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Industria

¿Por qué el último móvil de Huawei tiene el potencial para cambiar el veto de USA?

No solo por sus cualidades sino, principalmente, por su nuevo microchip y la caída que ha provocado en sus rivales.

Huawei está generando mucho movimiento con su último móvil MICHELE TANTUSSI

Durante años, Huawei ha sido uno de los principales innovadores en la industria e smartphones. Sus móviles se distinguían por una gran capacidad de procesamiento, muy buena batería y carga, un diseño cuidado y disputarle las mejores cámaras del mercado a Apple. Entonces llegó el veto de usar los servicios de Google y la imposibilidad de utilizar tecnologías de empresas estadounidenses. Y las ventas de Huawei cayeron drásticamente.

Lo extraño es que sus móviles mantuvieron la calidad y sus wearables también, a pesar de la notoria reducción en las ventas. Y lo más extraño es que la campaña surtió efecto y muchos creyeron que los móviles de Huawei no podían tener YouTube, acceder a Gmail, descargarse WhatsApp o navegar por las redes sociales. Y no es así. Básicamente, el único obstáculo es que no pueden acceder a la PlayStore y la galería de aplicaciones de Huawei es más bastante limitada. A eso se sumó que el acceso a microchips con conectividad 5G estaba vetado y dificultó aún más la presencia de Huawei en el mercado internacional.

Pasó casi un lustro de aquello y este año Huawei presentó, de forma muy silenciosa, su último móvil, el Mate 60 Pro. Aunque no está disponible en Europa y menos en Estados Unidos, en China vendió casi un millón de unidades en los primeros cinco días y se espera que venda un total de 15 millones solo en China, un éxito enorme si tenemos en cuenta que el tope de gama del iPhone 14, el Pro Max, vendió 16, 5 millones en un año y en todo el mundo. ¿Qué cambió? Básicamente que Huawei ha conseguido desarrollar, con el Mate 60 Pro, un dispositivo con velocidad 5G y que cuenta con un microchip fabricado en China que, según la firma canadiense de investigación de semiconductores TechInsights, cuenta con tecnología de 7 nanómetros: el Kirin 9000S. Y eso es algo que no se pensaba que fuera posible.

Desde que comenzó el veto a Huawei, Estados Unidos ha intentado obstaculizar el acceso de China a microprocesadores de última generación, señalando que si los tuviera podrían ser utilizados por el ejército chino. Y en esto USA tiene mucho peso debido a que la mayoría de los productos y tecnologías necesarias para la producción de microchips de alta gama están patentadas o pertenecen a este país.

Por ello, la llegada del Kirins 9000S sorprendió tanto. El proceso de grabar chips tan avanzados suele implicar una técnica llamada litografía EUV y todas las máquinas que lo llevan a cabo son aliadas de USA y respetaron el veto, voluntaria o involuntariamente. Pero TechInsights cree que el microchip del nuevo teléfono Huawei fue suministrado por Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), una empresa con sede en Shanghai.

Cómo lo consiguió (por medio de equipos antiguos adaptados o burlando el veto) es algo que no importa tanto, sino que ya lo ha hecho y que a partir de ahora las consecuencias del veto pueden resultar igual de perjudiciales para asiáticos como para Estados Unidos.

Julian Mueller-Kaler, del Centro Stimson (un grupo de expertos en política internacional no partidista), señaló en una entrevista que “las sanciones son inútiles porque las restricciones solo están empujando a China a desarrollar su propia tecnología en lugar de depender de las importaciones, lo que puede retrasar su progreso pero ganará”.

A esto hay que sumarle que la Asociación de la Industria de Semiconductores también se ha pronunciado al respecto: “Las empresas estadounidenses de semiconductores dependen de un “círculo virtuoso” de innovación que incluye grandes inversiones en investigación y desarrollo y acceso a los mercados globales. La Oficina de Industria y Seguridad (BIS por sus siglas en inglés) debería emitir una licencia general temporal para las cuatro fábricas multinacionales de semiconductores que operan en China. Esta acción reduciría significativamente la incertidumbre y permitiría una planificación empresarial más eficaz”. En pocas palabras, si el veto no se rompe, se venderán menos microchips y la inversión (es decir, el avance tecnológico) caerán. La industria de los semiconductores necesita a China, un país con más de mil millones de usuarios de móviles.

Tanto es así que mientras el Mate 60 Pro aumenta sus ventas en China, Apple, que depende del gigante asiático para un 20% de sus ventas, las reduce notoriamente. En parte porque China ha prohibido a sus empleados del gobierno usar iPhone y también porque circula el rumor de que esta prohibición se extendería a trabajadores de empresas estatales. Esto ha hecho que el valor de Apple cayera casi 200.000 millones de euros, casi un 7%, en apenas dos días, ya que los inversores temen que la empresa se haya convertido en el último coletazo de la rivalidad entre Estados Unidos y China.

La llegada al mercado del nuevo microchip en el Mate 60 Pro tiene el potencial de cambiar el veto porque las consecuencias del mismo ya están afectando a empresas estadounidenses que comienza a alzar su voz, al igual que sectores de la industria que señalan, claramente, que necesitan el mercado chino.