Entrevista

Carles Porta: «Los crímenes más atroces los comete siempre la gente más normal»

Audible acaba de estrenar la tercera temporada del podcast «¿Por qué matamos?», cuyos 20 episodios dirige y narra

Entrevista al escritor Carles Porta
Entrevista al escritor Carles PortaDavid JarLa Razón

Crímenes que atrapan al oyente sin mancharlo de sangre es lo que promete la tercera temporada de «¿Por qué matamos?», el podcast disponible en Audible, narrado y dirigido por el periodista Carles Porta, y que en esta nueva entrega estrenará semanalmente episodios hasta un total de 20.

¿Hablamos de una tercera temporada, ¿significa que ha ido bien?

Eso parece. Creo que en Audible están muy contentos. Acabamos de hablar con Juan Baixeras y están muy contentos. Y nosotros también, porque creo que los oyentes lo están , y, al final, trabajamos para ellos. Si ellos consumen y se suscriben, a nosotros nos hacen felices.

Los crímenes en un país radiografían su sociedad, ¿Cómo matamos en España?

No me considero un experto en criminología. Soy un narrador: observo esos hechos y los cuento. No los analizo, no llevo estadísticas. No soy capaz de hacer un estudio de cómo es el perfil criminal español. Además, tengo demasiado trabajo narrándolo bien como para encima fijarme en qué hay detrás de cada crimen. Lo estudiamos y analizamos para poder contarlo con los detalles necesarios para que el espectador o el oyente se lo pase bien, pero no hago estudios ni estadísticas de cómo matamos los españoles. Creo, sin ser un experto, que no somos muy distintos al resto de Europa y no destacamos criminalmente.

¿Y desde la sabiduría personal?

Si no me equivoco, creo que en España se cometen unos 400 crímenes al año, y la inmensa mayoría son fruto de peleas o homicidios sin ganas de matar demasiado. No hay esos thrillers, esas tramas. Hay un porcentaje muy pequeño de crímenes elaborados, de crímenes pensados y crímenes cargados de maldad. Eso cuesta mucho. Aquí tenemos poco acceso a las armas. La sociedad española es muy poco criminal en general y son cifras muy bajas. Tenemos más de 40 millones de habitantes. Fíjate tú los porcentajes. La elaboración criminal no es un fuerte de España, tampoco lo es de Europa; somos sociedades poco criminales. Y por eso, cuando hay un crimen nos llama mucho la atención porque es raro; es un elemento distinto, una disonancia de la normalidad. Yo creo que es más probable que te toque el gordo de la lotería, que no que te toque un crimen cerca de tu vida.

Recoge crímenes de los últimos 30 años, ¿po qué no más antiguos?

A nosotros, lo que nos marca mucho la temporalidad del caso es que tengamos a alguien vivo que nos lo cuente en primera persona. Necesitamos tres elementos para escoger un caso: que tenga giros narrativos; que encontremos documentación, y si puede ser en este caso oral, muchísimo mejor: auditiva pero textual... sumarios, diligencias, etcétera.., y tercero, y muy importante, que tengamos a alguien que lo haya vivido directamente.

¿Qué añade ese tercer aspecto?

Al tener protagonistas directos de una investigación o de un crimen, le añade verdad; proximidad. Le añade esa dimensión humana que de otro modo no tienes. Nos gusta narrar desde la cercanía al caso, además, sacamos a los policías de su zona de contexto, de su zona de confort, porque si no, hacen atestados. Nos interesan relatos humanos de muertes de humanos, y eso siempre tiene un componente necesario de proximidad. No queremos expertos, queremos protagonistas. Y yo creo que eso se nota. Esos relatos, si no tienes gente que te lo cuente directamente, tienes demasiada distancia y esa distancia le resta fuerza al relato.

Después de las dos primeras temporadas, ¿ha habido evolución?

Hemos evolucionado un pelín narrativamente. Es decir, intentamos entrevistar un poquitín más de gente e intentamos que sea gente más cercana al caso; que lo haya vivido más de cerca. Y luego invertimos muchas más horas en la redacción, en la construcción de guiones. Hemos establecido diferentes niveles de corrección y de reescritura para mejorar en los guiones, porque al final, las buenas historias crecen si los guiones son buenos, no porque tengas muchos protagonistas vas a hacer un mejor guion.

Entrevista al escritor Carles Porta
Entrevista al escritor Carles PortaDavid JarLa Razón

¿Cómo es y cuánto tarda el proceso total?

