bodegueros de Jerez ya hayan dicho que los aranceles al Sherry son soportables, aquí contamos con dos bases americanas de las que viven miles de personas en Sevilla y Cádiz que pueden utilizarse para ganar la partida. Por unos y por otros. Elon Musk ya le ha visto las orejas al lobo perdiendo en un sólo día más de 10.000 millones de dólares y sabiendo que en pocos meses abandonará el círculo cerrado del presidente.

Nadie, ni el propio Trump conoce la hoja de ruta real de la economía planetaria, pero Andalucía debería anticiparse como Musk y aprovechar para dotarse de nuevos socios, intereses y beneficios. Contamos con un mercado de 600 millones de personas que hablan español, que comparten gran parte de nuestra historia, costumbre y religión, más otros 100 en el magreb donde la cercanía geográfica nos convierte en los mejores aliados. Sepamos entender y actuar ante los vaivenes de la administración norteamericana, pero no dejemos escapar de un potencial donde Andalucía cuenta con plena ventaja.