Gaspara Stampa, una liberadora «Safo italiana»
Su libre estilo de vida dejó una profunda huella en su obra, pero también la hizo estar rodeada de prejuicios por ser algo inusual en una mujer soltera
Creada:
Última actualización:
Gaspara Stampa, conocida como la «Safo italiana», ocupa un lugar muy oculto en la poesía renacentista. Sin embargo, su obra ha sido comparada con la de figuras como Virgilio o Dante Alighieri, logrando transformar el famoso latinismo de Virgilio «El amor lo vence todo» («Omnia Vincit Amor») en el suyo propio: «El amor me ha hecho arder en llamas» («Amor ha fatto tal ch’io vivo in foco»). Nació en Padua alrededor de 1523 en una familia culta y acomodada. Su padre, Bartolomeo Stampa, un comerciante de joyas, falleció a principios de la década de 1530 cuando ella tenía ocho años, por lo que su madre, Cecilia, trasladó a la familia a Venecia, su ciudad natal. Allí, Gaspara recibió una completa educación en literatura, música y artes.
A comienzos de 1540, su hermano mayor se convirtió en estudiante universitario y poeta, lo que transformó la casa familiar en un salón literario frecuentado por intelectuales venecianos donde sus hermanas realizaban actuaciones musicales, ya que una de ellas, Cassandra, era cantante profesional. Pero realmente Gaspara fue la que destacó como anfitriona de este espacio. Su vida tomó un giro cuando su hermano falleció en 1544 a los 19 años, lo que la afectó profundamente y la llevó a considerar la vida monástica. Sin embargo, al ser ella la verdadera «alma» de dichas reuniones, continuó con la actividad literaria, atrayendo a artistas, poetas y músicos a su salón, que se consolidó como uno de los centros culturales más importantes de Venecia. La «crème de la crème» de la laguna no se perdía ninguno de sus eventos, donde ella recitaba a Petrarca mientras tocaba el laúd o la tiorba veneciana.
En 1548, una de las visitas fue por parte de Collaltino di Collalto, duque de Treviso. Al conocerle se enamoró al instante. Mantuvieron una relación apasionada pero tormentosa que se prolongó hasta 1551. Este amor, marcado por el dolor y el anhelo, inspiró muchos de sus poemas, algunos de los cuales son los sonetos más apasionados y personales de su obra, como, por ejemplo, «Mil veces al día muero mientras vivo // Mis pies dudosos se movieron por la esperanza constante // Que seguirías pronto para visitarme, // Y así poder extender mi vida fugaz un poco más». Solo tres de sus poemas se publicaron en vida, aunque muchos circulaban entre sus amigos mientras Gaspara estuvo viva. Cassandra publicó póstumamente sus «Rimas», una colección de 310 poemas, en su mayoría sonetos, dedicados en gran parte a su amor por Collaltino. Al estilo petrarquista, Stampa recrea su pasión desde la perspectiva del sufrimiento, emulando a Petrarca y su devoción hacia una Laura inalcanzable. Gaspara describe la pérdida del amado haciendo que la poesía sea más importante para el poeta que la persona que la inspiró, y a la vez ayudándola para curar la herida.
A pesar de su talento, Gaspara fue malinterpretada en su tiempo y posteriormente. Algunos expertos del Cinquecento italiano critican su estilo de vida independiente, al recibir visitas de hombres ilustrados en su salón y actuando para una audiencia mixta, algo inusual para una mujer soltera veneciana, las cuales vivían prácticamente en clausura. Este prejuicio (unido al hecho de que habló abiertamente de su relación amorosa) la asoció erróneamente con la vida de una cortesana o meretriz, similar a contemporáneas como Giulia Campana y su hija Tullia d’Aragona o Veronica Franco. Sin embargo, esta visión no hace justicia a la influencia literaria y cultural que ejerció en su tiempo. Gaspara Stampa fue admitida en la prestigiosa Accademia dei Pellegrini bajo el pseudónimo de Anasilla, lo que confirma su reconocimiento como poeta de pleno derecho.
El estilo de vida libre y sus experiencias amorosas dejaron una marca profunda en su poesía, y los románticos la considerarían una «Safo italiana» debido a su pasión intensa y a la brevedad de su vida. Gaspara Stampa falleció en Venecia el 23 de abril de 1554, a los 31 años, tras quince días de fiebre intestinal. Algunos rumores apuntaron a un suicidio por amor, mientras que otros sugieren que su salud se deterioró debido a sus penas amorosas (al estilo de la poetisa griega).
La obra de Gaspara Stampa refleja el papel fundamental que desempeñaron las mujeres en la transmisión de la lengua y los saberes orales. En este sentido, la poesía fue un instrumento de rebelión y transgresión social, y se asoció intrínsecamente con la voz femenina. A través de su poesía, Gaspara logró que su voz resonara, convirtiendo sus versos en el medio donde el silencio impuesto a las mujeres encontraba una expresión liberadora. Ella avivó el fuego de sus sentimientos hacia su amado, plasmando en palabras su ardiente pasión y convirtiendo asimismo su dolor y anhelo en una manifestación de la voz femenina que, de otro modo, habría quedado en el olvido.