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Del movimiento 4B a la corriente Decenter Men. Por qué hay mujeres que quieren borrar a los hombres de sus vidas como acción política o por salud mental

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Una señal de 'prohibidos hombres' dejada en el suelo de la Place de la Republique de París en apoyo de Gisele Pelicot en septiembre pasado.
Una señal de 'prohibidos hombres' dejada en el suelo de la Place de la Republique de París en apoyo de Gisele Pelicot en septiembre pasado.FOTO: GETTY IMAGES

La idea es más vieja que el tebeo, mucho más, de hecho. Vamos, que en el 411 a.C. Aristófanes ya la usó en su comedia Lisístrata, donde las mujeres de los laconios, para intentar forzar el final de la guerra con los atenienses, se van de sus casas y se ponen en huelga sexual. Al final, ganan la partida (perdonen ustedes el spoiler) y los laconios, víctimas de una generalizada y al parecer muy dolorosa erección, en vez de entregarse masivamente a la masturbación, aceptan negociar la paz con los atenientes.

La huelga sexual se ha usado también en nuestra historia reciente, en distintos países, como una forma de activismo pacífico. En Liberia, en 2003, fue clave para alcanzar la paz en la guerra civil y le valió a su promotora, Leymah Gbowee, el Premio Nobel de la Paz. También se han emprendido, con éxito desigual, huelgas sexuales en Colombia, Turquía, Kenia, Ucrania, Filipinas, Japón...

De todos los movimientos que utilizan estas técnicas de borrado de hombres, el más actual y sistematizado es el que se generó en Corea del Sur en 2017 llamado Movimiento 4B, contracción esta última que se refiere a la expresión 'cuatro noes'. La B se refiere a la inicial de las palabras coreanas para los conceptos matrimonio, maternidad, romance y relaciones sexuales. El eje de este movimiento, de carácter feminista, no se originó en un hecho en concreto, sino por una suma de ellos: un asesinato sexista, la proliferación de grupos misóginos en redes sociales o los ecos del movimiento Liberarse del corsé contra la opresión de las mujeres (que entre otras cosas reclama la ruptura con la dictadura de la belleza que oprime -muy especialmente- a las coreanas. De hecho, se trata del país con mayor número de operaciones de cirugía estética).

Vale: ¿y qué propugna exactamente el movimiento 4B? Abrazar la soltería, rechazar la maternidad (lo cual, en el país con la tasa de fertilidad más baja del mundo tiene un significado especial) y renunciar a las relaciones de pareja y las sexuales, por considerarlas cómplices de las políticas pronatalidad del Estado coreano, que a las seguidoras del movimiento les parecen la máxima expresión del patriarcado. En su manifestación más extrema, el 4B es un movimiento feminista misándrico, homofóbico y transfóbico.

Hasta aquí, Corea. Y de repente, aunque se viera venir, Donald Trump gana las elecciones en la otra punta del orbe.

Y entre las mujeres estadounidenses empieza a cundir la idea de que, tal vez, la mejor forma de contraatacar a Trump sea dejando a sus votantes varones sin sexo, cariñitos y, en general, casito.

Durante las últimas semanas, los medios de comunicación del país americano han empezado a hacerse eco del creciente interés por el movimiento 4B entre las jóvenes liberales de la generación Z, expresado especialmente en TikTok. El mensaje general: las mujeres están cabreadas y hartas de que sus parejas voten a un hombre declarado culpable de abuso sexual (el año pasado, a la columnista E. Jean Carroll) y que de momento se ha cargado la protección estatal al derecho al aborto. La decepción tras descubrir que el voto femenino (alrededor del 45% de las mujeres votaron a Trump) había colaborado decisivamente a ponerlo por segunda vez en la Casa Blanca y que la supuesta hermandad de las mujeres en la que confiaban era una patraña -ni siquiera los comentarios misóginos vertidos en los mítines conservadores, incluido el ya mítico "soy el protector de las mujeres, les guste o no a las mujeres" desmotivaron a sus votantes-ellas- ha sido la guinda que ha llevado a muchas a determinar que su única herramienta de presión son ellas mismas. Y que lo que ellas pueden hacer por sí mismas es alejarse de los votantes de Trump, incluidas sus parejas.

