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Entrevista

Roberto Leal: «Si alguien te puso ahí es para que lo hagas bien, y estés a la altura del resto»

No sólo de «Pasapalabra» vive el hombre y cada viernes conduce «El Desafío» en Antena 3

Roberto Leal hace doblete en Antena 3 Carlos Lopez AlvarezAtresmedia

«Todoterreno», es su apodo de guerra en el departamento de entretenimiento televisivo de Atresmedia, aunque Jorge Salvador le describió en la presentación de la tercera edición de «El Desafío» como «un seguro de viajes de esos de agencia». Lo que está claro es que no solo de «Pasapalabra vive el hombre, ni siquiera Roberto Leal.

¿En el programa los famosos luchan contra sí mismos ?

No deja de ser una competición y, aunque están compitiendo en un ranking, siempre quieren que salga bien para el compañero. Sí que notamos una evolución en cada uno de ellos, que empiezan compitiendo contra el otro, pero a medida que se van conociendo y van sufriendo, hay una metamorfosis que dicen espérate, «yo quiero que a esa persona le vaya tan bien como a mí, pero es que yo si he fallado, tengo que ver por qué es». Entonces empieza ese proceso de superación de cada uno de ellos. Es superbonito: he trabajado en muchos programas, pero nunca he tenido eso que se repite en cada edición de este: gente agradecida hacia una productora y que todos dicen «me ha cambiado la vida». Y no sólo a los concursantes, también a los invitados. Han hecho un reto que se ha trabajado durante mucho tiempo y el día del programa lo han ejecutado bien, y luego han seguido entrenando y ha seguido enganchado a esa disciplina, como el caso de Cristina Pedroche. Hizo un desafío de acrobacias en el aire con telas colgadas y ha seguido practicando en su casa. Este programa tiene ese punto noble de competición, sí; pero también de superación constante de uno mismo y al final te lo tienes que currar, pero siempre vas a salir siendo, no sé si mejor, pero sí una persona diferente, seguro. Te has demostrado que eres capaz de hacer cosas.

¿Y cuál es «El Desafío» de Roberto Leal?

Estoy muy contento, no te voy a engañar. Para mí el desafío es lo más parecido a un programa en directo. Me encanta trabajar en directo y sentir esa sensación de que se te puede ir algo de la mano en cualquier momento. Y aquí lo conseguimos porque se graba en falso directo, y no deja de ser un reto, aunque realmente el programa parezca que es el mismo, por la fórmula y la mecánica, cada edición es diferente, porque los concursantes no sabes por dónde van a salir. Y para un presentador te enriquece mucho. Estás con gente que se están dejando la piel y que están creciendo. Ves esa evolución y tú, sin darte cuenta, seguramente también la vayas teniendo. Mi perfil presentando el programa no es el mismo ahora que el de hace dos ediciones; también he evolucionado, aunque me sigue emocionando y sufriendo igual. Cuando arranca una edición me siento afortunado y privilegiado, (la tercera edición, quien me lo iba a decir ),y aquí vengo a divertirme. Si alguien te puso ahí es para que lo hagas bien y estés a la altura del resto

¿Tendremos que esperar a 10ª temporada para ver su apnea?

Es que me da mucho miedo. Ya lo he reconocido. Hubo un amago de intento la temporada anterior en la que faltaba una prueba por diseñar y me lo propusieron. Fui a entrenar un par de semanas y un poco más y me tienen que sacar con una grúa de allí. ¡Y no sé por qué!. Realmente hago deporte y me cuido, pero la apnea... tengo ahí un rollo con el agua que intentaré superar. Al final soy cabezota y si me lo pones lo terminaré haciendo, pero no va a salir de mí proponerlo. Y otra cosa es que cuando me lo proponga me coja con el cuerpo como que pa’lante, ¿no? Eso sí, durante el verano a todas la piscina que he ido lo hago sin decírselo a nadie... y salgo seco del agua.

¿Cómo se sufre más: haciendo llorar al cómico o sonriendo al que sufre?

No me gusta ver llorar a nadie, pero hay dos tipos de lágrima: la de la persona acostumbrado como Flo o El Monaguillo que lleva la vena cómica y de repente se rompe; eso es sorprendente y te puedes llegar a emocionar mucho con ello porque dices hostias, ¿qué ha pasado aquí? Si tu eres el hombre feliz. Pero claro, es una persona con sentimientos como cualquiera de nosotros, y aquí, digamos, que se quitan esa máscara. Pero a mí, lo que me emociona de verdad es cuando has visto que se han dejado la piel, que durante dos galas, por mala suerte o por nervios, no te sale, y luego lo consigues. Y ahí por poco sentimiento que tengas si eres un presentador que está metido en el programa y no pegado a un guión, te emocionas y sufres con ellos. Vives esos momentos de tensión y antes, en reuniones, y esos silencios que no sabes qué está pasando por su cabeza, no es un programa al que vayan de fiesta. Van para divertirse y pasarlo bien, pero también para currárselo y a demostrarse a sí mismo que sí están ahí es por algo.

Cuando se apagan los focos, ¿ejerce de confesor?

Yo trato siempre de que mi perfil como presentador sea en el programa que sea, sea lo más parecido a lo que luego soy en la vida real. Cuando se acababa el programa, siempre los viernes teníamos ese momento de “vamos a tomarnos algo todos juntos”. Y es muy bonito porque ahí es cuando conoces a la persona de verdad y te das cuenta de que luego lo que se ve en el plató tiene mucho que ver con esa persona: que son frágiles en determinado momento, que son muy divertidos; que son a veces más graciosos detrás de cámara que delante. Y eso es lo que va generando ahí una especie de no sé, de pozo, que luego en la siguiente gala a mí me ayuda mucho a acercarme de otra manera a ellos, porque ya se les conoce personalmente también y no solamente de forma física.

Póngale pruebas a Rafa y Orestes

A Orestes: la apnea. Creo que sería difícil que se callase. Y Rafa, que es más templao..., me gustaría verlo colgado de algún arnés, no por nada, le tengo mucho cariño, pero es del Betis. Mira, no, al revés, me gustaría que me colgasen de un arnés con él, conmigo por encima, que sería ahora mismo al contrario de lo que vamos ahora en la Liga.