Pocos lo saben, pero Liam Aiken estuvo a punto de convertirse en Harry Potter antes de que Daniel Radcliffe se adueñara del icónico personaje. El actor estadounidense, que ya había trabajado con Chris Columbus, director de "La piedra filosofal", era el favorito para interpretar al joven mago. Sin embargo, J.K. Rowling tenía una condición inamovible: Harry debía ser interpretado por un actor británico.

Aiken ya había mostrado su talento en producciones como "Quédate a mi lado" junto a Susan Sarandon y Julia Roberts, y en "Camino a la perdición", donde compartió pantalla con Tom Hanks. Su carrera estaba despegando y Columbus confiaba en que sería el Harry perfecto. Pero la decisión de Rowling lo dejó fuera del proyecto que cambiaría la historia del cine y la vida de Daniel Radcliffe.

Aunque perdió la oportunidad de formar parte de una de las sagas más exitosas del cine, Aiken no desapareció del radar. Poco después, en 2004, alcanzaría fama al interpretar a Klaus Baudelaire en "Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket", donde trabajó junto a Jim Carrey. Sin embargo, tras este papel, su carrera fue perdiendo fuerza, con apariciones más esporádicas en películas de bajo presupuesto y series como "Ley y orden" y "Mad Men".

En los últimos años, Aiken ha optado por mantenerse alejado de los focos de Hollywood. Aunque sigue trabajando en proyectos independientes, también ha explorado otros caminos, como el modelaje. Hoy, a través de su cuenta de Instagram y perfil en IMDB, comparte ocasionalmente algunos de sus trabajos más recientes. Pero para muchos millennials, siempre será recordado como Klaus Baudelaire, el inteligente hermano de la saga literaria y cinematográfica.

Nunca sabremos qué habría sido de su carrera si hubiera conseguido el papel de Harry Potter, pero su paso por el cine dejó huella en más de una generación.