La periodista y activista feminista Mara Mariño (su último ensayo: Todo lo que mi novio debe saber sobre feminismo, en Plaza & Janés) no cree, en cualquier caso, que el 4B coreano sea extrapolable a Estados Unidos. "Creo que el marco de los dos países es muy diferente. En Corea del Sur ha habido una reflexión y un momento de realización de la desigualdad entre ser hombre o mujer en la sociedad que ha llevado a que ese movimiento se consolide. Que en Estados Unidos se haya popularizado el concepto no significa que vaya a darse de la misma manera que en Corea del Sur. Habrá una respuesta de las mujeres a Trump y veremos un movimiento feminista que tendrá que organizarse para la lucha que se aproxima por los derechos de las mujeres (como es el caso de la legalidad del aborto), pero no creo que vaya a ser una calcomanía del 4B surcoreano. Sí puede que sirva de inspiración o motivación para las estadounidenses de cara a desarrollar movimientos sociales organizados a modo de protesta, que el 4B les da un 'manual de instrucciones', pero de cara a llevarlo a la práctica, de acuerdo a su situación y entorno, será un movimiento que compartirá el apoyo hacia las mujeres, pero con un desarrollo que será completamente distinto".

Voces en contra de un movimiento excluyente

A la catedrática de Educación Artística y experta en feminismo Marián López Fdez. Cao, el movimiento 4B no le parece, precisamente, la mejor fórmula para abordar el problema de la desigualdad. "Tenemos que repensar el feminismo desde la inclusión, no desde la exclusión", dice. "No me parece adecuado, sinceramente, y mucho menos conveniente. Si la sociedad se va a dividir entre hombres y mujeres enfrentadas unos con otras y otras con unos, poco tenemos que hacer y eso causará más dolor, más rabia y más desconcierto en las nuevas generaciones. El feminismo surgió por parte de mujeres que exigían la condición de ciudadanas e igualdad de derechos, pero también por parte de hombres que deseaban desafiar los mandatos de género, que no querían una masculinidad violenta. No creo en los esencialismos de género, por lo que no creo ni en la bondad absoluta de las mujeres por ser mujeres ni en la maldad absoluta de los hombres por ser hombres. Creo en la condición humana como seres en relación, como seres cuidadores que somos por nuestra propia condición humana".

La catedrática e investigadora ve peligroso el impacto que este tipo de posiciones radicales no incluyentes en los chicos jóvenes: "Me preocupa la radicalización de algunas posiciones de estos chicos jóvenes con respecto al feminismo polarizante que parece que los expulsa y criminaliza. El feminismo siempre ha incluido a los niños, a los jóvenes, a los hombres adultos, porque como seres humanos debemos desafiar etiquetas, mandatos y roles. Ver qué de patriarcado hay en nuestra construcción psíquica, tanto si somos hombres como si somos mujeres, qué estructuras de poder nos construyen".

Autoayuda para eliminar a los hombres de tu vida

Pero cancelar a los hombres, de forma individual o colectiva, no es tan fácil. Menos mal que al interés por el movimiento 4B le ha aparecido una estrategia cómplice que podría resultarle muy útil denominada Decenter Men (que vendría a significar apartar a los hombres del foco, del centro). Prueba del interés que despierta son los más de 24 millones de post que lleva generados en TikTok.

Los foros de Reddit andan también animadísimos con la cuestión. Un usuario que pregunta por ello recibe una respuesta muy clara de una mujer que le cuenta su propia experiencia centralizada: "Para mí, como mujer mayor de la Generación X, descentrar a los hombres significa aprender a anteponer mis intereses a los suyos. Toda mi vida me enseñaron a anteponer las necesidades y deseos de un hombre a los míos. Primero fue mi padre, luego mi marido. Muchas de mis compañeras vieron que sus hermanos recibían un trato preferencial. Si hubiera descentrado a los hombres en mi juventud habría resistido la presión de mi prometido y mis padres para casarme. No habría dejado la universidad. Le habría dicho a mi prometido que si quería casarse conmigo tendría que esperar tres años hasta que terminara la carrera. Entonces hubiera insistido en esperar para tener hijos hasta que me hubiera establecido profesionalmente. Las ramificaciones financieras de las decisiones que tomé en mi juventud han sido ENORMES. Y se han vuelto aún más evidentes a medida que me acerco rápidamente a la edad de jubilación. Eso sí, aprendí de ello y animé a mi hija a actuar de manera diferente. Recientemente completó su maestría en el campo STEM y yo no podría estar más orgullosa".

