Jorge Alcalde
¿Qué órgano humano es el que consume más energía?
El cerebro humano medio pesa entre 1.300 y 1.600 gramos y si su superficie estuviera extendida, ocuparía un área de entre 18.000 y 22.000 centímetros cuadrados
El cerebro humano medio pesa entre 1.300 y 1.600 gramos y si su superficie estuviera extendida, ocuparía un área de entre 18.000 y 22.000 centímetros cuadrados (posiblemente no cabría en el suelo de mi cuarto de baño).
El cerebro humano medio pesa entre 1.300 y 1.600 gramos y si su superficie estuviera extendida, ocuparía un área de entre 18.000 y 22.000 centímetros cuadrados (posiblemente no cabría en el suelo de mi cuarto de baño).
Se cree que en su interior alberga entre 22.000 y 100.000 millones de neuronas. La verdad es que el abanico es muy grande, pero hay estudios científicos para todos los gustos en este sentido.
Aunque supone solo el 2% del peso medio de una persona adulta, el cerebro consume más del 20% de la energía que generamos (unos 20 watios al día con una dieta de 2.400 kilocalorías). El principal combustible de nuestro órgano pensante es la glucosa. Sí el cerebro es un glotón y, además, caprichoso. Si deja de recibir alimento durante solo diez minutos, empezarán a producirse en él daños irreversibles. Ningún otro órgano del cuerpo tiene una dependencia energética tan urgente.
Esto sucede porque, en realidad, el cerebro es una máquina en funcionamiento casi pleno las 24 horas del día los siete días de la semana. Eso no quiere decir que en cada momento de nuestras vidas el cien por cien de nuestras neuronas esté trabajando a la vez, pero los neurólogos han podido demostrar que usamos prácticamente la totalidad de nuestro órgano más preciado y, lo que es más importante, lo hacemos prácticamente la totalidad del tiempo.
En el simple acto de levantase del sofá para servirse un refresco, el Homo Sapiens pone en marcha los lóbulos occipital y parietal, el córtex sesomotor, los ganglios basales, el cerebelo y el lóbulo frontal, por lo menos. Una cascada de descargas neuronales recorre todo el cerebro humano en los pocos segundos que dura el acto de volcar la botella sobre el vaso con la inclinación correcta, en el momento exacto y con el pulso necesario para no derramar ni una gota fuera del recipiente.
¿Tiene entonces el cerebro a pleno rendimiento? Probablemente, no. En realidad ningún músculo del cuerpo se utiliza a plena potencia casi nunca (es incluso dudoso que lo consigan a menudo los atletas de élite en competiciones tan competitivas como unos juegos olímpicos), pero sin duda todo el aparato nervioso del órgano intracraneal está a nuestra disposición siempre que lo requerimos.
¿Puede funcionar un coche con zanahorias?
A todas las cualidades de la zanahoria, cabe ahora añadir una más: sus desechos se pueden transformar en biocombustible. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en Argentina ya lo han conseguido. El proyecto arrancó en 2013 para dar una salida al excedente de zanahorias en la localidad de Santa Fe. Esta hortaliza está compuesta en un 80% de agua, pero si seguimos en orden decreciente, aparecen los azúcares –casi su totalidad fermentables y viables para transformarse en alcohol–, luego las fibras y los carotenos. Con cada cien toneladas de zanahoria puedan producirse 5.000 litros de alcohol (con un precio de un dólar por litro), 20 kilos de caroteno (entre 750 y 1.000 dólares por kilo) y 3.000 kilos de fibra (a 15 dólares el kilo), lo que la hace mucho más rentable de lo pensado.
¿Produce electricidad la piel humana?
Hay en la piel y el cabello dos tipos de melanina: la eumelanina y la feomelanina en diferentes proporciones. Es lo que hace que nuestros cabellos sean rojizos o de tonos dorados y lo que da tonalidades diferentes a la piel humana. Desde hace mucho tiempo los científicos saben que la eumelanina puede conducir la electricidad. Pero en su forma natural no es lo suficientemente conductora. Un grupo de expertos italianos ha publicado un estudio en el que describe un proceso innovador que mejora notablemente la conductividad de la eumelanina. Los seres humanos y otros organismos no reaccionan a la eumelanina, lo que significa que podría usarse para cubrir implantes que necesitarán la transmisión de energía eléctrica.
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