Cádiz
Una cuestión de prestigio
Espartaco defiende su nombre cortando seis orejas y un rabo en el 35º aniversario de su alternativa
Un maestro inactivo de 52 años se anunciaba para matar cuatro toros a estoque, pero el cincuentón, en su juventud, había mandado en la Fiesta nada más que una década. Nada más, entiéndanme la ironía. Y mandó bajo el nombre de guerra de Espartaco, marca cuyo prestigio habría de defender, y a fe que lo hizo. Su flequillo permanece, pero ya no es rubio, sino cárdeno, y su sonrisa también aparece intacta. Tampoco ha olvidado su temple, con el cual por cierto, se hizo dueño de la tarde. Juan se relajó en un segundo enemigo bravo y noble, castaño albardado, de Juan Pedro Domecq, y con un ritmo extraordinario. Espartaco lo acarició lento y lo toreó a veces con magistral elegancia, acompañando con la cintura una muleta de seda. Fue una faena melancólica que recordó su época más dorada, y tras pinchazo y media en la yema, al bravo le cortó las dos orejas. Otras dos le cortó al tercero, serio por delante, de embestida profunda y larga, ideal para un toreo de mucho mando, con sabor por naturales y limpieza en redondo. Y en el sexto, que fue a regañadientes, le cuajó una faena de pura casta sin rúbrica con la espada. Luego pidió el sobrero, le armó el taco con el capote y la muleta y lo mató de estoconazo que redondeaba una actuación soberbia.
Le acompañó en el cartel el rejoneador Andrés Romero, que se empleó a fondo con dos enemigos demasiado terciados para un jinete ya de su nivel. Quiebros excelentes, galopes de costado, piruetas ajustadísimas, palos en todo lo alto... Los onubenses lo sacaron a hombros junto a Espartaco, el líder de los ochenta que, siete lustros después, defendió el prestigio de su nombre. Matando cinco toros.
En la plaza de toros de Palos de la Frontera (Cádiz), Corrida Pinzoniana. Se lidiaron dos toros de Nuñez del Cuvillo, dos de Juan Pedro Domecq y uno de Albarreal para lidia a pie, de muy buena presentación y manejables en general en su juego, destacando los dos excelentes de Juan Pedro Domecq; y dos novillos de Luis Albarrán para rejones, reglamentariamente despuntados de pitones. Espartaco, palmas, dos orejas, dos orejas, ovación y dos orejas y rabo. Andrés Romero, ovación y dos orejas. Casi lleno en los tendidos.