Pero para sus ideólogas, el Decenter Men va mucho más allá. Es una actitud ideológica, pero tiene muchas implicaciones psicológicas. Cómo descentrar a los hombres: con pasos reales y formas de lograrlo: empoderar a las mujeres para recuperar sus vidas de las garras del patriarcado es el título que Nthabiseng Morudu le ha dado a su particular manual de instrucciones. En él se propone enseñarte a: cultivar el amor propio, la autoestima y la confianza en ti misma; hacer valer tus derechos y necesidades en tu vida personal y profesional; perseguir tus sueños y aspiraciones sin buscar la aprobación masculina; fomentar la solidaridad y la cooperación entre las mujeres; desafiar las normas y estructuras patriarcales, y, por fin, crear una sociedad más equilibrada, equitativa e inclusiva.

Mara Mariño le quita hierro al tema y apela al sentido común. "Gracias al avance del feminismo en España, muchas mujeres han llegado a ese punto de autoestima e independencia en el que saben que su vida no está menos completa por no tener un hombre al lado (lo que demuestran las investigaciones de la socióloga Maike Van Damme, quien comentaba que un tercio de las mujeres formadas y con valores igualitarios está soltera por no dar con hombres que compartan esas dos características). Esto también va de la mano del hecho de que, muy lentamente, se está dando un cambio en los roles masculinos... Quiero pensar que cada vez somos más capaces de relacionarnos con los hombres de nuestro entorno desde el mismo plano. Cuidamos nuestro propio bienestar, metas y deseos, pero tenemos esa empatía y reciprocidad de que no hay que pisar al de al lado, lo que significa que vamos a tener vínculos más satisfactorios (en pareja, pero también en el trabajo, con las amistades o incluso en la familia)".

Y con el deseo qué hacemos

Si en algo coincide toda conversación sobre el Decenter Men es, al final, en apartar a los hombres del foco central de tu vida y en su lugar, ponerte a ti (reclamar la propia narrativa) y en todo caso a las otras mujeres, lo que nos trae de vuelta la sororidad (esa que, como hemos visto, ha quedado tan en entredicho en las pasadas elecciones estadounidenses) como valor significativo. Entre las herramientas para ese 'reenfocarse' hay quien aboga por usar el celibato. Al menos, durante un tiempo, en plan terapia. La creadora de contenido Jasmin Siri tiene un vídeo en YouTube donde cuenta su experiencia de celibato y cero citas durante un año y nueve meses. "No quería hombres porque de mis experiencias de la época no había salido nada positivo", explica, y añade: "Y me alegra mucho haberlo hecho porque espiritualmente necesitaba estar conmigo misma y establecer una mejor base para ser mejor socio en mi siguiente relación cuando decidiera que ya estaba lista. Quería estar más presente en mi propia vida, iba a necesitar más energía, así que en lugar de invertirla en una relación con otra persona luchando para que me entendiera... decidí que era importante invertir ese tiempo y energía en mí".

Tomar distancia del mundo de la pareja es una opción cada vez más defendida por las mujeres jóvenes, incluidas celebrities como Emily Ratajkowski, Britney Spears o Drew Barrymore. En inglés se ha acuñado incluso una expresión 'boy sober' para referirse a esos periodos de abstinencia. En cuanto a la pregunta, inevitable, de qué narices hacemos con el deseo, en la mítica sección Modern Love del New York TimesJasmine Browley, que titula el testimonio I Decentered Men. Decentering Desire for Men Is Harder resulta de lo más reveladora al respecto. Hay asuntos que, por mucho que tú te mentalices, parece que nunca tendrán solución. Así que acabarás yéndota a la cama contigo misma. Cosa que, por otra parte, de cumplirse las profecías de Bryan Sykes, profesor de genética y autor del libro 'La maldición de Adán', podría hacerse forzosamente natural dentro de 125.000 años, ya que según él, el destino del cromosoma Y, el masculino, es desaparecer.

Hasta entonces tenemos tiempo más que de sobra para darnos cuenta de que la negociación siempre es una estrategia mejor que la confrontación y que la secesión. Esta periodista (me encanta esta fórmula tan anticuada para referirse a quien escribe) cree, no obstante, que tras milenios de subordinación, las mujeres tienen todo el derecho del mundo a sentirse enfadadas y hartas. Si el Decenter Men puede servirles a algunas, como la huelga sexual les sirvió a las laconias y a las liberianas, para acabar firmando la paz, pues bienvenido sea.