Nicolas Feuz, un escritor desde la escena del crimen
Se presenta en España con «El Filatelista» (Alfaguara), una novela negra no apta para estómagos sensibles
![El escritor y fiscal suizo Nicolas Feuz durante su visita este martes a Madrid. © Jesús G. Feria. Nicolas Feuz, un escritor desde la escena del crimen](https://imagenes.larazon.es/files/image_1600_900/uploads/2025/01/14/6786aa38ea2ab.jpeg)
![Concha García](https://imagenes.larazon.es/files/image_64_64/uploads/2024/11/22/6753176fd0020.png)
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No apto para lectores sensibles: «En la espalda del hombre, las casillas blancas se alternaban con las rojas: era un tablero sanguinolento». Desde las primeras páginas de «El Filatelista» ya se revuelve en el estómago. El chorreo de un órgano humano, una persona siendo desollada a trocitos... El inicio de la novela sirve del filtro para repeler a los aprensivos. Suerte que el público literario español, por lo general, suele estar acostumbrado ya no a situaciones estrambóticas, sino también a estas ficciones duras y desagradables. Nicolas Feuz asegura ser lector de Carmen Mola, además de otros muchos autores de novela negra y thrillers de España y de otros países. El autor suizo es fan de este género, tanto en literatura como en cine, «desde que tenía unos 12 años». Ello, unido a que es fiscal desde hace 26 años, resulta en una capacidad de crear historias «noir» inigualable, y ejemplo de ello es «El Filatelista» (Alfaguara). Esta obra es la carta de presentación de Feuz para nuestros lectores, y trata de definir su estilo durante una visita a Madrid: «La película ‘‘Seven’’ es el tipo de cine que me gusta». Un autor, por tanto, de narrativa cargada de vísceras, sangre y brutalidad.
Es Navidad, y una ola de terror recorre Suiza: un asesino organiza una macabra búsqueda del tesoro enviando por todo el país unos paquetes que gotean sangre, firmando a través de sellos hechos con piel humana. Un planteamiento inicial nada suave. Para la investigación entra en juego Ana Bartomeu, inspectora de la Policía Judicial de Ginebra y encargada de solucionar el caso. En otro punto del país, al mismo tiempo, una pareja está siendo torturada por un hombre que se llama Sam. Entre los bosques suizos y Ginebra, la trama se desenvuelve de forma adictiva y cargada de giros inesperados. Una historia que, recuerda Feuz, fue sugerida por «la encargada de comunicación del Correo Suizo. No es publicidad ni buena ni mala de este mundo, sino que me sirvió para reflexionar desde distintos ángulos sobre él. Por ejemplo, quise entrar en el tráfico de dinero, o en el mundo de las cartas. Además, es un campo que me interesa, porque cuando era joven yo coleccionaba sellos», recuerda el autor.
Nació así una trama protagonizada por un psicópata de lo más original, de lo más macabro, de los que se ganan su propio apodo. No debe ser agradable ni sencillo perfilar un personaje con tal psicopatía. Pero para Feuz en cierto modo forma parte de su día a día. «Como fiscal dirijo a la policía en encuestas e intervenciones, o voy a escenas del crimen, y he visto horrores», confirma. Además, «hablo mucho con psiquiatras sobre personas con patologías». Ha visto de todo. Sigue haciéndolo. Asegura que su propósito de aquí a unos dos o tres años es el de vivir de la literatura. Pero de momento continúa en su profesión, y «he visto escenas de asesinatos reales, accidentes mortales... pero lo que más me ha marcado en mi trabajo ha sido los momentos en los que las víctimas eran niños», recuerda, «tanto de asesinato como de accidentes o de abuso sexual, violencia o acoso».
Ni filtros ni vergüenzas
En la novela no se incluyen no obstante estos casos infantiles, pero sí «muchas historias reales». Sobre todo, las que se refieren a la policía de Ginebra. Es común encontrarse en una novela negra con agentes que sufren problemas, sean psicológicos o físicos. En este sentido, Feuz matiza que «en Suiza los policías son normales, pero un personaje liso dentro de una novela o una película no es interesante». Es por eso que la inspectora Bartomeu sufre depresión, y otro de sus colegas es alcohólico: «Me gustan los personajes que están marcados por la vida», continúa el fiscal, y ello se observa en la novela, donde se incluyen escenas de corrupción, de «bullying», de acoso... en definitiva, de abusos de poder del más fuerte sobre el más débil. Como el «stalking», ese acoso psicológico en el que el más fuerte demuestra que está siempre ahí, que lo controla todo. Feuz lo incluye en la novela y, gracias a su discurso sin filtros ni vergüenzas, sobrecoge sobremanera. Un nuevo reto, por tanto, para esos estómagos del público español tan entrenados con disgustos.
De la mano de Joël Dicker
Nicolas Feuz no aterriza solo a las librerías de nuestro país, sino de la mano nada menos que de Joël Dicker. El también escritor suizo es de gran referencia en la novela negra internacional, y fue quien fichó la novela para el sello que dirige, Rosie&Wolf. Como editor, Dicker asegura que Feuz «tiene un estilo único». «Para mí era un honor unirme a la editorial de Joël», asegura el fiscal, «me gusta mucho ‘‘El animal salvaje’’, aunque él escribe novela policíaca más suave, más ligera... Yo no voy a empezar a escribir al estilo de Joël Dicker, yo soy más duro, y seguramente muchos no aguanten la violencia con la que escribo», advierte.