Si bien nosotros estamos produciendo una cantidad muy grande de capítulos, quizá demasiado grande, no puedo decir que hayamos industrializado completamente el proceso, porque cada caso es distinto. Hay casos en los que podemos encontrar a los personajes en un mes, y hay otros que llevamos un año detrás, esperando a que un familiar de las víctimas, un policía o un fiscal, se atreva a decir «venga, va, acepto». Eso es muy complicado, pero si lo estandarizamos, estamos tardando en torno a unos tres meses en la construcción de cada caso. Desde el momento en que lo encontramos, buscamos la documentación, a los investigadores, y entrevistamos a todos los testigos directos e indirectos que podemos encontrar. ,No es levantar el teléfono y se te ponen. Requiere un trabajo importante. Después, el vaciado de las entrevistas, el planteamiento de la estructura de cada capítulo, el que lo aceptemos, que nos guste la primera escritura de guión, que funcione, una reescritura de guión, que casen bien los guiones con los audios, con los cortes de voz. Hay una primera corrección estilística. Luego eso me llega a mí. Soy bastante tozudo y bastante obsesivo con los guiones. Y luego la locución, y luego el montaje. Y el montaje de audio nos lleva también muchos días, porque a veces el montador lo pilla rápido y funciona bien. Últimamente lo que hemos hecho es introducir lo que nosotros llamamos un control de calidad. Una última revisión con el capítulo ya montado completamente para intentar evitar repeticiones, descripciones en bucle, excesos sonoros... Todo eso hay que ir corrigiéndolo.

Ahí tenemos un poco una voluntad de trascender. Tengo una obsesión muy clara en que quiero que un capítulo que hemos hecho de «¿Por qué matamos?» pueda escucharse igual de bien dentro de cinco años. Y eso implica una potencia narrativa muy grande, porque si no, pierde con el tiempo. Me gusta ver relatos míos de hace años, que hoy en día aguantan igual de bien y eso requiere una intensidad muy grande. Y para hacer eso hay que implicarse con todo esto, porque si no, los relatos son muy efímeros. Hay muchos podcast (o aparentemente podcasts) de true crime que andan por las redes que son tíos contando una historia. Que está muy bien, pero eso lo escuchas dentro de un año y queda viejo, queda antiguo, queda achicletado, no tiene fuerza. Y para evitar la caducidad, para que eso perdure, para que tenga permanencia en boca, como los buenos vinos, hay que currárselo mucho narrativamente.

¿Qué significa que es usted el director?

Me gusta estar muy presente en todo. Ea dirección implica que antes de empezar un caso hablas con la gente. Cuando están dentro del caso, hablas con la gente. Cuando lo construyen, hablas con la gente, cuando te lo envían, hablas con la gente..., y siempre hay un ir y venir. Sí que es verdad que tengo la enorme suerte de que tengo un equipo impresionante con Neus Sala a pie de calle, investigando y cazando cosas. Pero tenemos un equipo muy amplio, 12 personas cazando casos por ahí . Y es un equipo muy bueno y eso te facilita muchísimo la dirección, pero sí que tienes que marcar una línea, el norte. Las decisiones finales son probablemente las más importantes, para bien y para mal. Me gusta que sea un producto muy mío y eso me obliga a estar muy presente. Sé delegar poco y esto duele...

¿Existe una tentación para caer en los crímenes más mediáticos?

Esa tentación existe por parte de muchos compradores de productos de true crime hoy en día, que se creen que si no es mediático no funciona. Los crímenes mediáticos están desgastados y ya se han contado mucho; en todo caso, hay que contarlos de otra manera. La gente lo que quiere, y a nosotros nos lo demuestra con los consumos que tienen de nuestros productos, es buenas historias bien contadas. Y en el bien contadas hay un ejercicio de investigación, de construcción, de narración, tan importante que eso se obvia, porque piensan muchos de estos compradores que comprando una idea de un crimen mediático ya lo tienen todo resuelto. No señor. El mediatismo tiene sentido para la información diaria, pero para el consumo tranquilo, que es lo que hacemos nosotros, no importa si es mediático, importa que sea una buena historia. Eso implica también que hay mucho producto que se considera true crime por ahí, pero eso no es true crime. ¿A quién tienes?, ¿quién te lo cuenta? ¿qué tienes de nuevo? Eso se cae. Eso es periodismo, que está muy bien, pero el periodismo ya se hizo en su día.

