Relevo

Los retos a los que se enfrenta José Manuel Miñones, nuevo ministro de Sanidad

En nuestro país, las listas de espera quirúrgica marcan récords históricos. El acceso y la aprobación de tratamientos innovadores tampoco es motivo de orgullo

Una profesional trabaja en una oficina de farmacia
El retraso en la llegada de fármacos crece cada añoAlberto R.RoldánLa Razón

José Manuel Miñones Conde será el nuevo ministro de Sanidad, en sustitución en el cargo de Carolina Darias, que deja el cargo, tras más de dos años, para centrarse en la carrera electoral a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, el 28 de mayo. Así lo ha anunciado este lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una declaración institucional, quien ha felicitado a Miñones Conde, licenciado en Farmacia y quien hasta ahora ocupaba el cargo de delegado de Gobierno en la Galicia. La salida de Darias como titular de Sanidad deja a su sucesor varios retos y demandas para cumplir en esta legislatura. Uno de ellos es la grave crisis que atraviesa la Atención Primaria en toda España que vive sus peores momentos desde su creación en la década de los 80. Los profesionales sanitarios, y no solo en Atención Primaria, denuncian que están "agotados" y que sus condiciones laborales no han hecho más que empeorar desde la pandemia de Covid-19, en la que se vieron sobrepasados por la gran carga asistencial. Una acuciante situación que ha producido una multitud de movilizaciones y huelgas por todo el país.

Reducir el número de pacientes en lista de espera

Otro de los retos pendientes es reducir el número de pacientes en lista de espera para una cirugía que se ha disparado de forma dramática en España desde que Pedro Sánchez se convirtió por primera vez en presidente del Gobierno. En junio de 2018, cuando el líder socialista resultó vencedor de la moción de censura presentada en el Congreso de los Diputados contra Mariano Rajoy, 584.018 enfermos de todo tipo de dolencias aguardaban pasar por el quirófano en alguno de los hospitales de nuestra geografía después de que el especialista les prescribiera la intervención. Ese era el balance sanitario que dejó el PP después de seis años de gestión estatal a sus espaldas.

Cuatro años después, con las últimas cifras oficiales disponibles, correspondientes a junio de 2022, nuestro país registra 742.518 enfermos en esa situación. En ese intervalo de tiempo de gobierno de coalición izquierdista, la cifra ha crecido en 158.500 personas o, lo que es lo mismo, un 27,1%. Así figura en el sistema de información sobre listas de espera en el Sistema Nacional de Salud (SNS) que el Ministerio de Sanidad actualiza cada seis meses. De acuerdo con los datos oficiales, el aumento del número de pacientes en espera de una intervención quirúrgica se ha producido prácticamente en todas las regiones, con las excepciones de Castilla-La Mancha, en donde la cifra ha caído en estos cuatro años en 3.440 enfermos; la Región Foral de Navarra, en donde descendió en 1.186, y en la ciudad autónoma de Ceuta, con 212 ciudadanos menos en esta situación.

Las listas de espera constituyen una de las principales herramientas para medir el estado de salud real de un sistema sanitario, al afectar a todos los niveles asistenciales y también a todas las especialidades médicas. Según los principales expertos que las analizan, más importante quizás que la cifra total de pacientes que aguardan una cirugía es el tiempo que han de hacerlo para pasar por el quirófano. Este parámetro también ha empeorado notablemente desde la llegada de Sánchez al poder. De acuerdo con las estadísticas recopiladas por el Ministerio de Sanidad, el PP salió del Gobierno dejando una demora media para una operación en el conjunto del país de 93 días. Cuatro años después, el tiempo se ha disparado hasta los 113 días, lo que suponen 20 días más. Sin embargo, la situación es mucho peor en algunas regiones, sobre todo las regidas por el PSOE y/o sus socios de Gobierno en esta legislatura.

Retraso en la llegada de nuevos medicamentos

A este grave problema estructural, hay que sumar otro de consecuencias funestas para los pacientes: el retraso desmesurado en la llegada a los centros sanitarios de los nuevos medicamentos. Aunque viene de largo, este problema se ha agudizado también desde que Sánchez accedió al Gobierno. Los datos en poder de LA RAZÓN revelan que cuando el PP dejó el Ejecutivo como consecuencia de dicha moción, la incorporación de fármacos innovadores contra muchos tipos de enfermedades acumulaba un retraso medio de 385 días desde que los autorizaba la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) o su homóloga en España. Tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, el plazo se ha dilatado hasta los 517 días de media o, lo que es lo mismo, casi 1,5 años. Son, por tanto, 132 días más que los registrados al final del periodo anterior.

El informe anual «Indicadores de acceso a terapias innovadoras en Europa (WAIT Indicator)», elaborado por la consultora Iqvia para la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Epfia), da fe de este retraso y soslaya que «el nivel de acceso a los nuevos tratamientos en España es inferior al de los países de nuestro entorno cercano», un problema que, apunta, «se agrava cada año». Los datos de esta consultora especializada revelan en concreto que en el periodo 2017-2020 el tiempo medio que transcurría desde que un nuevo fármaco era aprobado por las autoridades regulatorias hasta que estaba disponible para su uso en Alemania era de apenas 133 días; en Francia, de 240 días; en Inglaterra, de 340 días, y en Italia, de 429 días. Todos ellos lejos de la marca alcanzada en España en 2020, que fue de 453 días, produciéndose otro gran salto hasta los 517 días justo un año más tarde.

El estudio de Iqvia se centra también en lo que se denomina disponibilidad de los nuevos medicamentos, que es el número de los que se incluyen finalmente en la financiación pública y se ponen a disposición de los pacientes. Según las conclusiones, el porcentaje en España es el más bajo de los grandes mercados europeos. En concreto, en España están disponibles 85 de los 160 fármacos aprobados en la Unión Europea (UE) en el periodo 2017-2020, periodo que coincide básicamente con el asentamiento de Pedro Sánchez en el poder. En Alemania, la disponibilidad es del 92% de los fármacos autorizados en la UE –147 medicamentos–; En Italia, del 79% –127 medicamentos–; en Inglaterra, del 68% –108 fármacos–; y en Francia, del 66% –105 medicamentos–.

Por si fuera poco, España tiene también el mayor porcentaje de disponibilidad restringida, con un 41%. Esto que equivale a decir que del 53% de los medicamentos disponibles en nuestro país sobre el total de autorizados en Europa, cuatro de cada diez lo están en España con algún tipo de restricción de acceso. La disponibilidad restringida es muy inferior en otros países de Europa. En Alemania, apenas alcanza el 1%; en Italia, el 13%; en Francia, el 15%, y en Inglaterra, el 39%.