Estados Unidos
Los polémicos correos de Hillary Clinton siguen persiguiendo a la candidata demócrata
El ex presidente tiene una reunión con la fiscal general del Estado cuando el FBI se encuentra al final de la investigación sobre los e-mails de Clinton
El ex presidente tiene una reunión con la fiscal general del Estado cuando el FBI se encuentra al final de la investigación sobre los e-mails de Clinton
Supo a doble victoria que hace un días un comité exonerase a la candidata demócrata Hillary Clinton de cualquier responsabilidad en el asunto del ataque al consulado de Estados Unidos en Bengasi (Libia) en septiembre de 2012. El grupo de miembros estaba formado por los republicanos del Congreso. Y si ellos no habían sido capaces de hallar nada en contra de la entonces jefa de la Diplomacia, parecía imposible que cualquier equipo pudiese encontrar algo que dinamitase su campaña política o, al menos, entorpeciese su camino a la Casa Blanca. Pudo respirar hondo durante unos días, sin embargo ayer se volvió a complicar su candidatura y dio munición a los políticos rivales y votantes que dudan de su integridad. Primero vino la decisión de la fiscal general del Estado, Loretta Lynch, de retirarse del proceso de decisión sobre si se deben presentar cargos contra la candidata por el escándalo del uso de un servidor privado para sus correos electrónicos. Segundo, y mucho peor, fue el porqué de esta decisión: se produjo después de que se supiese que había sido a consecuencia de una reunión privada improvisada con Bill Clinton en la pista del aeropuerto internacional de Phoenix (Arizona) Sky Harbor.
De esta forma, Lynch indicó ayer que seguirá las recomendaciones del FBI y los fiscales ante la cuestión de presentar cargos formales contra Hillary Clinton, en relación al citado escándalo del uso de un servidor privado para enviar e-mails mientras estaba al frente del departamento de Estado. "Aceptaré sus recomendaciones y sus planes se seguirán", explicó Lynch en el Festival de las Ideas de Aspen (Colorado). "Es cierto que mi reunión con él plantea preguntas y preocupaciones. Ahora hay ciertas sombras sobre cómo se va a percibir este caso sin importar ya cómo se resuelva. Pero, es importante dejar claro que el presidente Clinton no tiene nada que ver en cómo se va a revisar, resolver o aceptar este asunto. No lo volvería a hacer", reconoció ayer la fiscal general del Estado, que aseguró que hablaron de sus nietos, golf, viajes y el Brexit, entre otros asuntos. En un principio, se intenta transmitir la idea de que el encuentro fue una mera coincidencia: Bill Clinton, que iba en un jet privado, se habría dado cuenta de que el avión de Lynch, del Gobierno, acababa de aterrizar en Phoenix. Y, entonces, decidió ir a saludarla a ella y su marido. En cambio, el daño ya está hecho; la reunión ya empieza a pasar factura a Hillary Clinton en su carrera política.
Ayer el candidato Donald Trump aprovechó este encuentro para cargar contra el sistema. Ante este escenario, Lynch no podrá ni siquiera asistir a las reuniones que se celebren para valorar lo encontrado por los agentes del FBI y los investigadores de los fiscales. Aquí se examinará si Hillary Clinton trató cuestiones de material clasificado en sus e-mails de su servidor personal. Mientras, al resto de los republicanos les sabe a poco las explicaciones de Lynch, en las que asegura que nunca trató con Bill Clinton el asunto de los e-mails de su esposa.
El presidente republicano del comité judicial de la Cámara de Representantes, Bob Goodlatte, reconoció ayer que "el encuentro privado de la fiscal general del Estado con Bill Clinton levanta muchas preguntas en torno a la investigación sobre Hillary Clinton ante su mal uso de información clasificada". Mientras el senador de Texas, John Cornyn, uno de los grandes detractores de los Clinton en la Cámara Alta, apuntó que "este incidente hace muy poco para que los estadounidenses confíen en su departamento". De esta forma, se presenta una piedra más en el camino de Hillary Clinton a la Casa Blanca. Las críticas de los republicanos eran de esperar. En cambio, sorprende el error de Bill Clinton después de su larga experiencia en la arena de la política de Estados Unidos.
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