La primera vez que escuché un podcast, rápidamente busqué la imagen...

Para mí no hay elogio más bonito que el que me dio el presidente de la once en Cataluña. Me dijo «tú si pones luz a la oscuridad». Me lo dijo él, un ciego. Claro, ¿que intentamos? Que con nuestras descripciones tú veas. Claro que tu curiosidad te hace ir a buscar las imágenes. Eso está bien, pero seguramente tú consumes el podcast tranquilo, sentado en un sofá, pero yo te cuento el mío: consumo podcasts fregando platos o cocinando, o haciendo deporte. El podcast lo que te permite es estar contigo en momentos en que no hay manera de que tengas otra cosa. No puedes estar corriendo y leyendo un libro. El podcast es la compañía perfecta: no te molesta, no te interrumpe, no te juzga. Eres tú el que decide cuándo empiezas, cuándo sigues y cuándo acabas. Es una compañía insuperable. Se genera una complicidad entre el que te lo cuenta y el que escucha. Eso es magia, porque entonces forma parte de tu vida. Hemos comprobado que la gente nos consume con unos ciertos hábitos. La cantidad de gente que me dice que se van a dormir conmigo...; pero es que hay gente que me dice que se ponen mis podcast para no dormirse, para conducir, para largos trayectos. Hay gente que me dice que se programa trayectos en función de la cantidad de podcast que puede escuchar. Nosotros cuando construimos una historia, intentas que el oyente no necesite nada más que tu descripción y tus sonidos para que ahí quede esa comunión. La idea clave es poder trasladarte como oyente al lugar del crimen, que lo veas del mismo modo que lo está viendo el policía, que lo está investigando en ese instante, o que sufras del mismo modo que la madre de la víctima de El Chucán, que no llega su hija y que quieres saber dónde está, y quiere saber qué pasó. Y cuando escuches a esa madre, te sientas madre, te sientas víctima y todo eso hay que construirlo.

¿Qué caso destacaría de esta tercera entrega?

El crimen de los novilleros. Es muy peliculero. Todos son hijos míos, tienen cosas bonitas y todos nos han costado mucho. El de El Chucán es muy sorprendente porque parecía obvio para todo el mundo. De golpe y porrazo lo absuelven y al día siguiente el tío confiesa que fue él: Hostia, ¿qué ha pasado aquí? Además, ahí tenemos personajes muy directos que nos cuentan muy bien ese entorno de un productor de aguardiente de la Galicia profunda. Es muy «As bestas», si quieres, y eso es muy novelesco también, que es lo que buscamos. El rey del cachopo, que fue mediático en su momento, también tenemos gente muy cercana, tenemos una descripción de la investigación policial, que es un relato de película muy interesante. También Los novilleros: es un peliculón, y también tenemos personajes directos muy chulos y el poder de imaginar las periciales de cómo dispararon y luego cómo las distintas confesiones se van comiendo las unas a las otras. Es que no se acaba nunca. El crimen del rol es otro de los grandes crímenes de la historia criminal española, pero en este caso tuvimos que hacer varias reescrituras para rebajar la crudeza del relato, porque es muy bestia. Ahí la fuerza tenía que estar en intentar entender o acercarse a ¿Por qué matamos? No lo decimos y no lo analizamos, pero lo que contamos, permite al oyente ver la actuación de esos chavales, especialmente de Javier Rosado, y ver su diario. Y tuvimos que rebajarlo: queremos es que nos escuchen, no que huyan de nosotros.

¿La realidad supera la ficción?

Desde luego, la realidad es la mejor guionista que ha existido nunca y que existirá jamás. Siempre superará a la ficción porque, por el hecho de ser real, es más sorprendente. Cuando tú entras a ver una ficción, aceptas que te sorprendan. Los crímenes más atroces los comete siempre la gente más normal. Y esto es lo más sorprendente de todo. Estas situaciones son las que nos desencajan. Evidentemente, la mayoría de nuestros relatos, algunos muchísimo más, son susceptibles de convertirse en ficciones y tenemos muchas propuestas para ello, pero no damos abasto. Tenemos que ir paso a paso, primero la realidad. Pronto haremos ficción o participaremos en ficciones o aceptaremos las propuestas que nos llegan para que algunos de nuestros casos se conviertan en ficciones. Todo llegará .