Historia

Historia

Stonehenge: El misterio sigue

Descubren que los autores del monumento más misterioso de la historia quizás viajaron cientos de kilómetros junto con las rocas gigantescas usadas en la construcción

Imagen del monumento megalítico Stonehenge situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire (Inglaterra) / Ap
Imagen del monumento megalítico Stonehenge situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire (Inglaterra) / Aplarazon

Descubren que los autores del monumento más misterioso de la historia quizás viajaron cientos de kilómetros junto con las rocas gigantescas usadas en la construcción.

Llevan allí miles de años. Y desde al menos un siglo, además, han recibido el escrutinio preciso de los investigadores, la atención del público, la admiración de millones de personas. Aun así, siguen siendo en parte un gran misterio. Las estructuras pétreas y rituales de Stonehenge, el monumento megalítico más famoso del mundo, sigue reservando algunos secretos. Un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford quiere ahora arrojar luz sobre algunas de estas incógnitas. Sobre todo pretende dar alguna pista acerca de una de las mayores incógnitas que envuelven al conjunto votivo: quiénes fueron los que lo construyeron, cómo eran, de dónde venían, por qué lo hicieron.

Su investigación, publicada en «Scientific Reports», sugiere que un grupo de humanos enterrados en la región británica de Wessex se había desplazado desde remotos lugares de las montañas Preseli de Gales (a 255 km de distancia) y, probablemente había transportado las piedras originales de las primeras fases del monumento. Las investigaciones, dirigidas por expertos de Oxford en colaboración con analistas de la Universidad Libre de Bruselas y el Museo Nacional de Historia Natural de París, ha utilizado datos obtenidos por la medición de radiocarbono con nuevas tecnologías de imagen aplicadas a la investigación arqueológica.

Lo cierto es que buena parte de la investigación relacionada con este fascinante conjunto de rocas monumentales se ha centrado tradicionalmente en responder a cómo y para qué fue levantado. Pero es menos habitual encontrar datos relevantes sobre «quién» lo hizo. El problema principal al estudiar la autoría de estas obras que la mayor parte de los cuerpos de los habitantes de la zona en aquella época fueron incinerados después de su muerte de modo que ha sido muy difícil extraer información fidedigna sobre los pobladores del lugar en ese tiempo mítico.

Los nuevos trabajos ahora publicados se basan en que los cadáveres incinerados aún retienen parte del contenido de isótopos de estroncio de los huesos. Si se rastrea el trazo de este compuesto químico es más fácil averiguar de dónde procedían las personas que allí fueron incineradas y enterradas.

El equipo de científicos analizó los restos de 25 individuos enterrados en las proximidades del monumento. Todos los restos, en realidad, fueron extraídos en excavaciones de piras funerarias que se realizaron en los años 20 del siglo pasado. Todas ellas estaban bajo el suelo de la circunferencia interior de Stonehenge.

Buena parte de la información química que contenían los retos humanos allí hallados demuestra que cerca de la mitad de los individuos allí enterrados no eran originales de la zona de Stonehenge. De hecho, las cantidades de isótopos de estroncio encontradas en sus restos se parecen mucho a las de restos humanos hallados en zona más occidentales de la isla británica, incluyendo el Gales de Oeste. Precisamente, se sabe que las rocas originales de los primeros edificios levantados en Stonehenge proceden de esas áreas occidentales. Esta conexión química sugiere que el oeste Gales es el origen no solo de las piedras que componen parte del monumento, sino quizás también de los pobladores que lo levantaron.

Hasta ahora solo se había demostrado una conexión con las regiones del oeste en cuanto a las rocas. Pero es la primera vez que se establece también el origen occidental de los creadores del complejo.

En el Neolítico tardío, parece que existía un fluido tránsito de individuos y mercancías lo cual supone una evidencia hasta ahora desconocida de la capacidad de comunicación por tierra que tenían los habitantes de Europa hace 5.000 años. Eran capaces de desplazarse largas distancias portando rocas gigantescas.

Stonehenge sigue siendo un punto de atracción para amantes de la arqueología y del misterio. Pero también puede ser un nodo de información único para desterrar algunos mitos sobre el pasado del ser humano. Es evidente que no existían en la prehistoria británica autovías ni vehículos de transporte de materiales pesados, pero de algún modo los habitantes de la zona pudieron viajar cientos de kilómetros portando rocas de tamaño increíble con algún fin quién sabe si premeditado. ¿Cuál era ese fin? El misterio continúa.